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Más allá del aula: pantallas y primera infancia Opinión

Más allá del aula: pantallas y primera infancia

La evidencia internacional ratifica lo que hemos encontrado en Chile. Existen estudios que analizan la relación entre el uso de pantallas y el desarrollo de los niños y niñas.


Hace unos días llamó la atención la decisión de Finlandia respecto a la prohibición del uso de celulares en las aulas. Esta noticia, sin duda, generó un debate en distintos países sobre el uso de celulares en los colegios, en el que Chile no se quedó atrás, dando pie incluso a que un grupo de diputados propusiera un proyecto de ley al respecto. Sin duda es un tema urgente de debatir, ya que tenemos evidencia contundente, por ejemplo, de que los cambios en la cobertura 3G y, por ende, acceso a celulares se asocian a descensos significativos en los resultados de los exámenes en todas las asignaturas, con magnitudes aproximadamente equivalentes a la pérdida de un cuarto de año de aprendizaje.

El debate hasta el momento ha quedado circunscrito al uso de celulares en las aulas, donde se han implementado distintas iniciativas en los colegios del país para tratar esta problemática. Incluso hay colegios que han decidido prohibir el uso de celulares durante la jornada escolar. Sin embargo, nada se ha dicho del uso de celulares en los hogares y cómo este uso comienza a muy temprana edad, pese a las recomendaciones de la OMS respecto a evitar exponer a niños menores de dos años de vida a pantallas y limitar el uso a una hora diaria en niños de dos a cuatro años. 

En un estudio del Centro de Justicia Educacional encontramos que el 33% de los niños de 3 años ven más de 4 horas de pantallas al día y que esta exposición se asocia a problemas de control de impulso y frustración en niños y niñas.

La evidencia internacional ratifica lo que hemos encontrado en Chile. Existen estudios que analizan la relación entre el uso de pantallas y el desarrollo de los niños y niñas. En el ámbito socioemocional, se ha encontrado que un mayor uso de pantallas puede repercutir en un potencial incremento de síntomas ansiosos y un empeoramiento de la calidad del sueño debido al cambio de rutinas y horarios. La salud física también puede verse afectada, puesto que un tiempo prolongado de uso de pantallas se asocia con un mayor consumo de comida no saludable.

Sabemos que la tarea de regular el uso de pantallas en ocasiones no es nada fácil, pero cada esfuerzo que hacemos como padres o cuidadores de niños y niñas en regular su uso, poner horarios y acompañar a los niños y niñas en su proceso de aprendizaje sobre cómo utilizar las pantallas, será sin duda una gran ayuda para su desarrollo y su futuro escolar. 

Recomendaciones importantes son, en primer lugar, una supervisión constante por parte de los cuidadores principales del tiempo que pasan los niños y niñas frente a las pantallas y del contenido que están consumiendo. Pero, además, es importante retrasar lo más posible el inicio de su uso. Algo importante a resguardar es que el uso de pantalla no reemplace las horas de sueño. Niños y niñas de entre 3 y 4 años deberían dormir de 10 a 13 horas al día. Por último, evitar el uso de pantallas con el objetivo de entretener o calmar a los niños y niñas pequeños, por lo que se recomienda, dentro de lo posible, calmar o entretener a los niños y niñas en contextos reales –no virtuales– y naturales, puesto que ayudará al desarrollo de la autorregulación. 

Puede que todas las iniciativas que se tomen sobre el control del uso de celulares en los colegios tengan un efecto positivo en los aprendizajes de los niños y niñas, pero si no comenzamos a regular y acompañar el uso a temprana edad desde nuestros hogares, toda iniciativa al respecto quizá llegue demasiado tarde.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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