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Y parte el Mundial Sub 17: una «fiesta» juvenil sin ambiente y con nubes amenazantes

Y parte el Mundial Sub 17: una «fiesta» juvenil sin ambiente y con nubes amenazantes

Entre la disputa de las clasificatorias, la Copa Chile y la novena fecha del Apertura se inicia el sábado una Copa del Mundo exenta de fervor popular y que, además, coincide con el desbande de los jerarcas de la FIFA en la peor coyuntura del organismo que es investigado por corrupción.


El sábado próximo, Nigeria y Estados Unidos inaugurarán en el estadio Nacional la décimo sexta edición de la Copa del Mundo FIFA Sub 17 y que numéricamente -52 partidos para los 24 participantes- representa el torneo más importante de los tres mundiales antes organizados por Chile, dos Sub 20 y el memorable certamen de 1962.

El lema de la organizacion propone «una fiesta en nuestras canchas», aunque la siempre implacable realidad demuestra que la competición juvenil no ha logrando prender en el medio y posiblemente se desarrolle -por su falta de estruendo masivo- sin el marco multitudinario que exige una empresa de esa envergadura.

El comité organizador eligió la figura de un niño apodado «Brochico» como la mascota y el Gobierno potenció la alianza con la Federación aportando la magnìfica dotación de estadios provincianos así como recursos adicionales para subsidiar un alto número de entradas y los gastos que demanda el evento de estándares internacionales.

Si en el aspecto deportivo el Mundial Sub 17 no ha logrado despertar el entusiasmo del hincha nacional y ello se refleja en la indiferencia de los medios, la disputa del torneo se produce en un momento inadecuado y en circunstancias singulares. En la misma semana de su inicio se disputa el partido de la «Roja» frente a Perú por las clasificatorias sudamericanas en Lima; se juegan partidos de la Copa Chile con participación de Colo Colo y la «U» y -por si no fuera suficiente- además se reanuda el campeonato de Apertura con el desarrollo de la novena fecha.

Más allá de esos aspectos, vale considerar que el escándalo de la FIFA impedirá que las principales autoridades mundiales lleguen a Santiago -de momento, Joseph Blatter y Michel Plantini se encuentran suspendidos de sus funciones- y muchos de los jerarcas de las federaciones más relevantes se evitarán la posibilidad de aparecer pùblicamente en un momento de crisis absoluta luego de la investigación iniciada por Estados Unidos.

En rigor, será la Copa del Mundo de más bajo perfil de las últimas décadas y, a despecho del revuelo que provocan estas citas en regiones, es posible que se transforme en una tarea titánica llenar los estadios incluso con la presencia de colegios o instituciones benéficas de carácter social.

Chile tambièn entrarà el sàbado a la cancha del Nacional para medirse con Croacia, en un grupo A demasiado exigente que además componen Estados Unidos y Nigeria.

Luego del fracaso del cuerpo técnico encabezado por el argentino Hugo Tocalli, la Federación puso al frente a un entrenador nacional Joven como Miguel Ponce, que intenta jerarquizar a un plantel de jugadores de interesantes condiciones técnicas que -a la luz de los resultados- no ha podido explotar de acuerdo a lo esperado.

Al fin, el Mundial juvenil partirá en silencio, condicionado por una coyuntura local desfavorable y presionado por las exigencias tradicionales de armar una «fiesta popular» que -por ahora- carece de la música y el fervor colectivos para respaldar una millonaria inversión que siempre pretende llenar la retina de la vitrina internacional con la evidencia de su impacto doméstico.

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