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Respeto eterno Opinión Créditos: memoriachilena

Respeto eterno

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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No los vi jugar, pero gracias a mis abuelos, padre y tíos, supe de la grandeza de cada uno de ellos. Escuchaba atentamente sus relatos, las historias sobre Escuti, Eyzaguirre, Landa y Leonel. El talento de Toro y la fuerza de Eladio. Crecí escuchando sobre esos mitos, llenos de hazaña y proeza.


Son ya 60 años de la gesta del 62. Y aunque pasa inexorablemente el tiempo, la herencia de estas leyendas sigue más vigente que nunca.

No los vi jugar, pero gracias a mis abuelos, padre y tíos, supe de la grandeza de cada uno de ellos. Escuchaba atentamente sus relatos, las historias sobre Escuti, Eyzaguirre, Landa y Leonel. El talento de Toro y la fuerza de Eladio. Crecí escuchando sobre esos mitos, llenos de hazaña y proeza.

Gracias a mi profesión, pude compartir con los más grandes del periodismo chileno, estar en una mesa de café y los relatos de Julio Martínez y Sergio Livigstone, para saber de ellos, protagonistas privilegiados de los que esa fiesta de 1962.

Fueron horas y horas de asombro y silencio, sabiendo recordar cada detalle que entregaban estos próceres sobre los mundialistas de Riera. Hasta el día de hoy agradezco cada minuto de poder haber sido compañero de ellos y haber recibido sus enseñanzas de vida y profesión.

Y decidí escribir humildemente de este hecho histórico, porque casi a mis 50 años, siento que aún no valoramos en su justa medida lo que significó y significa por ahora, el organizar un mundial, tras el más violento terremoto que la humanidad tenga registro, siendo un país tercermundista en esa época y jugando ante selecciones que tenían un poderío de nivel astronómico.

Ganar dos veces en forma consecutiva la Copa América, es sin duda, uno de los mayores logros de la historia de nuestro fútbol, con una generación de jugadores fantástica, soberbia y casi inigualable, por lo menos en muchos años más. No nos sobran los títulos.

Sin embargo, en esta columna quiero o intento a lo menos, situar en un breve peldaño, lo que ha sido el poder lograr un tercer lugar a nivel mundial, porque la verdad, no tenemos para cuando poder visualizar una nueva opción así.

Mi padre alucinaba con Jorge Toro, a quien he tenido el privilegio de poder entrevistar en varias ocasiones. Un señor toda cabalidad. Verlo emocionarse con los recuerdos y entretelones de lo que fue ese certamen pone la piel de gallina.

O compartir los relatos con lágrimas de Leonel Sánchez, quien fue uno de las grandes figuras de ese plantel. Es inevitable recordar el rostro de don Leo con el sollozo de la emoción a flor de piel.

También pude disfrutar de la templanza y sabiduría del gran capitán Sergio Navarro. Hombre lleno de pasión y vigor en sus historias, defensor a ultranza de la epopeya mundialista.

En Canal 13, tuve el honor de trabajar junto a Alberto “Tito” Fouilloux. Un tremendo jugador, comunicador y persona. Eran horas, antes de empezar Futbol, escuchando a Tito y las loas a sus compañeros de equipo.

Por eso, hacer la pausa necesaria y tener presente a Escuti, Eyzaguirre, Raúl Sánchez, Navarro, Contreras, Rojas, Ramírez, Toro, Landa, Fouilloux, Leonel Sánchez, Godoy, Valdés, Lepe, Rodríguez, Cruz, Moreno, Musso, Campos, Tobar, Astorga y Riera. Los 23 de la historia, los 23 más mundiales que hemos tenido. Los 23 gladiadores de 1962.

Eterno respeto a ellos y su obra.

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