Tanta rabia ha despertado el caso La Polar que algunos han hecho del «error» de otros un asunto personal. Si no que lo diga el gerente de una AFP que decidió enmarcar el informe de una corredora que recomendaba comprar papeles de La Polar poco antes de destaparse el peor escándalo de una sociedad anónima abierta en Chile. No son pocos los que lo han escuchado decir que no descansará hasta que el gerente de estudios y el analista responsables sean despedidos. Mal le ha ido, porque no se han visto cortes de cabeza en los departamentos de estudios de las corredoras.
Las AFP fueron, por cierto, las más perjudicadas, porque eran las mayores accionistas de La Polar con un 24% de la propiedad, cifra que hoy está por debajo del 7%. En ellas se concentró la furia de los chilenos, al final del día, los verdaderamente afectados. En este baile no tuvieron ni arte ni parte.
