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Autores del estudio sobre cierre de colegios defienden metodología usada También alertan sobre efecto en aumento de repitencia

Autores del estudio sobre cierre de colegios defienden metodología usada

La tesis consigna el periodo desde 1994 a 2012 y analiza anualmente el número de escuelas con enseñanza parvularia, básica y media que salían del sistema educacional, es decir, cerraban y dejaban el rubro, versus el número de establecimientos que entraban, resultando que a la fecha se han cerrado 2.822 recintos de todas las dependencias.


La cifra de 3.000 colegios cerrados en los últimos 15 años, dada a conocer por el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, durante su interpelación en el Congreso originó un amplio debate sobre la veracidad del estudio, pero los autores del polémico análisis defendieron la metodología utilizada y advirtieron sobre el efecto en el aumento de repitencia de alumnos.

A pesar de la controversial cifra entregada por el titular del Mineduc, el mismo estudio también arroja otras conclusiones entre las que se incluye que la salida de establecimientos educacionales del sistema aumenta en un 40% la probabilidad que un alumno afectado pueda repetir de curso.

Sin embargo, los cuatro autores del estudio defienden en La Tercera la metodología usada, la cual comenzó como una tesis en 2012. Tres investigadores de la Universidad de Chile, Alejandra Mizala, Daniel Hojman y Nicolás Grau, junto a Crisrián Labra, autor de la tesis, son los encargados de la revisión y de analizar los datos.

Según Hojman la metodología usada es correcta, debido a que «si es que hubiésemos utilizado sólo la base de directorio (de establecimientos) los errores serían enormes, pero no fue así», añadiendo que tampoco se utilizó el registro nacional de la prueba Simce.

Por su parte, Mizala también defiende el análisis hecho y precisa que «esta no es la primera vez que tomamos una base. Si hubiésemos trabajado con el Simce hubiésemos cometido errores, pero no lo hicimos porque, de partida, el Simce no publica los resultados de todos los establecimientos, ya que si tienen muy pocos alumnos o faltaron muchos alumnos, no se considera”.

El estudio consigna desde 1994 a 2012 y analiza anualmente el número de colegios con enseñanza parvularia, básica y media que salían del sistema educacional, es decir, cerraban y dejaban el rubro, versus el número de establecimientos que entraban.

El resultado obtenido fue que a la fecha se han cerrado 2.822 recintos de todas las dependencias.

Las conclusiones se lograron al cruzar los datos del directorio de establecimientos y contrastarlos con la base de datos administrativos del Mineduc, para posteriormente comprobar colegio por colegio que el cierre fuese efectivo, lo cual se hizo comparando el rut del recinto y la dirección del domicilio registrada.

“Quisimos estar seguros de que son cerrados cerrados, no falsos cierres porque se cambio de nombre o por fusión o cambio de dirección”, explica Mizala.

En cuanto a los colegios cerrados, el estudio da cuenta que al momento del cierre contaban en promedio con cerca de 100 alumnos y que pertenecen a niveles socioeconómicos más bajos, de los cuales casi la mitad (1.179) son establecimientos municipales.

Además, la relación entre baja matrícula y cierre tiene sentido para la investigadora, puesto que “el sistema de financiamiento que nosotros tenemos en la educación es por alumnos que asiste. Si tu pierdes estudiantes, no hay financiamiento base. (…) Si vas perdiendo estudiantes o si nunca lograste aumentar el número de ellos, lo que va a pasar es que no te financies, porque hay un cuerpo de profesores que pagar, insumos escolares que proveer”.

En ese sentido, explica que la configuración actual del sistema educativo funciona como cualquier mercado, el cual se va ajustando a sí mismo.

“Estamos hablando de que los colegios son equivalentes a una industria mediana o pequeña. Y hay por lo menos una tasa anual de 1,1 % de salida y entrada de colegios”, señala, indicando que en 2012 se cerraron 161 colegios, mientras que la apertura de nuevos llegó a 333.

Hojman precisa que la dinámica del sistema, el cual depende de la matrícula de los alumnos, es perjudicial, porque “uno debería avanzar, entonces, a un sistema que tenga mayor continuidad de la oferta educativa. (…) y  avanzar hacia sistemas de aseguramiento de la calidad que no van por este lado, por estos mecanismos de mercado que pueden ser costosos e inefectivos (…). La reforma está apuntando directamente al tema de la calidad, por un monitoreo más complejo”.

“Distintas agrupaciones de sostenedores dicen cosas como el cierre masivo de colegios, pero lo que queda claro es que ha sido un elemento sistemático de este modelo y lo que uno debiese querer, independientemente de esos temas de transición, es continuidad”, menciona.

Sin embargo, el estudio también arroja otras conclusiones como es que el cierre de establecimientos no solo significa la pérdida monetaria para los dueños y el Estado, sino que también conlleva el perjuicio a los alumnos que están obligados a cambiarse.

“Comparando a los estudiantes de igual desempeño académico y controlando por colegio de llegada, el hecho de que un establecimiento cierre aumenta en dos puntos porcentuales la probabilidad de repitencia en esos niños”, afirma Grau.

La tasa de repitencia anual promedio que tiene el país es del orden del 5%, pero para aquellos estudiantes que se enfrentan a un cierre, esta se eleva a un 7%.

Hojman argumenta que la diferencia equivale a un 40% de aumento en la probabilidad de repetir, lo cual significa que estos alumnos tienen mayor riesgo de tener un mal desempeño por el cambio involuntario de colegio.

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