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Nueva forma de gobernar y regla fiscal: ¿Puerta A o Puerta B?

Jorge Rodríguez Cabello
Por : Jorge Rodríguez Cabello Investigador del Cieplan
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A las puertas de discutir el presupuesto público para 2012, es indispensable que el gobierno aclare qué regla fiscal es la que prima. En su decisión, sería relevante que tome en consideración las recomendaciones del comité asesor que él mismo convocó para perfeccionar la regla fiscal.


El Ministerio de Hacienda ha anunciado que ahora posee dos reglas fiscales. Por una parte, está la Regla A, la de balance estructural, que se aplica en Chile desde el año 2001 y que ha sido reconocida internacionalmente por situarnos como uno de los países más sustentables, cualidad muy apreciada hoy en día debido a las turbulencias financieras que sufren muchas naciones, incluyendo a varias desarrolladas.  Por otro lado, Hacienda acaba de anunciar una nueva regla, la Regla B, consistente en que el gasto público crezca menos que el PIB.

La regla de balance estructural (Regla A) en términos muy simples, implica que el fisco debe ahorrar en tiempos de bonanza para no tener que ajustar su gasto en tiempos de estrechez. Esto permite estabilizar la economía, pues la actividad del sector público compensa a la del sector privado, es decir, se acelera cuando el sector privado está más decaído. Ello permite atenuar las consecuencias de las crisis económicas en el desempleo, a la vez que facilita reforzar la red de protección social justamente cuando más se necesita.

Por su parte, la nueva regla (Regla B) significa  que el gasto público debe crecer por debajo de la tasa de aumento del PIB, para así disminuir el peso del sector público en la economía.

[cita]A las puertas de discutir el presupuesto público para 2012, es indispensable que el gobierno aclare qué regla fiscal es la que prima. En su decisión, sería relevante que tome en consideración las recomendaciones del comité asesor que él mismo convocó para perfeccionar la regla fiscal.[/cita]

En un año de auge económico, ambas reglas coinciden. El problema es que estas reglas se vuelven contradictorias en un año de crisis, como lamentablemente al parecer se aproxima. La contradicción radica en que mientras la regla de balance estructural sugiere que el gasto público crezca más que el PIB, la nueva regla, por definición, sugiere que crezca menos.

Queda la incógnita sobre cuál regla primará para el proyecto de ley de presupuestos 2012, que el ejecutivo debe enviar al Congreso a más tardar el 30 de septiembre.

Más aún, el gobierno ha señalado que está preparando un plan de contingencia para hacer frente a la crisis económica, pero tampoco es claro cuál regla guiará ese plan. ¿Será un plan para aumentar el gasto público de forma contra-cíclica, consistentemente con la regla A de balance estructural? ¿O será un plan para recortarlo, de manera consistente con la nueva regla B?

Las consecuencias de ambas alternativas son diametralmente opuestas.

La regla A significaría aumentar el gasto público en un año de crisis, es decir, sería equivalente a la experiencia del año 2009, en que el PIB cayó 1,5%, pero el gasto público creció un 18% para compensarlo (con la inversión pública creciendo un 24%). Esto permitió acotar el alza del desempleo (que en promedio fue de 9,8%), implementar programas paliativos para las familias más vulnerables, y facilitar la recuperación del año 2010.

En cambio, la regla B significaría recortar el gasto público, es decir, una experiencia equivalente a lo que ocurrió durante la crisis de los 80, cuando el PIB cayó 8%, exacerbado por un gasto público que cayó 4% (incluyendo una caída de 13% de la inversión pública). El resultado fue un desempleo promedio de 20% y una reducción real de los beneficios sociales, que sólo pudieron recobrar su nivel tras una década.

La incertidumbre sobre cuál es la regla fiscal que prevalece, además reduce la predictibilidad de la política fiscal, lo que afecta la capacidad anticipatoria del sector privado y por tanto sus decisiones de ahorro e inversión, lo que a la larga también puede agravar situaciones de crisis.

A las puertas de discutir el presupuesto público para 2012, es indispensable que el gobierno aclare qué regla fiscal es la que prima. En su decisión, sería relevante que tome en consideración las recomendaciones del comité asesor que él mismo convocó para perfeccionar la regla fiscal, el que en su informe final de julio de este año no sólo reafirmó las bondades de la política de balance estructural, sino que además recomendó complementarla con un componente que le permita ser más contra-cíclica, lo que para un año de crisis difícilmente coincida con que el gasto crezca menos que el PIB. En definitiva, ¿Primará el lado A o el lado B del Ministerio de Hacienda?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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