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Una nueva Constitución que una y no divida Opinión

Una nueva Constitución que una y no divida

Margarita Carvajal Salinas
Por : Margarita Carvajal Salinas Gran Maestra de la Gran Logia Mixta de Chile
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Como masonas y masones de la Gran Logia Mixta de Chile, llamamos a resguardar los valores de libertad y a luchar contra los dogmas, el fanatismo y la supremacía arbitraria de las ideas, síntoma de intolerancia que puede llevarnos a resultados indeseados para nuestra sociedad.


La Constitución Política es la norma con más alto rango jerárquico del Estado, permite organizarlo y orienta su forma de gobierno, definiendo el régimen de derechos y libertades de todos sus habitantes. Esta norma fundamental debe ser la “expresión de la voluntad soberana de la ciudadanía” y consagrar valores de respeto, igualdad, justicia, equidad, entre otros, para que se encarnen en la sociedad en su conjunto.

Vemos con gran preocupación, en la Gran Logia Mixta de Chile, que se hayan aprobado por el Consejo Constitucional enmiendas al proyecto elaborado por la Comisión de Expertos, encargado de escribir la nueva propuesta constitucional, que se consideran van en contra de una sociedad laica, fraterna y solidaria, en lo que respeta tanto el derecho de las mujeres como de los hombres.

Guardar silencio frente a estas modificaciones, que no significan sino un rotundo retroceso, principalmente en materia de garantías y derechos, es hacerse cómplice de aquellas medidas que responden a visiones polarizadas y van en reversa a lo logrado en los últimos años en estas materias. Por ejemplo, cuestiones tales como la contradicción con la garantía del ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer que implican un menosprecio por la dignidad humana y una abierta vulneración al derecho de decidir sobre sus cuerpos, en particular quienes han sufrido atentados espantosos como la violación.

Como masonas y masones de la Gran Logia Mixta de Chile, llamamos a resguardar los valores de libertad y a luchar contra los dogmas, el fanatismo y la supremacía arbitraria de las ideas, síntoma de intolerancia que puede llevarnos a resultados indeseados para nuestra sociedad.

Rechazamos todo aquello que signifique un retroceso en la tolerancia y respeto en el ejercicio libre de los derechos ciudadanos, como habitantes de esta nación queremos una Carta Magna que pretenda unirnos como pueblo, no incrementar las diferencias y la odiosidad entre quienes compartimos humanamente esta sociedad.

Por ello, hacemos un llamado al Consejo Constitucional, una invitación a corregir el rumbo, restableciendo un diálogo sensato y reflexivo, que nos permita abrigar la esperanza de llegar a puerto con una nueva Carta Fundamental que logre representarnos a todas y todos.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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