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«No es imposible que la Alianza capitalice el descontento de la gente»

Director de Benchmark asegura que el bajo desempeño que logró la Alianza en el último sondeo del CEP se explica por el proceso de renovación de las directivas. Sin embargo, confía en que el bloque de derecha podrá captar a la ciudadanía que esta descontenta con la gestión del gobierno, y que en ello influirá la mayor coordinación que existe entre la UDI y RN.


«No sé si las oposiciones fuertes producen gobiernos débiles, o son los gobiernos débiles que a la larga terminan potenciando a la oposición». Con esta frase, el cientista político Gonzalo Müller, director de la consultora Benchmark, resume la gestión de la Presidenta Michelle Bachelet, cuyo respaldo en las encuestas ha sufrido una constante baja desde que llegara al poder.



Müller, que además de encabezar la encuestadora ligada a la UDI es director de Ciencias Políticas de la Universidad del Desarrollo (UDD), pronostica un escenario bastante favorable para la Alianza de cara a los próximos meses, especialmente tras sortear con éxito la renovación de sus directivas y establecer una mayor coordinación entre las directivas de ambos partidos.



Si bien el bloque de centroderecha no fue bien evaluado en la reciente encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) y, de hecho aumentó su nivel de desaprobación de 42% en noviembre de 2005 a 46% en la de julio de este año, el experto afirma que ello puede ser revertido por la Alianza, si ésta es capaz de capitalizar el descontento de la ciudadanía.



Sobre la gestión de Bachelet, estima que persisten dudas sobre sus capacidades, que ya habían manifestado distintos sectores durante la campaña presidencial, y que el sondeo del organismo ligado a la derecha liberal, que le otorgó un respaldo de sólo un 46%, viene a confirmar las críticas que en estos meses la UDI y RN le han hecho a su gobierno.



¿A que atribuye que sólo el 46% de la ciudadanía apruebe la gestión del gobierno de Michelle Bachelet, según la encuesta CEP?
– Se han caído las expectativas y hay dos defectos que la «Bachelet candidata» no ha logrado superar como Presidenta: las dudas sobre su capacidad y liderazgo. Hay una cadena interminable de problemas, y eso no permite prever un gobierno con agenda clara, consistente en el tiempo. La gente empieza a dudar de la capacidad y nos empezamos a acostumbrar a la pregunta de «cuál es el problema de la semana».



¿Cómo aprovecha la oposición esas debilidades?
– Las nuevas directivas que han asumido los partidos de oposición tienen claro que hay que lograr ahí una sintonía con la ciudadanía. Están todos empeñados en eso.



Pero la CEP no es muy positiva para la Alianza. ¿Cómo se explica que el 46% repruebe la gestión de la oposición?
– Es natural, los dos partidos estuvieron buscando planteamientos y una estrategia nueva y en renovar su dirigencia. Es muy raro que hubieran crecido con ese escenario, están preocupados de un proceso interior, preocupados de sí mismos.



¿El descontento sobre la manera en que la Presidenta ha manejado los conflictos podría servir a la Alianza para ganar la próxima elección?
-Es un desafío de la Alianza, es decir, la gente no se decepciona del gobierno y se enamora de la oposición, eso no es así. Es cierto que hay decepción. Ahora, si el desencanto se mantiene en el tiempo, el gobierno se cae a pedacitos.



¿Cómo lee el alto porcentaje de la ciudadanía que estima que el gobierno ha actuado con debilidad?
– Lo hemos ratificado en estos 150 días. Hay ejemplos de descoordinaciones. La propia Presidenta ha tenido que salir a corregir a sus ministros que se le arrancan, que le quieren regalar los fondos del país a Haití. Ahí te das cuenta.



En ese escenario, ¿cuál debe ser el desafío de la Alianza?
– Empezar a capitalizar el descontento de la gente y no es imposible. La Alianza ya lo ha hecho, en 1997, cuando se produce la gran baja de la Concertación, donde pierde 500 mil votos. Obviamente no se fueron a la Alianza instantáneamente, pero sí lo hicieron en el ’99. Los problemas siguieron y los votos se quedaron en la Alianza.



Nuevo orden en Alianza



¿En estos primeros meses de la gestión de Bachelet, y tras la renovación de las directivas, cuáles han sido los logros de la UDI y RN como Alianza?
-Un trabajo serio. Han enfrentado todos los problemas de manera común, ordenada. No ha habido discrepancia en los últimos dos meses entre los partidos del Alianza, ninguna grave. Cada día hay una mejor coordinación, al punto de tener una Comisión Política conjunta. Además, hay un discurso que hoy empieza a trascender, donde el tono de crítica o fiscalización se hace juntos.



Sin embargo algunos personeros, como Joaquín Lavín, han dado señales públicas de distanciamiento y críticas hacia la Alianza.
-Los partidos tienen una labor que hacer, que es la labor de oposición, y los que quieran perfilarse como presidenciables, sea Sebastián Piñera, Joaquín Lavín, Jacqueline van Rysselberghe, Pablo Longueira, obviamente que van a tener un discurso disonante de los partidos, porque buscan captar a los desencantados de la Concertación.



Existe la sensación de que la Alianza actúa como bloque sólo en tiempo de elecciones. ¿Eso tiende a modificarse en este nuevo escenario?
– Las propuestas sobre seguridad ciudadana las hizo la Alianza de manera conjunta. Este año no hay elecciones y es el año donde la Alianza ha actuado de manera más coordinada. Su rol es fiscalizar y tiene que controlar al gobierno y eso lo ha empezado a hacer.



La sombra de Lagos



¿Qué pronóstico tienes para el futuro del gobierno?
– Tengo una duda. No sé si las oposiciones fuertes producen gobiernos débiles, o son los gobiernos débiles que a la larga terminan potenciando a la oposición. Creo que de todas maneras, si el gobierno persiste en esta dinámica de tratar de apagar incendio, la política de Estado estará un poquito sujeta a situaciones de popularidad.



¿Cuáles han sido las principales dificultades que ha debido sortear la Presidenta Bachelet en estos primeros meses de gestión?
– Gobernar con la presión de la popularidad, sobre todo, si se está bajo la sombra de este árbol que es Ricardo Lagos.



¿Michelle Bachelet tendría que gobernar igual Ricardo Lagos para mantener su respaldo en las encuestas?
– Al final, la generalísima de la campaña de Lagos en estos seis meses ha sido Bachelet. Es decir, el gran contraste con Lagos lo ha producido ella y también ella se ha negado a delimitar la responsabilidad de los problemas. O sea, cuando le dicen las casas enanas que son una vergüenza para el país, ella asume el costo, en vez de decir, ojo: estas casas no las construí yo. Lo mismo que el gas que viene del ex presidente Lagos.



¿Lo problemas sin resolver no son responsabilidad de la Presidenta?
– En gran medida es la herencia que le dejó Lagos, quien tuvo un manejo de imagen increíble. Pero en la medida que uno se mete a evaluar su gobierno, en números, en desempleo, en crecimiento, ya no aparece el gran gobierno de Lagos. Aparecen las casas enanas, los problemas de educación, la no consolidación de la Jornada Escolar Completa, el retroceso en la calidad.

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