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El lenguaje y la estigmatización de los sectores populares Opinión

El lenguaje y la estigmatización de los sectores populares

Miguel Torres
Por : Miguel Torres Presidente Fundación Avancemos
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Todos los ciudadanos, sin importar su origen social o económico, merecen respeto y dignidad, y es responsabilidad de los líderes políticos y los medios de comunicación promover un discurso que fomente la inclusión y la comprensión.


La reciente controversia en torno a Martín Arrau, vicepresidente de Republicanos, y su columna de opinión en el diario La Tercera, ha generado un justo escándalo en las redes sociales y en la opinión pública. Su utilización de un lenguaje estigmatizante y su adopción de actitudes discriminatorias son inaceptables en un debate público que busca la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.

Arrau compartió su columna en su cuenta de Instagram, publicando una imagen de un hincha de Colo Colo para mofarse de la noción de “flaite”, un término que ha sido empleado de manera discriminatoria en Chile. El contenido compartido no solo desacreditó al hincha, sino que estigmatizó a toda una comunidad utilizando un lenguaje altamente peyorativo. También perpetúa estereotipos dañinos y discriminatorios al asociar el concepto de “flaite” con la violencia y la delincuencia. Estas generalizaciones injustas no solo son dañinas, sino que también socavan la posibilidad de abordar los problemas reales de inseguridad y desigualdad en Chile de manera constructiva.

Sin embargo, lo que se omite o, tal vez, se niega, es que la violencia no es un fenómeno exclusivo de un solo grupo social. Existe una variedad de manifestaciones de violencia en la sociedad, algunas de las cuales pueden ser igualmente o incluso más graves que las que Arrau menciona. La generalización de la violencia asociada únicamente con los “flaites” ignora la complejidad de los problemas sociales y económicos que subyacen a las diversas formas de violencia en Chile.

La utilización de lenguaje y actitudes estigmatizantes va en contra de los valores fundamentales de una sociedad democrática y pluralista. Todos los ciudadanos, sin importar su origen social o económico, merecen respeto y dignidad, y es responsabilidad de los líderes políticos y los medios de comunicación promover un discurso que fomente la inclusión y la comprensión.

No es de extrañar que estas actitudes y discursos reflejen el clasismo y la forma en que Arrau y el partido Republicano piensan, sienten y actúan respecto de ciertos grupos de la sociedad, en particular las personas de bajos recursos económicos. Esta actitud es preocupante, ya que denota una falta de empatía y una falta de comprensión hacia las complejas realidades de quienes enfrentan desafíos socioeconómicos en Chile. Retratan a un grupo de personas como “los otros”, estableciendo una división entre “nosotros” y “ellos”, una visión que es perjudicial para la cohesión social y para abordar los problemas de manera justa y equitativa. La ideología del Partido Republicano y su enfoque en ciertos temas, como la delincuencia y la seguridad, están influenciados por esta perspectiva discriminatoria.

En una sociedad democrática y pluralista, es fundamental que los líderes políticos y los partidos promuevan valores de inclusión y respeto hacia todas las personas, sin importar su origen social o económico. La estigmatización y la generalización de ciertos grupos de personas solo perpetúan divisiones y obstaculizan la capacidad de abordar los problemas sociales de manera efectiva.

Para construir una sociedad más justa y equitativa, es esencial que los líderes políticos y los medios de comunicación se responsabilicen de su papel en la promoción de un discurso respetuoso y en la creación de un entorno en el que todas las voces sean escuchadas y valoradas. La inclusión y la empatía son valores que deben estar en el centro del debate público y de la toma de decisiones políticas en Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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