En la actualidad, múltiples organizaciones de Académicas/os, de Funcionarias/os y de Estudiantes se encuentran esperando una señal desde la Presidencia para la aprobación de los nuevos Estatutos de las Universidades del Estado. Durante toda la transición hubo esfuerzos por democratizarla, mas no existieron resultados satisfactorios, solo dilatorias y procesos internos que no llegaban a concretizarse en materia legal.
El 7 de diciembre del 1971, Enrique Kirberg Baltiansky, primer Rector escogido de forma democrática por estudiantes, funcionarios y académicos de la Universidad Técnica del Estado (UTE), enunciaba en su discurso que proclamaba el nuevo Estatuto Orgánico de la UTE, señalando que este se dictaba “en virtud de la ley que faculta al Presidente de la República para hacerlo, es fruto de aquellas heroicas luchas en las que los estudiantes jugaron un rol decisivo”. Han pasado ya 52 años desde aquel entonces y aún tenemos Decretos de la Dictadura en la mayoría de las Universidades del Estado.
En la actualidad, múltiples organizaciones de Académicas/os, de Funcionarias/os y de Estudiantes se encuentran esperando una señal desde la Presidencia para la aprobación de los nuevos Estatutos de las Universidades del Estado. Durante toda la transición hubo esfuerzos por democratizarla, mas no existieron resultados satisfactorios, solo dilatorias y procesos internos que no llegaban a concretizarse en materia legal.
La Ley 21.094, promulgada el 2018, que da un marco a las universidades ustatales en su definición, naturaleza y estructura, es el antecedente más reciente con el cual se rigen las instituciones universitarias en la actualidad. La lucha por la autonomía universitaria y la articulación de los actores internos y externos a las casas de estudios tiene larga data. Desde el Cordobazo en Argentina (1969) en adelante, sigue vigente en muchas comunidades. Si bien las situaciones políticas y sociales han cambiado enormemente, las universidades siguen jugando un rol en el debate público, social y política a pesar de las problemáticas y precariedad en la que viven.
Este 2023 se cumplen 50 años del fatídico día 11 de septiembre del 1973, golpe de Estado que se hizo presente fuertemente en las comunidades Universitarias. Ese mismo día se invadieron campus Universitarios por parte de militares y civiles, persiguiendo a los supuestos marxistas y terroristas que poblaban la Universidad de Chile y la Universidad Técnica del Estado.
Asesinaron, torturaron y persiguieron a los principales rostros de la lucha interna en las Universidades, quienes llevaron acabo los procesos democratizadores en estas Casas de Estudios. Hoy el llamado es al Presidente Boric, al Ministro de Educación y al Subsecretario de Educación Superior a escuchar el clamor de las comunidades universitarias de terminar con la herencia de la dictadura, con los decretos omnipotentes y autoritarios que existen en las distintas universidades, pues a 33 años de la vuelta a la democracia en el país, esto nos se ha visto reflejado en la mayoría de las universidades estatales.
Como el mismo Enrique Kirberg planteó a Allende, “compañero Presidente, el pueblo de Chile tiene en la Universidad Técnica un elemento de apoyo seguro, decidida a jugar su rol en el terreno que le es propio, entregando los profesionales que Chile necesita, desarrollando la técnica que el país requiere, llevando la cultura a los más apartados y postergados sectores”. Allende escuchó el llamado de la Reforma Universitaria.
El 2023 puede ser Boric quien escuche el proceso democratizador de las comunidades a fin de acabar con la herencia de la dictadura en las universidades, en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe. Es un imperativo moral y ético para con las comunidades universitarias y la sociedad en general.
