Opinión
AgenciaUno
Emprendedoras empoderadas y activas fortalecerán una economía vigorosa y diversa. Para ello debemos contribuir a la generación de las mejores condiciones para que profundicen sus conocimientos en finanzas, administración, educación digital, y tantos otros ámbitos.
Es largo el listado de brechas de género que aún quedan por resolver: salarios, cargos de relevancia en empresas y en la política, así como responsabilidades en el hogar o en el cuidado de personas son algunos de los desafíos que por estos días recordamos, en el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemoró el viernes pasado.
Diferencias similares también se ven en el mundo emprendedor, aunque en una encuesta realizada a mil mujeres emprendedoras que pertenecen a la comunidad de MiPymes de ChileConverge, no alcanzan a ser cuatro de 10 las mujeres que confiesan haberse sentido discriminadas en sus negocios por temas de género. La cifra sigue siendo alta, pero una gran mayoría reconoce que ha visto cambios positivos en la percepción social hacia las mujeres emprendedoras en los últimos años.
Avanzamos. Para acelerar ese proceso, es importante que las mujeres emprendedoras tengan redes de apoyo para ampliar sus negocios y formarse como empresarias, y también que sepan dónde buscar esas ayudas: mujeres empoderadas en el mundo emprendedor, aportando creatividad, innovación y empatía con sus clientes, significará finalmente un fortalecimiento para miles de economías familiares a lo largo de Chile.
Ese empoderamiento emprendedor queda reflejado con otras de las respuestas de las 1000 mujeres: Un 36% explicó su decisión de emprender como el camino para lograr la independencia económica y otro 23% comentó que se habían embarcado porque tenían una idea de negocio. Es decir, aunque obviamente en su gran mayoría se trata de mujeres que requieren trabajar (un estudio del Ministerio de Economía arrojó que un 58% de las microemprendedoras lo hace “por necesidad”), es obvio también que no se trata sólo de subsistencia.
Hacernos cargo de nuestros propios gastos, valernos por nuestros propios recursos es otro camino para el empoderamiento de la mujer, que reduce brechas económicas. Para ello, hay que avanzar en desafíos tales como el acceso al financiamiento, armonizar la vida laboral con la personal, la escasez de redes de contacto, la discriminación, y los estereotipos de género.
Emprendedoras empoderadas y activas fortalecerán una economía vigorosa y diversa. Para ello debemos contribuir a la generación de las mejores condiciones para que profundicen sus conocimientos en finanzas, administración, educación digital, y tantos otros ámbitos que se requieren para hacer funcionar una empresa que genere riqueza y que cumpla con todas las leyes que las regulan. Un tercio de las 1000 mujeres encuestadas no recibió ningún tipo de educación superior, pero casi la mitad expresa una alta valoración por cursos y talleres diseñados específicamente para ellas. Es el camino hacia la ansiada independencia económica, que tantas mujeres emprendedoras ya han logrado gracias a su incesante esfuerzo y trabajo.
