Publicidad

Despachadores legales de marihuana no pueden aceptar American Express ni depositar en bancos


Todos los meses, Elliott Klug o uno de sus socios comerciales entra al Departamento de Rentas de Colorado con un bolso de mensajero que contiene miles de dólares en efectivo y observa cómo los empleados del estado comienzan a contar.

Klug, cofundador de PinkHouse Blooms, una cadena de cinco dispensarios de marihuana medicinal de Denver, tiene que pagar el impuesto a las ventas en efectivo porque las leyes federales prohíben a los bancos ofrecer cuentas a los locales que venden marihuana, aun cuando Colorado los autoriza y grava con impuestos.

“Esto revela la situación incómoda en que nos han puesto”, dijo telefónicamente Klug, de 36 años. “Pagamos impuestos pero, pese a todos nuestros esfuerzos para ser buenos ciudadanos, seguimos pagando en efectivo”.

Colorado es uno de los 18 estados que permiten el uso medicinal de la marihuana, y once permiten la venta a través de dispensarios como el de Klug. Pero las leyes federales clasifican a esta droga como sustancia controlada y exigen que los bancos informen las transacciones relacionadas como actividad sospechosa. Esta incoherencia crea una zona gris para los operadores de dispensarios, que tienen que elegir entre operar como un negocio que se maneja sólo en efectivo, exponiéndose a sufrir robos, o encontrar formas creativas de abrir cuentas corrientes y aceptar tarjetas de crédito y débito.

“Fomentan las operaciones en efectivo, que son una amenaza a la seguridad pública, y mucho más difíciles de rastrear y auditar”, declaró telefónicamente sobre el conflicto de normas Aaron Smith, director ejecutivo de la Asociación Nacional de la Industria del Cannabis con sede en Washington.

Los dispensarios pagan impuestos federales, estaduales y municipales, además de licencias estaduales y municipales “que a menudo suman decenas de miles de dólares anuales”, y muchos organismos del gobierno no aceptan efectivo, explicó Smith.

Buscar una ‘solución’

“Estamos buscando una solución por medio de la cual podamos tener cuentas bancarias legítimas como cualquier otra industria”, señaló Smith. “Sea cual sea la postura que uno tenga respecto del tema de la marihuana, es mejor para los intereses de todos tener acceso a los bancos”.

Klug contó que hasta 2011 tenía cuentas corrientes en Wells Fargo Co., que “nos recibió con los brazos abiertos y después cambió de opinión”.

Wells Fargo, que tiene su sede central en San Francisco y es el cuarto mayor banco de los Estados Unidos por activos, “optó por no bancarizar esas empresas en vista del entorno legal complejo y contradictorio”, dijo por correo electrónico Jim Seitz, un portavoz. El banco lleva a cabo revisiones internas periódicas y, “si identificamos una situación en la cual no se sigue correctamente una política, actuamos en consecuencia”, agregó.

Klug ahora usa efectivo para pagar unos US$45.000 anuales por las licencias al estado y remite unos US$35.000 mensuales en impuestos a las ventas a Denver y el estado.

En Wells Fargo, “nuestra política de no tener cuentas de los dispensarios de marihuana se basa en las leyes federales aplicables y la evaluación de nuestra responsabilidad”, señaló Seitz.

Publicidad

Tendencias