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El “timming” de la reforma

Roberto Mardones
Por : Roberto Mardones Profesor de Historia, Geografía y Educación cívica. Magíster en ciencia política.
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Felicito al gobierno, es el mejor momento para que no haya reacción de parte de la sociedad civil, grupos organizados, etc., aunque hace tiempo que no veo eso en Chile.


La reforma educacional que pretende llevar a cabo el gobierno de Piñera es como la elección en la ANFP: nadie sabe cómo, cuándo y de donde salió, tal como la lista de Segovia y sus boys.

Según Piñera el momento elegido se debe al “timing”, ya que quiere que se comience a aplicar desde marzo de 2011. Seguramente, este gobierno cree que todos somos unos imberbes anodinos que no sabemos interpretar y leer entrelineas. Penúltima semana de noviembre, profesores terminando el año en sus respectivos colegios, escolares pensando en las vacaciones, cuartos medios pensando en la PSU, graduaciones varias (en este país se acostumbra a “licenciar” al kinder, octavo y cuarto medio, algo que no entiendo) además de la Teletón (que une los corazones y obnubila el pensamiento, ya que juega con nuestras emociones) y bueno, la Navidad. Felicito al gobierno, es el mejor momento para que no haya reacción de parte de la sociedad civil, grupos organizados, etc., aunque hace tiempo que no veo eso en Chile.

[cita]Felicito al gobierno, es el mejor momento para que no haya reacción de parte de la sociedad civil, grupos organizados, etc., aunque hace tiempo que no veo eso en Chile.[/cita]

Ahora bien, respecto de la denominada “Gran reforma educacional”, claro, toda reforma a la educación trae consigo una gran cantidad de cambios, las políticas públicas de largo alcance y que impactan directamente en un sector importante de la población generan cambios profundos en la estructura organizacional, ya lo hemos visto con la reforma aplicada desde 1997.

Por tanto, una parte de mi preocupación es de tipo particular, mi disciplina queda desmedrada, emocionalmente, no quisiera que le pasara lo de Filosofía y Francés, que desaparecieron. O sea, eso sería ser extremista, pensar que historia desaparece, es como un cuento de terror. No creo que sea para tanto (eso espero). La otra preocupación es más estructural y de fondo, esto conlleva grandes cambios, y tengo la impresión que no estamos en condiciones de implementar una nueva reforma, esto toda vez que ni siquiera se ha evaluado la implementación de la anterior, que tiene un sinnúmero de ripios. Se montará la nueva, sobre algo que no está funcionando bien. La jornada escolar completa es un chiste, no se ha completado.

Hay colegios grandes que albergan a niños y jóvenes, se ven bonitos desde afuera, pero adentro la cosa es distinta. Los casinos, en mucho casos, brillan por su ausencia, niños pequeños calentando comida en un microonda y comiendo en la sala; otros, que pueden pagar, comen lo del casino, cuando tiene ese servicio, que generalmente, a nadie satisface; jornadas en la tarde, donde se hace más clase, es más, yo diría que ya los niños tienen más horas de lenguaje y matemática, conozco varios casos en que los colegios realizan algo que denominan “reforzamiento” o “taller” de esas materias, y los resultados siguen siendo los mismos; las instalaciones bibliotecarias, para que decir cuánto están en deuda, subutilizadas, no hay personal preparado para acoger y guiar a los educandos; ajustes curriculares que no se alcanzan a aplicar o se aplican a medias…bueno podría seguir y no me alcanza la columna.

Ahora bien, poner el acento en las mediciones es un error, porque lo que se ha logrado hasta ahora es que los colegios preparen a los niños para el SIMCE, dediquen horas de la tarde para eso, misma cosa con la PSU, el cuarto medio se transforma en un preuniversitario y si vamos a poner como filtro la prueba INICIA, entonces lo que va a ocurrir, es que las universidades que tengan facultades de Educación, tendrán al final de las carreras o en algún momento durante el trayecto de estas, algún ramo que se llamará “Introducción a la prueba INICIA” ( o INICIA I, II y III) y ahí distorsionaremos más el escenario.

Otra cuestión importante es que el gobierno cree que poniendo más plata soluciona el problema, muy de la lógica empresarial, pero esto no es así. Contar con más recursos económicos y financieros no asegura que la política vaya a funcionar, ya hace más de 50 años que quedó claro para los analistas de políticas públicas que esta no es una relación directamente proporcional. Políticas bien planificadas y con muchos recursos no necesariamente funcionan, de hecho la tendencia al fracaso de estas es muy alto, esto toda vez que no se toman en cuenta variables contextuales que son muy relevantes, pensar, por ejemplo, que una política se puede aplicar de la misma forma en todo el territorio, ya es un error.

Esta reforma puede ser un nuevo fracaso, hay que intentar evaluar la anterior y hacer participes a los actores estratégicos vinculados directamente en la aplicación de la política (profesores, estudiantes, padres y apoderados, sostenedores, universidades, etc), dar tiempo para la discusión, así se hace política en red y se aplican los parámetros de la gobernanza, es difícil, pero no se puede dejar una decisión tan importante a un “panel de expertos”, porque los expertos saben mucho de poco, y poco de mucho.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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