El año 1973 se genera una severa crisis general de la economía y las formas de vida de la población, que incluso permanece en los meses siguientes al comienzo de la dictadura.
El resultado de la elección presidencial de 1970 fue muy estrecho, Allende obtuvo la primera mayoría con el 36,2%, Alessandri el 34,9% (39 mil votos de diferencia) y Tomic el 27,8%. Por lo tanto, muy lejos para llevar a cabo la revolución con “vino tinto y empanadas” que ambicionaba. Como el nuevo Mandatario no tenía su especialidad en materias económicas, encargó a Pedro Vuskovic la implementación de la estrategia en esta área, con el fin de lograr la mayoría ciudadana y, en especial, en las próximas elecciones parlamentarias en marzo de 1973. Se trataba de “crear poder popular” y, a pesar de no contar inicialmente con el respaldo del Parlamento, implantar la “vía chilena al socialismo”.
El designado Vuskovic como ministro de Economía provenía de la Cepal, era especialista en Desarrollo Económico más que en Macroeconomía. El postulado básico consideraba que se podía incrementar la demanda agregada del país sin generar serios problemas, porque existiría una importante capacidad ociosa en la oferta, como consecuencia de la capacidad instalada en los sectores productivos y suficientes reservas internacionales. Por lo tanto, había que aprovechar esta situación con varias medidas:
Al ponerse en práctica esta estrategia, los resultados durante 1971 fueron favorables para mejorar el respaldo ciudadano, ya que el crecimiento económico llegó al 9,0% y per cápita al 7,0%, el desempleo de la mano de obra al 3,3%% y los salarios reales tuvieron un aumento del 8,5%. Por otra parte, la inflación se redujo desde el 34,9% en 1970 al 22,1% en 1971, esta última, normal para la época. Los salarios se incrementaron el 52%. Además, la participación del Estado en las empresas productivas y las expropiaciones de predios agrarios tuvieron una importante expansión. Otro avance fue el buen resultado obtenido en las elecciones municipales en abril de 1971.
Los buenos resultados llevaron al Gobierno a acelerar sus políticas populistas que buscaban un mayor respaldo popular.
Sin embargo, en 1972 los cambios macroeconómicos se aceleraron, con lo cual se inició un serio deterioro en algunos indicadores claves, como el crecimiento negativo de -1,2%, la reducción de los salarios reales en un 16,6%, como consecuencia de una descontrolada inflación que llegó al 163,4%, el agotamiento de las reservas internacionales, ya que el tipo de cambio se mantuvo congelado, lo que ocasionó un fuerte aumento de las importaciones, acompañada por el inicio de una escasez significativa de alimentos y mercaderías. A pesar de lo anterior, el desempleo tiene una leve reducción al 3,1%.
En la actividad política se generan acusaciones ministeriales, enroques y cambios de ministros en el sector económico, como Carlos Matus, Orlando Millas y Fernando Flores, la incorporación de militares a posiciones ejecutivas y el inicio de paros, entre ellos, el de octubre de ese año de los mineros del cobre y de una mayoría de profesionales. Se agrega el incremento de los “cacerolazos”, las tomas de empresas y propiedades agrarias, la reducción de la inversión, cunde el desorden social y amaina el apoyo de las clases medias.
El año 1973 se genera una severa crisis general de la economía y las formas de vida de la población, que incluso permanece en los meses siguientes al comienzo de la dictadura. Ese año el PGB decreció en un -5,6%, los salarios reales disminuyeron hasta -25,3% hasta septiembre, el desempleo creció al 4,8%, y la inflación desencadenada subió el 508,1 %, agravada por la proliferación creciente de los mercados negros, entre los cuales, mientras el tipo de cambio oficial era de E°435,3, en el paralelo alcanzó a E°1250, el desorden en las relaciones ciudadanas y los continuos enfrentamientos de la población.
Entre las causas que agravaron la situación estuvo que los buenos indicadores iniciales llevaron a las autoridades a profundizar y sistematizar los cambios, desconociendo el hecho de que las transformaciones económicas ocurren con alguna tardanza en el tiempo, especialmente cuando son profundas.
Quien promovió con mayor energía esta política fue Carlos Altamirano, presidente del Partido Socialista, al cual pertenecía el Primer Mandatario Salvador Allende; sus lemas favoritos eran “avanzar sin transar” y “el pueblo unido jamás será vencido” (invocado también en los tiempos actuales por minorías extremistas). Su mayor énfasis estaba en la intención de aumentar el área estatal en la búsqueda de destruir el sistema capitalista imperante.