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Tenedores millonarios de «bitcoins» sufren golpe por caída del valor de la moneda virtual


Mucha gente ha perdido algunos datos cuando reformateó el disco rígido de una computadora. Jared Kenna perdió más que eso. En 2010 borró de su computadora 800 bitcoins por un valor superior a los US$200.000.

Kenna no está molesto: tiene muchas más. Dijo que compró su primer lote de monedas virtuales, 5.000 piezas, a 20 centavos cada una. El 10 de abril, las bitcoins se cotizaban a US$258 cada una, según Tradehill Inc., un operador de bitcoins de San Francisco, antes de derrumbarse más de US$100. Hoy operaban a US$141,96 a las 11:28am hora de Londres. Al igual que otros entusiastas, Kenna le resta importancia a la volatilidad.

Si bien no quiso revelar sus tenencias totales, dijo: «Estoy feliz de que me consideren un miembro del club de los millonarios de bitcoins».

Creada hace cuatro años por una persona o grupo identificado con el nombre de Satoshi Nakamoto, la bitcoin es una moneda virtual que se puede utilizar para comprar y vender diferentes artículos -desde tortas hasta productos electrónicos y drogas ilegales-. El alza de valor de una bitcoin convirtió en millonarios a personas que las acumularon desde el principio -aunque no fuera por mucho tiempo-. Muchos de ellos son libertarios autoproclamados, atraídos por la idea de que exista una moneda fuera del control de los gobiernos.

A algunos les entusiasmó tanto el concepto que iniciaron negocios con las bitcoins, como agencias de cambio donde la gente puede comprar las monedas y cambiarlas por dólares.

Las bitcoins son «acuñadas» por computadoras que resuelven problemas criptográficos difíciles para verificar transacciones. A medida que se crean más bitcoins, los problemas se tornan más difíciles. Los pioneros podían crear monedas en sus laptops. Hoy, se necesitan equipos informáticos más sofisticados.

«Tengo un amigo que se olvidó de que tenía una computadora acuñando bitcoins en el garaje -fue a ver y hoy tiene una fortuna de US$12 millones», dijo Kenna, de 30 años, que es máximo responsable ejecutivo de Tradehill.

Los propietarios almacenan sus bitcoins en billeteras electrónicas, que se identifican con un nombre extenso compuesto por letras y números. La billetera 1933phfhK3ZgFQNLGSDXvqCn32k2buXY8a, por ejemplo, hoy tiene 111.111 bitcoins, lo que representa más de US$15 millones acumulados en el disco rígido de alguien. Quién es el propietario del disco rígido es un misterio: si bien cualquiera puede ver las billeteras, las identidades de los dueños no son públicas.

El 2 de abril había unas 250 billeteras con bitcoins por un valor superior a US$1 millón. La cantidad de poseedores millonarios de bitcoins, en cambio, es menos clara -la gente puede tener más de una billetera.

Impacto de Chipre

El valor de las bitcoins comenzó a aumentar en marzo, para la época en que las autoridades financieras europeas aprobaron un impuesto sin precedentes a los depósitos bancarios en Chipre. Si bien el plan no prosperó, generó temores de que se podían gravar otros depósitos bancarios. El alza del precio cautivó una mayor atención de los medios, lo que desató mayores alzas de precios.

Hay poco más de 11 millones de bitcoins en existencia. El software que gobierna la red no permitirá que se creen más de 21 millones de monedas.

Charlie Shrem, de 23 años, descubrió las bitcoins en un sitio web a comienzos de 2011, cuando estaba en Brooklyn College. Shrem no acuñó monedas -las compró en Tradehill-. Su primera compra fue de 500 monedas a aproximadamente US$3 o US$4 cada una. Compró miles más cuando el precio llegó a US$20.

Las bitcoins atrajeron la atención de los reguladores, pero ningún país ha emitido reglas integrales que gobiernen la moneda digital.

«La moneda virtual es un medio de cambio que funciona como una moneda en algunos contextos, pero no tiene todos los atributos de la moneda real», dijo la Red de Imposición de Delitos Financieros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos en un informe el 18 de marzo. El Banco Central Europeo advirtió en octubre que el surgimiento de monedas virtuales «podía tener un impacto negativo en la reputación de los bancos centrales» si su uso aumenta considerablemente.

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