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Las disputas internas de Codelco y la incertidumbre tras la salida de Keller

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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Codelco vive su mayor crisis de los últimos años. La salida abrupta del presidente ejecutivo Thomas Keller y la división interna del renovado directorio mantienen a la compañía en un complejo momento.

Este viernes el directorio volverá a reunirse y, en paralelo, Keller tomará sus maletas y dejará la compañía, luego de cuatro años en que, si bien pudo mostrar algunos éxitos financieros, terminó con un duro enfrentamiento con los trabajadores y empujando a la mesa a despedirlo.

Keller no puso su cargo a disposición como esperaban los tres directores que llegaron a Codelco este año: Óscar Landerretche (nuevo presidente), Dante Contreras y Laura Albornoz. Eso, afirman fuentes cercanas al directorio, complicó al nuevo presidente, Landerretche, y atizó las diferencias en la mesa.

Algunos en la compañía indican que Keller, cuando dio la entrevista a El Mercurio en que dejaba claro que abandonaría la compañía por las diferencias con los nuevos directores, forzó a que lo despidieran y que con eso recibirá una millonaria indemnización. Actitud que sus antecesores no habían tenido. Diego Hernández, por ejemplo, renunció al cargo y a la indemnización. Keller recibió un sueldo de $ 384 millones brutos en todo 2013 y debería recibir al menos cuatro sueldos mensuales por su salida.

Nuevo presidente

Pasada la disputa interna por la salida del presidente ejecutivo, hoy se vuelven a reunir y las diferencias podrían continuar. Asumirá como interino uno de los ocho vicepresidentes de la compañía. El sucesor natural es el de finanzas, Iván Arriagada, pero habría rechazado el cargo, por lo que las fichas apuntan ahora al resto de la primera línea ejecutiva.

Aunque no existe coincidencia sobre el nombre, en la interna no se visualiza una situación dramática.

Más compleja es la definición del presidente ejecutivo definitivo. El sucesor de Keller debe tener el conocimiento del sector, pero al mismo tiempo suplir las falencias del ex presidente ejecutivo de Collahuasi, concentradas en malas relaciones con los sindicatos.

Además, existen dudas sobre el plazo que deberán darse para tomar la decisión y la forma en que se hará.

Algunos directores han planteado hacerlo con un head hunter o en un proceso con un comité de directores; sin embargo, hay dudas sobre eso, dado que Keller no asumió por Alta Dirección Pública ni con head hunter.

Si el directorio acelera la decisión, el ex vicepresidente de Codelco Norte, Nelson Pizarro, asoma como candidato más fuerte. Sergio Jarpa –quien también se desempeñó en la división del Norte– es añorado por los sindicatos, pero tiene menos piso en la mesa directiva.

En medio de estas definiciones, el directorio está con fisuras. Las declaraciones de Laura Albornoz, anunciando que mediará ante los trabajadores para limar asperezas, molestaron a algunos directores. Su intención pasa por sobre las atribuciones de la mesa, que delega en la plaza ejecutiva el vínculo con los trabajadores.

Pero las relaciones del vicepresidente de recursos humanos, Jaime Pérez de Arce, con los trabajadores no están en su mejor momento. Haber asumido el cargo hace algunos meses, cuando Keller era el presidente ejecutivo, afectó su imagen.

La falta de claridad respecto al nombre del futuro líder de la empresa mantiene, a su vez, la incertidumbre entre los ejecutivos, algunos de los cuales incluso estarían pensando en dejar la empresa, aseguran fuentes cercanas a la firma.

Junto con ello, la votación para definir el futuro de Keller reveló una disputa clara. Marcos Lima, Marcos Buchi, Blas Tomic y Gerardo Jofré querían mantener a Keller, mientras los otros cinco directores veían mejor sacarlo.

Y la mayoría no funcionó. Sin embargo, enfrentados a la posibilidad de que hubiera un empate –ya que Landerretche había decidido abstenerse a la espera de la definición de Contraloría sobre si cumplía los requisitos para el cargo–, Tomic optó por cambiar su voto y forzar la salida de Keller.

“Querían ejercer la mayoría con cuatro votos”, dice un director que votó por la salida de Keller, criticando la actitud de los antiguos directores.

Esas diferencias aún no amainan.

Sindicatos

La definición del nuevo presidente ejecutivo oculta el nuevo foco que trae Landerretche para dirigir la empresa: retomar el acuerdo con los sindicatos que se perdió con Keller.

Ayer, el presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), Raimundo Espinoza, salió a enfrentar los cuestionamientos planteados por el presidente ejecutivo a los beneficios que tienen los sindicatos de la estatal, acusándolos de ser los responsables de las dificultades para reducir los costos de la compañía.

“Los costos se contienen aumentando la producción, no nos culpen a nosotros de eso”, sostuvo el dirigente, advirtiendo que el alza de la tercerización de trabajadores explica parte del aumento de costos y criticando que se haya dejado ir a profesionales y trabajadores de alta calificación y experiencia, lo que habría afectado el nivel de la plantilla laboral.

Fuentes del mundo sindical cuestionan, además, que Keller y Hernández llevaran a la cuprífera estatal un gran número de ejecutivos desde mineras privadas y que no han cumplido con sus metas de producción.

Ayer, Espinoza dijo que los trabajadores no son parte del problema de Codelco y que están disponibles a dialogar y ponerse de acuerdo para asumir los desafíos de la empresa.

El escenario es determinante para los próximos días, puesto que a fines de junio el gobierno definirá la fórmula para capitalizar a la cuprífera, donde se juega la posibilidad de utilizar recursos de los fondos soberanos.

Codelco necesita US$ 1.200 millones de capitalización este año y unos US$ 4.000 millones en total al 2017.

Espinoza advirtió que el proyecto Chuqui Subterránea está retrasado y que eso afecta las metas de producción de los próximos años, pues, si no parten ahora la transición, ello provocará una caída de la producción en el futuro.

Dicha iniciativa, de más de US$ 4.000 millones de inversión, es el foco de las críticas del equipo que lideraba Keller y los directores antiguos. Se estima que, si se aceptan las condiciones de los trabajadores, habría un exceso de costo de US$ 350 millones anuales, lo que haría inviable el proyecto.

“Estamos disponibles para conversar”, aseguró Espinoza, abriéndose incluso a discutir la forma de ajustar la plantilla de 5.000 trabajadores de esa mina. Esto último, aun con eventuales retiros de los mismos, “pero –recalcó el dirigente– siempre en diálogo con los trabajadores”.

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