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En el peor año fiscal del kirchnerismo, suben el gasto público en $ 51.440 millones


Como todos los años desde que el kirchnerismo está en el gobierno, se utilizó un decreto de necesidad de urgencia (DNU) para, virtualmente, rehacer el presupuesto nacional y asegurar así la discrecionalidad en el manejo de los recursos. Esta vez, en lugar de repartir una masa de ingresos muy superiores a lo calculado, lo que se usó para seguir aumentado el gasto fue un fortísimo incremento del déficit fiscal . Para agregar gastos de $ 51.440 millones se aumentó el rojo en casi $ 40.000 millones, de acuerdo con el DNU 2436/2012, publicado ayer en el Boletín Oficial.

La principal fuente de financiamiento fueron los adelantos del Banco Central, lo que explica la fuerte inflación reinante .

Se trata de autorizaciones de gastos que, si se hacen en su totalidad, podrían dejar a la administración pública con un rojo cercano a los $ 60.000 millones. Como siempre hay subejecuciones de partidas, seguramente estará un poco por debajo, pero será, sin dudas, el peor balance fiscal del kirchnerismo, que podría superar largamente los 50.000 millones.

Los números son sensiblemente peores que en 2008 y 2009, cuando ocurrió lo peor de la crisis internacional. Lo que demuestra que la crisis de Europa y el pobre crecimiento de los Estados Unidos tienen mucho menos que ver con los problemas locales que lo que la presidenta Cristina Kirchner afirma.

La modificación presupuestaria pasó en limpio aumentos de partidas para pagar mayores sueldos, jubilaciones, subsidios a los servicios públicos e intereses y comisiones de la deuda pública. Todos ellos estuvieron muy por encima de lo calculado en el presupuesto de este año.

El cambio requirió la que probablemente haya sido la mayor modificación por DNU desde el regreso a la democracia y que incluyó 1021 páginas de planillas anexas.

Los intereses y servicios de la deuda se llevaron más del 10% del aumento total de las erogaciones. Los $ 5300 millones adicionales significaron además más de la mitad de lo destinado a sostener los servicios regulares del sistema jubilatorio de reparto. El esquema que permitió jubilarse a quienes no tenían la edad suficiente y estaban desempleados resultó muy costoso y se llevó más de 7000 millones adicionales.

La falta de actualización de los salarios y jubilaciones a los que se otorgan asignaciones familiares hizo que hubiera menos gasto. El Gobierno gastó más en deuda, pero ahorró en ese rubro 193,2 millones. Y recortó en 473,2 millones los montos para la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Se alcanzan nuevos récords en las partidas para subsidiar los servicios públicos y también a las empresas. Aerolíneas Argentinas, por ejemplo, necesitó casi $ 600 millones más para poder pagar salarios. AR-SAT, que promete dar servicio de telefonía celular, recibió otros 300 millones, y el sistema de radio y televisión estatal (RTA SE) fue beneficiado con un adicional de 50 millones. Con todo, fue menos de la mitad de los 105 millones de incremento que desde la Jefatura de Gabinete se destinaron al Fútbol para Todos, que este año llegaría a costar unos $ 1300 millones.

 

La política de subsidio a las tarifas está desangrando no sólo las arcas públicas, sino también llevándose todos los dólares del saldo superavitario de la balanza comercial, lo que queda evidenciado no sólo en las transferencias a los sectores eléctrico, hidrocarburífero, de transporte automotor y ferroviario, sino también en el subsidio a empresas estatales dedicadas a importar, como Enarsa. Queda claro que, sin el cepo cambiario y las restricciones a las importaciones, el superávit comercial se habría reducido considerablemente y, sin posibilidades de financiamiento externo, el Gobierno habría ido a parar a una situación más comprometida todavía.

Sólo el subsidio al transporte automotor se podría llevar este año con los cambios autorizados casi $ 15.000 millones y los subsidios a la energía eléctrica cerca de 26.000 millones.

En años de mejores resultados económicos, Néstor Kirchner decía que los «pilares del modelo» eran el tipo de cambio competitivo y los superávits gemelos: fiscal y comercial. Hoy parece quedar poco y nada de los tres.

A finales de noviembre, el Gobierno había blanqueado otro aumento de gastos que había financiado con un incremento de más de siete mil millones de pesos en el déficit .

El único ministro ahorrativo en esta oportunidad pareció ser el canciller Héctor Timerman, que al hasta ayer embajador en Washington Jorge Argüello le bajó los recursos para hacer refacciones en la embajada y, en cambio, se los subió a Aldo Ferrer para que embelleciera la representación en París.

Parte de los incrementos también reflejaron los aumentos de remuneraciones y retiros en las fuerzas de seguridad. Para la Policía Federal, se agregaron 467,9 millones, mientras que para Gendarmería fueron 382 millones de pesos más que los que hasta ayer estaban presupuestados.

A la Prefectura le fue destinado un incremento de 497,3 millones. Ninguna de las fuerzas de seguridad estuvo siquiera cerca del incremento de gastos otorgado a Aerolíneas Argentinas, que este año recibiría subsidios por unos 4400 millones, es decir de 12 millones por día o de medio millón de pesos cada hora.

Los incrementos de gastos de la Anses no sólo fueron para pagar más a jubilados y pensionados, sino también para aumentar los salarios a sus empleados y otros gastos corrientes, que se llevaron un incremento parecido al destinado a la Policía Federal: casi 447 millones de pesos.

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