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Postneoliberalismo y nuevo modelo de desarrollo: el programa de Daniel Jadue para Chile en el siglo XXI Opinión

Postneoliberalismo y nuevo modelo de desarrollo: el programa de Daniel Jadue para Chile en el siglo XXI

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Paula Vidal y Juan Ignacio Pérez
Por : Paula Vidal y Juan Ignacio Pérez Dra. Paula Vidal Profesora Asociada Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile Dr. Juan Ignacio Pérez Profesor Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Chile
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En ciencias sociales, la discusión sobre el desarrollo se asocia principalmente a los debates posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En América Latina ese concepto ha sido objeto de profundas reflexiones desde diversas tradiciones del pensamiento económico y social latinoamericano. Tradicionalmente este se ha asociado a las nociones de progreso, crecimiento, especialmente ligado a indicadores económicos y el acceso a bienes y servicios.

Sin embargo, el desarrollo no puede ser reducido al mero crecimiento económico y ello se expresa en la crítica realizada al término desde diversas perspectivas teóricas. Entre estas se encuentra la reflexión latinoamericana en torno a la noción de Buen Vivir o Vivir Bien. Algunos de los elementos de esta crítica permiten repensar la noción del desarrollo y asociarlo a la capacidad que posee la sociedad para resolver sus problemas en base a su ciencia, técnica, organización-participación social y a los bienes comunes.

Si bien, en esta noción de desarrollo se contempla la transformación de la economía para diversificar la estructura productiva hacia sectores intensivos en ciencia y tecnología con el fin de mejorar las condiciones materiales del país y alejarse del extractivismo se requiere también que aquél sea acompañado del cuidado de la naturaleza, de altos niveles de participación democrática y del reconocimiento de las diversidades y los primeros pueblos y naciones.

Bajo este marco, y en un contexto de primarias y elecciones presidenciales en noviembre próximo, es importante realizar un análisis al programa de gobierno de Daniel Jadue, pues se plantea un cambio en el rumbo sobre el tipo de desarrollo neoliberal impulsado desde 1973 en nuestro país.

En particular, nos preguntamos aquí si la propuesta programática global y sus medidas plantean un nuevo horizonte; y qué tipo de Estado, de políticas públicas/sociales, culturales, ambientales, así como qué tipo de economía se promueven en su programa para alcanzar los objetivos del Nuevo Modelo de Desarrollo.

 

Dialéctica de Igualdad y Libertad: las medidas postneoliberales para la Vida Digna

 

En el Programa se identifica un gran objetivo general y es el de avanzar hacia la VIDA DIGNA construyendo las bases de un Nuevo Modelo de Desarrollo que erradique el neoliberalismo y sus secuelas de desigualdades, abusos, exclusiones y precariedades. El Programa define, así, un camino de transición para avanzar hacia una sociedad más justa, verde, soberana, plurinacional y feminista. Pero ¿son las medidas propuestas consistentes con estas declaraciones?

Para responder estas preguntas realizamos una sistematización y análisis de todas las medidas del Programa a partir de una matriz de doble entrada en donde, por un lado, identificamos 7 ejes transversales existentes en el Programa: igualdad socioeconómica, participación, plurinacionalidad/interculturalidad, medio ambiente, soberanía, feminismo/paridad y conocimiento/tecnología; y, por otro, dimensiones del Modelo de Desarrollo, con sus subdimensiones cada una, estas son: Dimensión Económica a) Relación entre Estado y Mercado, b) Estructura productiva/económica, c) Inserción del país en el sistema global y d) Relación capital/trabajo; Dimensión Política: a) Tipo de Estado y enfoques de políticas públicas, b) Administración y gestión pública (aparato burocrático del Estado), c) Sistema legal y de justicia, Relaciones internacionales; y, finalmente, Dimensión Cultural: a) Respeto y reconocimiento a la diversidad y b) Derecho a las culturas, artes y patrimonio.

A partir del análisis realizado, podemos señalar que los principios de igualdad y libertad dialogan dialécticamente en el programa de Daniel Jadue. Observamos que una gran parte de las medidas propuestas para avanzar hacia un Nuevo Modelo de Desarrollo y la Vida Digna, apuntan a cambios en la estructura y distribución del poder de la sociedad, que permitirían realizar la igualdad y el reconocimiento. Asimismo, otro grupo de medidas apuntan a generar las condiciones para el despliegue de las capacidades y agencias de las personas y colectivos, es decir, la libertad en el sentido positivo del término.

