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Hernán Larraín pide a la UDI no bajar los estándares de excelencia a sus militantes

El senador y ex presidente del gremialismo realiza una dura evaluación del primer año de gobierno de Sebastián Piñera y de la gestión de la directiva de la tienda en el caso de la intendenta del Biobío. “Estamos poniendo en riesgo la continuidad de nuestro proyecto político y abriendo las puertas a un peligroso caudillismo”, advierte.


El senador de la UDI, Hernán Larraín, quien se mantuvo silencioso en el caso Van Rysselberghe y que salpicó la gestión de su esposa, la ministra de Vivienda Magdalena Matte, advierte que la Alianza se encuentra ante “una luz amarilla” porque observa temeroso que siguen “lo autogoles y que los problemas se agudizan”.

En una entrevista a La Tercera, el ex presidente del gremialismo afirma que se está poniendo en riesgo la continuidad del proyecto político de la derecha y “abriendo las puertas a un peligroso caudillismo. Por eso, si el 2011 no proyectamos con fuerza la obra del gobierno, será muy difícil triunfar en las municipales y en las presidenciales”.

Sobre la evaluación del primer año en el poder de Piñera, Larraín sostiene que se está produciendo una paradoja en el sentido que “tenemos un buen gobierno y un Presidente muy capaz, y, por otra, en las encuestas se consolida una tendencia a la reprobación”.

En tal sentido, el legislador oficialista explica que hay una descoordinación interna en el gobierno, lo cual provoca problemas comunicacionales e impide que la gente aprecie los logros y avances.

“Además, si bien el Presidente les ‘saca el jugo’ a sus ministros en unas intensas reuniones bilaterales, no se ha trabajado lo suficiente en generar un relato global del rumbo del gobierno. Uno se pregunta: ¿Qué rol cumplen los ministros políticos como Rodrigo Hinzpeter o Ena von Baer su no participan en esas reuniones bilaterales” Los ministros políticos deberían tener un papel más relevante en la coordinación y articulación política”, menciona.

Precisa que a lo anterior se suma una serie de “errores no forzados” graves, como es el caso de la intendenta Van Rysselberghe y la crisis de Magallanes, los cuales cree que significarán costos políticos.

Explica que estos errores provocan que el gobierno pierda la credibilidad y la confianza de la gente, pero asegura que lo más preocupante es que sea “La Moneda la que se meta autogoles sin tener un rival al frente, porque ¿qué queda de la Concertación? Claramente, es un barco a la deriva y sin brújula, que se mantiene a flote gracias a nuestros errores. Afortunadamente, la Concertación todavía no es una amenaza para la Alianza, lo que significa que si corregimos nuestros errores, tenemos la oportunidad de continuar en el gobierno”.

Respecto al cambio de gabinete impulsado por el Ejecutivo, Larraín sostiene que este no ha producido ningún efecto en el sistema de trabajo del gobierno ni una mayor coordinación política.

Añade que las reuniones del comité político en los que participa no cumplen con su objetivo original, ya que a su juicio no existen los espacios para participar en las discusiones de las políticas gubernamentales.

Asimismo, advierte que si La Moneda continúa con los errores y no hay un cambio en el Ejecutivo y en la Alianza, “obviamente que habrá espacio para que los díscolos se multipliquen y potencien”.

No hay que rebajar estándares de excelencia a los militantes

Sobre la situación que involucró a la intendenta del Biobío y de paso a su esposa, el senador UDI sostiene quejaqueline-van-Rysselberghe-300x199 este fue un episodio lamentable, ya que “las dudas sobre supuestas irregularidades generaron un ambiente muy dañino que perjudicó la imagen del gobierno, de la UDI y de la propia intendenta”.

Respecto a la postura de su partido en el caso, Larraín afirma que el error de la UDI fue “defender a Van Rysselberghe a toda costa. Incluso alguien llegó a decir que lo que ella había hecho era una ‘manera ingeniosa de resolver los problemas’, como si el fin justificara los medios. Al prolongar tanto el caso y dar argumentos equivocados, se generó un episodio delicado que tendrá muchas consecuencias”.

Asimismo, asiente que tanto en el caso de la intendenta como ahora el del concejal de La Florida, Rodolfo Carter, muestran lo empañada que está la relación de la UDI y RN, agregando que en el último año se ha debilitado todo lo que se había construido como coalición y que les permitió llegar al gobierno.

“No sé si hoy existe la Alianza realmente y si es algo más que unas ocasionales reuniones entre las directivas de RN y la UDI. La verdad es que, aparte de la coordinación que tenemos en el Congreso, la Coalición se ha diluido”, acota.

En tal sentido, el legislador responsabiliza a las directivas de ambas colectividades de evitar las fricciones, ya que son las encargadas “de cerrarles la boca a los que hablan de más y terminar con las declaraciones cruzadas. Su misión es construir una institucionalidad que proyecte a la Alianza y no andar ventilando las diferencias por la prensa”.

A pesar de señalar que el partido funciona cohesionadamente, explica que hay una apertura que no ha sido manejada por la actual directiva del gremialismo con el necesario criterio de unidad que evite el surgimiento de voces contradictorias.

“Estas divergencias provocan ‘desafinamientos’ como los que se produjeron durante el caso Van Rysselberghe. La diversidad es razonable, pero cuando se dan opiniones tan fuertes como las que vimos en febrero, significa que hay un problema de comunicación interna que es responsabilidad de la mesa”, sostiene tajante.

Afirma que es inaceptable rebajar los estándares que “nosotros mismo hemos establecido y por eso confío en que la directiva les exija a todos nuestros militantes que cumplan con la excelencia”.

Y finalmente añade que esta materia fue discutida ampliamente en el partido durante el caso de la intendenta, “ya que no basta con cumplir con la ley y no cometer irregularidades, sino que hay que dar señales potentes de buenas prácticas políticas”.

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