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Chile: actor clave en la reforma tributaria global Opinión

Chile: actor clave en la reforma tributaria global

Ricardo Martner
Por : Ricardo Martner comisionado de ICRICT, la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional
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Chile puede desempeñar un papel protagónico en la reforma de la tributación internacional. Este es el momento de hacer nuestro aporte a un sistema tributario global que genere los recursos para reparar desigualdades, enfrentar el cambio climático y luchar contra la pobreza.


El mundo atraviesa una época de transformaciones profundas, marcadas por crisis múltiples e interrelacionadas: el cambio climático, pandemias y el crecimiento de la desigualdad.  Todas ellas requieren inversiones en bienes públicos para hacerles frente. Dinero. Por eso una de las transformaciones más necesarias del presente es la reforma de las reglas de tributación a nivel internacional. ¿Qué papel desempeña Chile en este escenario?

El actual sistema internacional de tributación tiene casi cien años. Fue pensado para una mundialización que poco tiene que ver con la globalización actual. Al ser vetusto permite a las grandes multinacionales y los supermillonarios todo tipo de artimañas contables para eludir el pago de sus impuestos. Es un sistema “roto”, basado en tratados bilaterales y estándares dictados por organismos multilaterales. Aquella maqueta hecha a medida de los países más desarrollados, ha moldeado las reglas a su favor. La complejidad y anacronismo de esta mecánica ha facilitado el abuso fiscal a multinacionales y personas con grandes patrimonios que utilizan las guaridas fiscales para evadir el pago de sus impuestos donde les correspondería: en los países donde tienen actividades económicas o residen. Esta situación ha limitado a una inmensa porción del planeta su capacidad para financiar el desarrollo y proporcionar servicios públicos esenciales.

Sin embargo, estamos en un momento de “punto de inflexión”. La cooperación entre países ha impulsado grandes avances en la lucha contra la evasión fiscal y en la búsqueda de acuerdos para gravar de manera más justa y eficiente a las corporaciones multinacionales, la economía digital, y a los individuos más ricos. La votación en la Asamblea General de la ONU para crear una convención marco de impuestos es un paso fundamental en este proceso, al igual que una inédita iniciativa que lidera la presidencia brasilera del G20 para gravar a los superricos del mundo.

¿Por qué Chile es crucial en este contexto?

Porque este tema ha sido y es una prioridad del Presidente Gabriel Boric. El país es unos de los impulsores, junto a Colombia y Brasil, de la PTLAC, la Plataforma de Cooperación Tributaria de América Latina y el Caribe, creada el año pasado en Cartagena de Indias. Este año de grandes logros para el campo de la justicia fiscal es una oportunidad para que Chile contribuya a institucionalizar la cooperación tributaria en Latinoamérica, algo que hacen Europa y África desde hace décadas.

Ya en su intervención en la Cumbre de las Américas del 2022, el Presidente Boric destacó la importancia de combatir los paraísos fiscales y de crear un “pacto” para frenar la evasión fiscal transnacional. Chile es miembro de la OCDE y del G77. Está ubicado estratégicamente para tender puentes entre los países desarrollados y aquellos en desarrollo. Este no es un tema menor. Las discusiones internacionales sobre impuestos han revelado una clara división entre las economías avanzadas y las emergentes. Fueron los países del Sur Global, liderados por la Unión Africana, los que decidieron trasladar las negociaciones sobre una nueva arquitectura tributaria de la OCDE, el club de países ricos, a la ONU, un foro con más legitimidad y membresía universal.

Por último, Chile debería respaldar la iniciativa que Brasil está promoviendo desde su presidencia del G20 para gravar a los superricos del mundo. Ya lo han hecho Alemania, Francia, España y Sudáfrica, entre otros. Un impuesto global sobre el patrimonio de los multimillonarios podría contribuir enormemente a abordar las crecientes desigualdades globales. Según Gabriel Zucman, colega mío en la Comisión Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT), si multimillonarios pagaran cada año el equivalente de al menos 2% de su riqueza se generarían unos 250 mil millones de dólares en ingresos fiscales adicionales a nivel global. Se trata de menos de 3 mil individuos y se recaudaría la mitad de todo lo que se requiere para hacer frente a las consecuencias del cambio climático. 

Chile puede desempeñar un papel protagónico en la reforma de la tributación internacional. Este es el momento de hacer nuestro aporte a un sistema tributario global que genere los recursos para reparar desigualdades, enfrentar el cambio climático y luchar contra la pobreza.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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