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El terrorismo queda fuera de escena en Cannes

No fue aceptada en competencia pero se exhibió en el mercado donde la industria comercializa sus productos. Se trata de una comedia egipcia, que en con humor critica la política de George W. Bush hacia el Medio Oriente, mostrando la rabia de los que perdieron tierras, parientes o amados a raíz del conflicto. Y no vacila en denunciar la futilidad de conseguir venganza matando inocentes.


Usar el humor para tratar temas serios no es una novedad en el cine. Dr. Strangelove y La Vida es Bella, por ejemplo, plantearon los horrores de la amenaza nuclear y del Holocausto judío con fondo cómico. Siendo el terrorismo el tema del momento, era de esperar que a alguien se le ocurriera hacer lo mismo.



Egipto es la gran dama del cine árabe, y a pesar de los años y la competencia regional, su tradición fílmica sigue viva. Según fuentes de El Mostrador, hubo un fuerte lobby para incorporar a la competencia oficial la cinta The Baby Doll Night, de Adel Adeeb, tanto por la ausencia de películas egipcias seleccionadas desde hace unos años, como por la actualidad del tema. No obstante, las más altas autoridades del festival vieron el film y rechazaron su inclusión. Según cuentan por allí, se hubieran salido de la sala después de media hora, describiendo la obra como "basura".



Aunque no sea exactamente cine arte, ni a la altura de un Kubrick o Benigni, The Baby Doll Night, (que finalmente se estrenó como parte del mercado del film, donde la industria comercializa sus productos) tiene muchas cualidades. Costó 8 millones de dólares, un récord para el cine egipcio. Es la historia de una pareja de El Cairo que debe separarse por un año, mientras el marido seguía un tratamiento de infertilidad en Nueva York. El hombre se las arregla para regresar por 24 horas con una delegación oficial y así pasar año nuevo con su esposa en una noche de amor. Para el propósito, trae de regalo un camisón sexy (el "baby doll" del título). No obstante, se enfrentan a una serie de imprevistos que impiden su encuentro sexual, incluyendo estar involucrado involuntariamente en los preparativos de un atentado terrorista. Es al describir este último aspecto que la obra se pone seria. Mientras critica en boca de sus personajes la política de George W. Bush hacia el Medio Oriente, y la rabia de los que perdieron tierras, parientes o amados a raíz del conflicto, no vacila en denunciar la futilidad de conseguir venganza matando inocentes. El mensaje se plantea a través de la historia de los varios protagonistas, sin que falte la ONG pacifista cuyo idealismo ignora la realidad profunda. Es el tipo de trabajo didáctico y entretenido que podría tener gran éxito por lo menos en el mundo árabe, a pesar de que sus 2 horas y 30 minutos de duración son algo largos.



En la premiere mundial en Cannes, El Mostrador también habló con el leyendario actor de origen egipcio Omar Sharif (Lawrence de Arabia, Dr Zhivago). Bromeando, se quejó que no le habían dado un papel en la película, pero que ha gozado en casi todas las que ha participado. Con sus 76 años, se veía en buena forma, y declaró ya no jugar al bridge, del cual fue un fanático en torneos durante décadas.












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