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Ex estrella colombiana Freddy Rincón es perseguida por Interpol

Ex estrella colombiana Freddy Rincón es perseguida por Interpol

Uno de los más brillantes futbolistas de ese país es puesto nuevamente en la lista de los más buscados, acusado de lavado de dinero. No es la primera vez que lo sigue la justicia.


“El narcotráfico es un pulpo, toca todo y el fútbol no es una isla”, sentenció alguna vez Francisco “Pacho” Maturana, el entrenador que comenzó a mitad de la década de los ’80 el renacer internacional del fútbol colombiano.

Y sabía muy bien por qué lo decía. No pocos de los mejores jugadores cafeteros de esos años eran asiduos de la hacienda “Napoles”, perteneciente al fallecido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria y que estaba situada cerca de Medellín. En ese lugar, alhajado con el lujo del que sólo saben rodearse los “capos” de la cocaína, los ídolos eran profusamente agasajados por el mafioso que pedía solamente a cambio que jugaran fútbol con él.

Públicamente al menos, no hay tal vez en el resto del mundo una demostración tan palmaria de la subyugación del fútbol a los poderes mafiosos como la del fútbol colombiano. Por ello casi no causa extrañeza lo ocurrido con uno de sus más grandes jugadores, el mediocampista Freddy Rincón, sobre quien pesa ahora una orden de captura internacional emitida por la Interpol a petición de las autoridades judiciales de Panamá.

Quien brillara en los mundiales de Italia ’90, Estados Unidos ’94 y Francia ’98, hoy ya con 48 años, es requerido por los delitos de lavado de activos y conspiración para traficar. El organismo policíaco internacional dice que Rincón tiene pendiente una condena por cumplir por esos delitos.

Esta es la segunda vez que se emite una orden de captura internacional contra el ex futbolista, quien en 2013 ya fue requerido por las autoridades panameñas.

Rincón ha sido señalado en diversas oportunidades de haber incurrido en actividades ilegales por su amistad con los hermanos Rayo Montaño, un clan familiar que se hizo fuerte en la zona de Buenaventura, donde nació el talentoso futbolista.

Si Rincón es repetidamente vinculado y hasta acusado formalmente por su vinculación con el narcotráfico, otros jugadores han pasado raspando. Como el recordado arquero René Higuita, quien cayó en desgracia cuando fue a visitar a Pablo Escobar a la cárcel y más tarde al ser acusado de participar en un secuestro. Un doping positivo por consumo de cocaína terminó por sepultar su carrera.

Escobar Gaviria fue dueño del Atlético Nacional, el primer equipo del Pacífico en ganar la Copa Libertadores, en 1989, pero no fue el único “capo” en involucrarse en el fútbol profesional de ese país.

Millonarios de Bogotá, por ejemplo, fue dominado durante largos años por el narco Gonzalo Rodríguez Gacha, “El Mexicano”. Y América de Cali cayó en las garras de Gilberto Rodríguez Orejuela, jefe del Cartel de Cali, y que inyectó mucho dinero en el equipo que llegó tres veces a la final de la Copa Libertadores, entre 1985 y 1897.

Sin retroceder tantos años, puede citarse el caso de Independiente de Medellín. El año 2010 protagonizó uno de los últimos escándalos narco-futbolísticos.

Agobiado por una veda de títulos que ser prolongó por 35 años y con una deuda de 7 millones de dólares, el club aceptó una inesperada “remesa” que lo devolvió a la cima del fútbol colombiano, haciendo caso omiso de su procedencia. El mecenas era uno de los nuevos “capos” de la droga, Julio Alberto Lozano, del cartel “El Dorado”, misma denominación que recibió la primera gran época del balompié cafetero, entre 1949 y 1953.

No son pocos los analistas que en épocas recientes han concluido que la resurrección del fútbol colombiano obedece a una conjugación de talento innato con el millonario e ilegal apoyo financiero de los carteles de la droga.

Así las cosas, Colombia debe soportar de vez en cuando alusiones hasta hirientes al respecto. Días atrás tuvo lugar el último escarnio.

La actriz holandesa Nicolette van Dam -embajadora de la Unicef- publicó en redes sociales una foto trucada mostrando a los astros Radamel Falcao y James Rodríguez agachados dentro de una cancha aspirando cocaína diseminada en el césped. La indignación cundió rápidamente en Colombia y provocó la renuncia de la artista a su puesto en la Unicef.

Los tiempos han cambiado. La lucha contra el narcotráfico se convirtió en una causa nacional en ese país y ha logrado al menos detener lo que hasta hace pocos años era un cáncer que corroía todos los cimientos del Estado.

Tiempos en que hasta “Pacho” Maturana se atrevía a aseverar que “si me llama Vito Corleone, yo voy”.

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