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Nuevo modelo de desarrollo, una oportunidad para Chile Opinión Créditos: Agencia Uno.

Nuevo modelo de desarrollo, una oportunidad para Chile

Si bien concordamos con el presidente de los empresarios metalúrgicos en el diagnóstico, creemos que no solo se deben desarrollar políticas que “fomenten” –lo que suena a subsidio–, sino que debemos también avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo que ponga a la industria como base de este, que fortalezca la soberanía nacional, que mejore las condiciones laborales de las trabajadoras y los trabajadores, que haga un cambio profundo del paradigma neoliberal, que capacite más y mejor a los(as) trabajadores(as) y que coloque al Estado como protagonista.


El modelo económico chileno se encuentra en crisis no solo por la actual contingencia, sino que estructuralmente ya no cuenta con las herramientas para que la gente pueda satisfacer sus necesidades vitales. Tampoco permite tener fondos que garanticen derechos sociales, por lo que nos encontramos en un círculo vicioso donde unos pocos se ven favorecidos por el mal de muchos.

Así, a través de la especulación financiera, el comercio o los servicios, se ha sostenido una economía en pilares febles y que vemos al límite de sus capacidades.

Hace unos días, el presidente de Asimet, Dante Arrigoni, escribía en este medio su carta al director titulada “La industria nacional está viva”, en la que establecía como un hito de la industria nacional la construcción del buque rompehielos “Almirante Viel” por parte de ASMAR y, a partir de eso, la necesidad levantar “políticas de desarrollo productivo para fomentar la actividad manufacturera nacional”.

Si bien concordamos con el presidente de los empresarios metalúrgicos en el diagnóstico, creemos que no solo se deben desarrollar políticas que “fomenten” –lo que suena a subsidio–, sino que debemos también avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo que ponga a la industria como base de este, que fortalezca la soberanía nacional, que mejore las condiciones laborales de las trabajadoras y los trabajadores, que haga un cambio profundo del paradigma neoliberal, que capacite más y mejor a los(as) trabajadores(as) y que coloque al Estado como protagonista.

Un modelo que construya un marco que favorezca a la industria nacional y que proyecte el desarrollo nacional por décadas sin el cortoplacismo del mero crecimiento.

Sería, también, un avance en tecnología, investigación e innovación, permitiría –efectivamente– mejorar nuestros índices de productividad y, por ende, lograr mejores condiciones de vida para todas y todos los chilenos.

Un proceso de reindustrialización del país significa –a la larga– desarrollo, trabajo decente y soberanía nacional.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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