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¿Y si Iran responde?

Cristian Leyton
Por : Cristian Leyton Profesor Civil Academia de Guerra del Ejército. Investigador Asociado Centro de Estudios Estratégicos ANEPE.
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Hoy podemos  observar, ante la escalada israelo-iraní,  el levantamiento de diversos  escenarios del uso de la fuerza, la mayo parte de ellos dicen relación con la capacidad de Tel Aviv en orden a lograr sus objetivos estratégicos. Un aspecto adicional, dice relación con la posible reacción militar de Irán frente a un ataque preventivo a sus instalaciones nucleares y otros objetivos sensibles.

Si tomamos como ejemplo la II Guerra del Golfo que opuso el Iraq de Sadamm Hussein durante el primer trimestre del año 1991, podemos observar ciertas analogías, una de ellas son: 1). El emplazamiento geoestratégico de Iraq vis-a-vis de Israel: No son contiguos. 2).  Las capacidades balísticas: Sistemas Scud B y C modificados. 3). La existencia de Estados-Tapones entre ambos territorios en disputa. 4). Ambos Estados son potencias petroleras, y por lo tanto, tiene un peso geopolítico mundial relevante. 5). Ambos Estados han edificado sus sistemas de defensa militares, principalmente, en torno y función de capacidades de origen ruso. 6). Ambos Estados  desarrollaron y adquirieron sistemas de misiles TEL (Transporter Erector Launcher), mobiles, de alta furtividad operacional. Irán a desarrollado el misil Sejjil-2, un vector de dos secciones, de combustible solido, por lo tanto capaz de ser lanzado en minutos, además, transportado a bordo de un sistema TEL y con un alcance promedio entre 2 mil y 2 mil 500 kms. Suficiente para alcanzar Israel.

Desde un ámbito militar, Irán responderá, en un primer momento en contra de la fuente primigenia del ataque: La zona central de Israel con la ayuda del único vector con el que puede alcanzarlo. Irán no posee la capacidad para ejercer represalias directas sobre territorio hebreo con ayuda de su fuerza aérea. Durante el conflicto de 1991 entre la Coalición liderada por los EE.UU e Iraq, Israel fue bombardeado con misiles balísticos  a fin de arrastrarlo en el conflicto. La problemática balística decía relación con la dificultad de Israel para detener los misiles entrantes, con asistencia de los sistemas antimisiles Patriot I y II, pero sobre todo destruir los sistemas TEL, los que por su movilidad, tamaño y velocidad de lanzamiento, eran casi invisibles. Una situación parecida podría producirse ante Irán, sin embargo las capacidades defensivas iraníes están mucho mas desarrolladas, tecnológicamente, que las iraquíes. La pregunta central es si Irán posee la masa critica de misiles a fin de saturar las defensas israelíes, a defecto que dichos sistemas balísticos son tan imprecisos como los que usó Hussein durante el año 1991.

Desde el punto de vista político-estratégico, Irán podría verse tentado a amenazar con generar un conflicto regional, arrastrando a los países petroleros del Golfo –Qatar, Bahréin Kuwait y arabia Saudita- a una conflagración. De la misma manera, podría activar a Hezbollá, en el sur de El Líbano, abriendo un segundo frente contra Israel –tomando en cuenta que si el régimen iraní cae o se debilita, la fuente de aprovisionamiento material e ideológico desaparece-. Otra reacción sería bloquear el Estrecho de Ormuz, no obstante que dicho acto constituye un casus belli para los EE.UU. Es, en el interés de Irán, encapsular un conflicto con Israel, limitando la escalada de las represalias. El régimen sabe que al igual que en el conflicto entre los EE.UU e Iraq, la sobrevivencia misma de su régimen está en juego.

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