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Cumplir promesa de Bachelet implicaría un fuerte aumento de gasto fiscal y una reforma tributaria

Iván Weissman S
Por : Iván Weissman S Editor El Mostrador Semanal
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Fue su acto público inaugural y ya marcó la pauta: la ex Presidenta Bachelet prometió que el primer proyecto que enviará al Congreso Nacional si es que resulta electa será para poner fin al lucro y avanzar hacia un educación gratuita en todos sus niveles: "la educación no puede ser un negocio".

Sus palabras hicieron que economistas en los bancos, corredoras, institutos públicos y de gobierno comenzaran a hacer las sumas y calcular sus costos.

Y aunque no hay mucho material con el que trabajar —la ex Presidenta no dio detalles y nuevamente rehusó hablar con la prensa— hay consenso en varios aspectos, siendo el principal el que cumplir la promesa necesitará un fuerte aumento del gasto público y una reforma tributaria significativa.

"En Chile existe un consenso desde el retorno a la democracia de seriedad macroeconómica y cualquier política pública que implique un aumento del gasto permanente, debe tener claras fuentes de financiamiento. Por lo que cumplir una promesa de la envergadura de la que hizo Bachelet va a requerir aumentar el gasto fiscal en una manera significativa y para financiar eso no bastará con crecimiento. Se va a necesitar una reforma tributaria", es la opinión de un economista cercano a la Concertación y que fue parte de una de sus administraciones.

De acuerdo al instituto Libertad y Desarrollo (LyD) y usando los datos del OCDE, tan solo para financiar todas las matrículas y aranceles de los alumnos matriculados este año en educación superior el costo habría ascendido a US$ 6.000 millones, o sea alrededor de 2 % del PIB.

Para el instituto el cálculo es demasiado optimista. "Sin duda estos números son una subestimación, puesto que un precio nulo para los estudiantes generaría una distorsión en la duración de las carreras" y confirman que "la idea de que la educación superior sea gratuita para los estudiantes es un gasto no sólo injustificado y una mala política pública, sino también es un costo desproporcionado para el Estado. Para tener un orden de magnitud, puede ser útil señalar que el costo de la gratuidad de la educación superior representaría más del 90 % del Gasto Público en educación preescolar, primaria y secundaria, y algo así como el 70 % del presupuesto en salud".  

Y hay que tener en cuenta que los cálculos de LyD son sólo para la educación superior. Financiar el resto del sistema —educación preescolar, primaria y secundaria— podría requerir hasta un 50 % más, de acuerdo a cálculos preliminares de un economista que trabajó en el gobierno actual y que ahora es ejecutivo de uno banco local.

Dice que la falta de detalles torna difícil hacer estimaciones más específicas, pero se pueden realizar estimaciones macro.

"Al vuelo y usando cifras que analizamos durante el conflicto estudiantil en 2011 y 2012, para financiar lo que propone Bachelet estamos hablando de casi US$ 10.000 millones en gasto adicional, eso representa cerca de 3 % del PIB".

Un estudio de la Universidad de Chile realizado por el departamento de Políticas Publicas en 2011 estimó que para realizar las reformas al sistema y financiar las demandas en educación requerirían un aumento de entre 1,4% hasta el 2,2% del PIB y reforma tributaria.

Esas demandas y reformas no incluían la opción de una educación gratuita a todos los niveles, por lo que las cifras son conservadoras si se quisieran aplicar a lo que prometió la ex Presidenta ayer.

El documento “Costos y Financiamiento de las propuestas de Reforma de la Educación en Chile”, explica que "en el caso de la educación preescolar se estima el costo de aumentar la cobertura según diversos escenarios de población objetivo y metas. En el caso de la educación escolar, lo más significativo corresponde a la duplicación del monto de la subvención, como propuso el actual gobierno en mayo del 2010, o el aumento de los sueldos de los profesores hasta alcanzar un nivel equivalente a los profesionales mejor pagados del sector público, como lo propuso la Concertación. En la educación superior, es factible de estimar el costo de reducción de la tasa de interés del Crédito con Aval del Estado a un 2 % y mayores becas para los estudiantes de hogares del 40 % de menores ingresos, recientemente propuestas por el gobierno, o la propuesta de la Concertación de ofrecer una educación superior gratis al 60 % de menores ingresos o 70 % en el caso de los estudiantes. También resulta factible estimar el costo de aumentar los aportes basales a las universidades públicas".

La fundación Educación 2020 tiene sus propias cifras. Según la organización, para financiar la reforma educativa que propone (y que tampoco incluye la opción de educación gratis a todos los niveles) se requieren US$ 5.353 millones por sobre el gasto corriente del 2012 e inversiones por una sola vez del orden de US$ 1.268 millones.

Este año se estima que el gasto en educación equivaldrá al 4,3 % del PIB en 2013 y representaran el 20 % del presupuesto. El total, sumando lo que se recaudará por la reforma tributaria en régimen, será de alrededor de US$ 12.500 millones.

Aun con el aumento, Chile todavía está por debajo del promedio de los países OCDE, que llega al 5,8 %.

Qué tipo de opciones se barajan para financiar la promesa de Bachelet: reforma tributaria es la más discutida. Una que aumente los impuestos a las empresas entre el 20 % y 25 %, según cálculos de una corredora. En el pasado también se habló de impuestos específicos a la educación, atacar el FUT como fuente de financiamiento y aumentar el royalty a la minería. La ex mandataria sabe que lo que se viene será difícil . En su discurso de ayer advirtió que si no tiene el respaldo del Parlamento la tarea será complicada: "Para hacer realidad esta reforma educacional, como otras reformas, no basta con la voluntad de un gobierno. Requerimos de una amplia mayoría parlamentaria para realmente propiciar cambios que son indispensables en nuestro país”, concluyó.

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