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Un Mercedes que nunca llegó Opinión

Un Mercedes que nunca llegó

Gael Yeomans
Por : Gael Yeomans Abogada y diputada
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Frente al fracaso de este sistema, ¿cómo hemos logrado subir las pensiones? Fortaleciendo el sistema público.


En el marco del debate por la reforma de pensiones hay quienes han sostenido a través de sus propuestas que debiéramos profundizar el actual modelo de AFP. Cabe preguntarse, si las administradoras lo han hecho mal, ¿por qué habríamos de premiarlas?

Hace algunos días me reuní, en mi calidad de presidenta de la Comisión de Hacienda, con representantes de la Asociación de Administradoras de Fondos de Pensiones, esto con el propósito de que presentaran sus propuestas de reforma al sistema previsional. 

No deja de llamar la atención la nula autocrítica por parte de las administradoras sobre el modelo de pensiones del país y sus consecuencias en las bajas jubilaciones de los chilenos. Resulta que, según su visión, todo sería responsabilidad de los propios cotizantes, sus lagunas y la informalidad laboral. Es decir, ¿las inversiones de las AFP y pérdidas en las bolsas, decisiones que los cotizantes no toman, son su culpa?

Lo cual es más llamativo considerando la promesa original de José Piñera, el creador del sistema actual, quien nos prometía un “Mercedes Benz”, con pensiones que tendrían una tasa de reemplazo del 100% del salario de los trabajadores. Pero la verdad es que ha sido todo lo contrario, las denuncias contra las AFP incluso señalaron en su momento que cortaron la luz de sus sucursales para no entregar las pensiones de invalidez. Tampoco podemos olvidar los millonarios cobros de las comisiones fantasmas, que pusieron a decenas de políticos en sus directorios y que tan solo en el primer semestre de 2023 han tenido ganancias por más de 240 mil millones de pesos.

Hoy existe el Instituto de Previsión Social, que tiene una excelente evaluación ciudadana y que ha contribuido pagando los beneficios del Pilar Solidario y de la Pensión Garantizada Universal. Una política, nuevamente, financiada por el Estado, que ha sido clave para subir los montos de pensión y parchar las falencias de las AFP.

Surge la pregunta, entonces, ¿por qué vamos a seguir profundizando un modelo –el privado de AFP– que ha dado malos resultados?

Hoy el mejor camino es avanzar hacia un sistema público, solidario y sin fines de lucro. Tenemos el imperativo moral de construir un sistema de seguridad social y no un modelo de negocios para un puñado de grupos de interés del país.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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