Lo anterior se articula con un conjunto de medidas de corto y mediano plazo que no pueden ser agrupadas en los ejes anteriores, ya que están destinadas a reactivar la economía, generar empleos de calidad y hacer frente a la pandemia de Covid-19. Lo interesante, en este caso, es que dicho paquete de medidas dialoga con las de carácter estructural, ya que se plantean objetivos que exceden la mera recuperación de los indicadores económicos, en la medida en que cambian la distribución de los recursos económicos al interior de la sociedad, ayudan a compatibilizar el trabajo femenino y los cuidados, y sientan las bases para una transformación de la estructura productiva en el mediano plazo

Desde una perspectiva global -y sin pretender abordarlas en su totalidad-, el conjunto de políticas planteadas en el programa puede ser sintetizadas del siguiente modo:

Cambios en la distribución y estructura de poder de la sociedad para la Vida Digna (dimensión de la Igualdad y Reconocimiento)

  1. Cambio en las relaciones de poder socioeconómicas. Para ello, el programa plantea medidas destinadas a: (1) redistribuir la renta nacional en beneficio del trabajo (reforma laboral, regulación del teletrabajo y el impacto de la 4° Revolución Tecnológica, alza salario mínimo, negociación colectiva ramal, por cada sector y subsector económico, eliminar los contratos a honorarios en el Estado, etc); (ii) redistribuir el ingreso a través de una profunda reforma tributaria con carácter progresivo, aumentando la carga tributaria al segmento más rico de la sociedad; (iii) redistribuir del ingreso a través de gasto fiscal, aumentando el gasto público en educación, salud, pensiones y otros ámbitos de la vida social, con un enfoque de derechos sociales universales (reforma al sistema de financiamiento y provisión en salud, educación y pensiones); e (iv) realizar reformas institucionales que limitan la acción del capital financiero (fin de las AFP y de las Isapres, fin del CAE, reformulación del papel del Banco Central, entre otras medidas).
  2. Cambio en las relaciones de poder entre naciones y pueblos. En ese sentido, el programa contempla una robusta agenda sobre plurinacionalidad (aseguramiento derechos colectivos de los pueblos indígenas, programa de restitución de tierras a comunidades indígenas, entre otras medidas) y sobre interculturalidad, en ámbitos como educación, salud y ciencia
  3. Cambio en las relaciones de poder entre territorios. En este ámbito, el programa contempla un paquete de medidas orientadas a desconcentrar el poder a nivel territorial e igualar las capacidades entre éstos, a través de: (i) una agenda de descentralización y competencias territoriales; (i) participación vinculante a nivel territorial; (iii) equidad urbana y el desarrollo armonioso del territorio (Banco de Suelo público para construcción de viviendas sociales e infraestructura, acceso a la tierra para quienes la trabajan, desarrollo de infraestructura y conectividad urbana); y (iv) una agenda sobre ruralidad y desarrollo (incremento de ingresos propios en municipalidades rurales, reconocimiento diversidad de formas de propiedad, etc).
  4. Cambio en las relaciones de poder entre géneros, que incorpora (i) una agenda feminista (reconocimiento del trabajo doméstico no remunerado con pago en un 75% del sueldo mínimo, paridad en todos los organismos públicos, creación de un Sistema Nacional de Cuidados, post natal obligatorio, ley marco de derechos sexuales y reproductivos, etc.); y (ii) una agenda sobre diversidad sexuales (Servicio Nacional Antidiscriminación, modificación Ley de Identidad de Género, etc).
  5. Cambio en las relaciones de poder a nivel internacional, en donde se pueden ubicar iniciativas como la recuperación de la renta de los recursos naturales (royalty a la minería, revisión contratos de litio) y una revisión y renegociación de los tratados comerciales.
  6. Cambio en la relación entre el Estado y la ciudadanía, que contempla: (i) una agenda sobre Derechos Humanos y Memoria; (ii) una agenda sobre Policía, orientada a refundar los cuerpos policiales, con perspectiva de género y de derechos humanos, (iii) una agenda de reforma al sistema judicial y penal; (iv) una agenda de transparencia y corrupción; y (v) una agenda de participación.
  7. Democratización del acceso a los medios de comunicación, a través de un paquete de políticas y leyes destinadas a garantizar el derecho a la comunicación.
  8. Democratización de la esfera económica, considerando la promoción de nuevas formas dde propiedad (cooperativas y autogestión), así como la participación en las decisiones y beneficios de las empresas (cogestión, reparto 30% de las ganancias, etc.).

