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Parques y zonas inundables para Santiago Opinión Diego Martin/AgenciaUno

Parques y zonas inundables para Santiago

Teófilo Martínez
Por : Teófilo Martínez ONG Fénix Terra
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Además se ha perdido el pie de monte, la zona llamada “cota mil”, por diversas construcciones en las comunas altas de la ciudad, una zona que podía recibir e infiltrar naturalmente las elevadas precipitaciones de la precordillera. Era un área buffer, un amortiguador. Ese territorio natural, libre, no urbanizado, ha ido desapareciendo.


En Curicó llovieron 273 milímetros durante los últimos días. En Santiago, en el recordado evento de junio de 1982, precipitaron solo 124 milímetros, menos de la mitad. En estos días, fueron 82 milímetros los medidos en Quinta Normal. En 1982 la ciudad de Santiago tenía una superficie de 380 kilómetros cuadrados. Hoy supera los 640. La población era de casi cuatro millones y hoy es el doble, ocho millones.

¿Qué habría pasado en Santiago con un evento semejante al de Curicó, lo cual tiene altas probabilidades de ocurrir debido al caos climático mundial?

La variable relevante es que la ciudad ha urbanizado 26 mil hectáreas adicionales o 260 kilómetros cuadrados en estos 40 años. Además, una parte de las ya existentes 38 mil hectáreas en el Santiago de 1982 eran áreas no bien urbanizadas, con calles y veredas de ripio, sin cemento o asfalto. Había mucho sitio eriazo. Por lo tanto, es fácil estimar que se ha compactado durante 40 años una superficie de 40 mil hectáreas. Hemos considerado un progreso hormigonear la ciudad, colocar veredas de cemento, poner baldosas en los patios, etc.

Además se ha perdido el pie de monte, la zona llamada “cota mil”, por diversas construcciones en las comunas altas de la ciudad, una zona que podía recibir e infiltrar naturalmente las elevadas precipitaciones de la precordillera. Era un área buffer, un amortiguador. Ese territorio natural, libre, no urbanizado, ha ido desapareciendo.

Claro, no se va a inundar Las Condes o La Reina, pero con una lluvia sobre 250 milímetros en dos días, el agua va a correr por calles y avenidas acumulando fuerza y volumen, destruyendo todo a su paso por la pendiente que tiene la ciudad, en cada curva o esquina. Sería muy destructivo, porque no sería una inundación calma como en Talca, sino un torrente vertiginoso. Serían especies de ríos Mapocho corriendo por diversas calles.

Hemos creado nuevos parques en 40 años, pero básicamente lo que se ha realizado es habilitar para el uso humano áreas naturales rústicas preexistentes al borde del Río Mapocho (Parque Bicentenario, de la Familia, etc.). Por lo tanto, en 40 años ha existido una pérdida absoluta de suelo natural que podría haber infiltrado lluvia.

Los parques y áreas verdes existentes son un activo muy valioso para proteger a Santiago de un desastre. Actualmente ese territorio no compactado es completamente insuficiente, porque no debe superar el 5% de las 64 mil hectáreas de capital; es decir, unas 3 mil 200 hectáreas. En 1982 había 26 mil hectáreas naturales rodeando la ciudad, las que hemos urbanizado posteriormente, que prestaban ese servicio de infiltración.

Por lo tanto, es urgente elevar las medidas de protección de los parques urbanos existentes y volver a naturalizar mínimo unas 5 mil hectáreas de Santiago y diseñar zonas de infiltración, si queremos tener una ciudad viable ante el escenario del caos climático. Es urgente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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