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El “material” que acusa un trato irrespetuoso de DSK y lo incrimina en red de prostitución

“Participó en cierto número de veladas libertinas con amigas y mujeres que eran amigas de sus amigos. Todo el mundo puede decir lo que quiera en un plano moral, pero ese comportamiento (…) ciertamente no es una infracción», sostuvo la defensa del economista. Marion, que participó en una de esas noches en la capital estadounidense, explicó que se trataba de «puro consumo sexual», descripción que concuerda con el de otras interrogadas, que citan momentos «bestiales» e incluso violentos.


Dominique Strauss-Kahn las llamaba “material” y compartía con ellas en veladas “libertinas”. El político reconoció que muchos de esos encuentros se aplazaron tras el incidente en Nueva York en mayo de 2011, cuando fue acusado de intento de violación. Según afirmó, se trataba de “almuerzos o cenas que a veces trataban temas más íntimos” o noches con parejas “que querían tener sexo en grupo”, pero no de fiestas con prostitutas. Esto aunque por SMS describiera a las chicas que participaban de las reuniones como “material”.

Este miércoles, el periódico francés «Le Monde» reveló detalles de la investigación abierta sobre la red de prostitución que implica a DSK, con testimonios de las trabajadoras sexuales que hablan de la falta de respeto con que el ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI) supuestamente las trataba.

«El servicio de escort no es la prostitución de 30 euros. Es raro encontrar personas que falten al respeto, como lo hicieron DSK y (David) Roquet”, el jefe de una filial del grupo de construcción BTP Eiffage,  aseguró una joven identificada como Marion.

El testimonio, recogido de las declaraciones realizadas ante la Policía belga el pasado 5 de diciembre, detalla cómo en una ocasión en que se negó a realizar lo que Strauss-Kahn le pedía, David Roquet, supuestamente la cogió de los puños con las dos manos para evitar que se moviera.

La joven afirmó que el economista y ex político galo estaba al corriente de que compartía con prostitutas en las veladas que organizaba el empresario Fabrice Paszkowski. Según dijo, DSK preguntó en una ocasión cuánto cobraba una de ellas, para pagarla directamente y evitar una mediación.

Strauss-Kahn, imputado este lunes por proxenetismo agravado, siempre alegó desconocer que se trataba de mujeres de pago. En los interrogatorios afirmó él no pregunta “a la gente sobre su vida privada».

«Ahora que lo pienso, creo que fui ingenuo», le habría dicho el ex responsable del Fondo Monetario Internacional a los investigadores, al ser preguntado sobre las acompañantes a las veladas que calificó de «libertinas»  y que eran organizadas en Washington, Bruselas, París y Lille.

Marion, que participó en una de esas noches en la capital estadounidense, explicó que se trataba de «puro consumo sexual», descripción que concuerda con el de otras interrogadas, que citan momentos «bestiales» e incluso violentos.

Los datos recogidos por «Le Monde» cuestionan además que el hasta hace poco más de un año favorito en los sondeos para las presidenciales de los próximos abril y mayo desconociera, por el contenido de los mensajes telefónicos intercambiados con Paszkowski, que esas chicas no estaban remuneradas.

«¿Quieres venir a descubrir una discoteca pícara en Madrid conmigo (y con material) el 4 de julio?», se dijo en algunos de esos mensajes, tras los cuales, en un interrogatorio del pasado 21 de febrero, Strauss-Kahn reconoció lo inapropiado del lenguaje escogido.

«La palabra material designa a una persona de sexo femenino. (…) El vocabulario de esos SMS efectivamente no es muy sofisticado, pero cuando hay varias personas, es más rápido usar una palabra que una lista de nombres», habría dicho en su defensa.

Una de las chicas de compañía afirmó, que acudían a esas fiestas principalmente para estar con el economista, un detalle, a juicio del reconocido diario, que supone una circunstancia agravante.

«Strauss-Kahn participó en cierto número de veladas libertinas con amigas y mujeres que eran amigas de sus amigos. Todo el mundo puede decir lo que quiera en un plano moral, pero ese comportamiento (…) ciertamente no es una infracción», sostuvo ayer su defensa, para quien la vida privada de su cliente no es reprochable legalmente.

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