 

Condiciones para el Despliegue de las Capacidades y Agencias (dimensión de la Libertad)

  1. Acceso universal a servicios públicos esenciales con perspectiva de derechos (con un estado no subsidiario). Para ello, el programa plantea un paquete de reformas estructurales en: (i) Salud (como la creación de un sistema integrado, un seguro único y el fin del copago en los establecimientos públicos; (ii) Educación (gratuidad universal para para centros de formación técnica y universidades del estado, cuotas en la universidad para estudiantes provenientes de la educación pública, cambio del sistema de financiamiento escolar y democratización del mismo, etc.); (iii) Pensiones (pensión universal no contributiva, régimen de reparto para la parte contributiva del sistema, inclusión de independientes en el sistema previsional, retiro del 100% acumulado en las AFP); (iv) Niñez y adolescencia (Reforma al ex SENAME y creación de un Sistema Nacional de Protección, voto universal desde los 16 años, acceso universal a TICS, etc); (v) Personas con Discapacidad (coordinación entre entes públicos para asegurar acceso universal e inclusión); (vi) Derechos de los Migrantes (cambio en el régimen de visas, acceso universal al sistema de protección social); (vii) Personas Mayores (creación de un Sistema Nacional de Cuidados Integrales, rebaja en transporte público para mayores de 60 años, etc.); y (viii) Chilenos en el exterior (crear un distrito electoral para chilenos y chilenas residentes en el exterior, entre otras medidas).
  2. Comunicación y desarrollo de la Cultura y Patrimonio, que contempla instancias participativas para las políticas culturales, avance en la soberanía tecnológica y un aumento de la inversión en la inversión en artes, culturas y patrimonios
  3. Nueva política sobre conocimiento, ciencia y tecnología, que contempla el desarrollo, investigación y extensión en artes, humanidades, ciencias sociales, ciencias básicas y ciencia aplicada a través de un aumento del financiamiento público y de reformas a la institucionalidad sobre conocimiento, ciencia y tecnología.
  4. Sentar las bases de un nuevo modelo de desarrollo económico que permita avanzar más allá del extractivismo, generando polos de desarrollo productivo que deriven en una estructura económica más compleja y con mayores grados de autonomía. Para ello, se plantean, entre otras: una agenda sobre política industrial (que incluye la creación de un Banco Nacional del Desarrollo y la definición de áreas prioritarias); una agenda sobre energía, destinada a limpiar la matriz energética; y una agenda en minería, orientada a industrializar el cobre y crear una Empresa Nacional del Litio; y una agenda en ciencia y tecnología, para generar una economía intensiva en conocimiento.
  5. Reformas relativas a Medio Ambiente, orientadas a garantizar el derecho a un medio ambiente limpio y sustentable, con reformas a la institucionalidad sectorial para poner fin a las zonas de sacrificio; una agenda sobre el agua, que asegure su condición de bien de uso público; un cambio en el régimen de explotación de recursos marinos; una agenda orientada a formar un sistema agroalimentario nacional sustentable; y la firma de tratados internacionales sobre Medio Ambiente, entre otros aspectos.

Retomando los elementos expuestos podemos afirmar que en el Programa de Daniel Jadue se esboza un camino para la realización de la Vida Digna a partir de la construcción de las bases -con medidas concretas- de un nuevo desarrollo económico, político, social, ambiental y cultural bajo los principios de Libertad (capacidad de agencia individual, colectiva, de territorios, naciones, etc.), e Igualdad y Reconocimiento de los pueblos y las diversidades.

En definitiva, el nuevo modelo de desarrollo se inscribe en los cambios post-neoliberales porque: (1) reposiciona la democracia y reubica el Estado en el centro de la gestión de la vida pública en sus diversos niveles, junto a políticas públicas con enfoque participativo y garante de derechos; (2) se plantea avanzar hacia una economía que supera el extractivismo y la devastación ambiental, rompiendo con el dualismo sociedad-naturaleza y el lugar de la investigación y la tecnología asociado a la mejora en la producción económica; (3) da lugar también al cooperativismo y autogestión como formas de organización económica; y (4) reconoce y valora los pueblos originarios y sus saberes, además de las diversidades de género, alejándose de la idea de homogeneidad cultural y social.

El Estado, en tanto encargado de reproducir ciertas relaciones sociales y espacio de lucha de intereses en pugna, tiene un lugar primordial en construir fisuras en el poder hegemónico. En este sentido, el sello que distingue el programa de gobierno de Daniel Jadue es el Estado social, democrático-participativo, y de derechos humanos; la transformación de la estructura productiva y el avance hacia una economía centrada en el conocimiento que rompe con la lógica economicista neoliberal (y su subjetividad-ethos asociada) centrada en los procesos de acumulación material e interminable de bienes (como si no existieran límites planetarios).

Al analizar la historia chilena y el carácter de los programas presidenciales levantados desde 1990, observamos que el de Daniel Jadue posee una vocación antineoliberal, de reformas y reivindicaciones que mejoran las condiciones básicas para avanzar en la dignidad de la Vida para todos, todas y todes, lo cual es relevante porque las reformas se organizan en función de un horizonte distinto -la Vida Digna-, que está en las antípodas de aquellas reformas que administran las secuelas del neoliberalismo.

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  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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