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Piketty y la desigualdad en Chile: el 1% más rico tiene cerca del 35% de la riqueza nacional y es la cifra más alta del mundo El autor estuvo en el ex Congreso y continúa hoy con charla en la UDP

Piketty y la desigualdad en Chile: el 1% más rico tiene cerca del 35% de la riqueza nacional y es la cifra más alta del mundo

Héctor Cárcamo
Por : Héctor Cárcamo Periodista El Mostrador Mercados
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A tablero vuelto en Santiago, el economista francés presentó ayer su libro «El capital en el siglo XXI». Provocó risas, disparó a Carlos Slim y sentenció a nuestro país como el más desigual del planeta. Ricardo Lagos lo alabó y aprovechó de defender la reforma laboral.


El repleto Salón de Honor del ex Congreso Nacional se encontró en una risotada espontánea cuando Thomas Piketty, casi con ingenuidad, hablaba de Italia para demostrar que era importante que el Estado tuviera un tamaño razonable.

Explicaba que en 2010 la deuda pública en el país europeo superaba sus bienes estatales y que, si vendiera todos los edificios público, hospitales, etc., no le alcanzaría para pagar dichos pasivos.

“No digo que lo haga (que los venda), mucha gente estaría choqueada si tuviera que pagar renta a los dueños de los colegios a los cuales enviamos a nuestros niños, pero en cierta forma es lo que estamos haciendo. Me gustaría ver el mismo gráfico para Chile también. Pero en cierta forma ya lo estamos haciendo”, señaló.

Las palabras del economista francés, que llegó ayer a Chile y que este miércoles y el jueves encabezará una serie de actividades en que será el orador más connotado, sonaron casi a una broma, pues en Chile justamente ocurre lo que Piketty cree que sería una locura: la gran mayoría de la población paga por la educación de sus hijos, financiamiento que permite no sólo cancelar la educación de los mismos, sino junto con ello el arriendo de los colegios donde se educan.

Piketty pareció no entender las risas del millar de personas que asistieron para escuchar primero al embajador de México en Chile y luego al ex Presidente de Lagos, que alabó al llamado bestseller del francés, El capital en el siglo XXI.

El ex mandatario se identificó con el relato de la investigación de Piketty, porque a su juicio “marca un regreso a los clásicos”. “La economía política va más allá de la teoría económica y los números (con los) que aparentemente algunos disfrazan la teoría económica, pero cuando la teoría económica toma una mirada estrecha, en la práctica el economista termina justificando el statu quo”, dijo Lagos.

El ex Presidente ahondó en el valor del trabajo del francés, explicando que tiene una trascendencia histórica y llegó para quedarse. “Es un regreso a los clásicos, porque antes de ir a la política usted (Piketty) trabajó con números y esa es la razón de por qué se produjo este impacto. Es cierto, el tema de la distribución está de vuelta”, afirmó el Presidente de Chile entre 2000 y 2006.

Lagos, además, aprovechó de dar un espaldarazo a la reforma laboral que el gobierno de Michelle Bachelet acaba de ingresar al Congreso, afirmando que es simplemente una puesta al día con lo que está ocurriendo en el resto de mundo. “Aviso comercial: la reforma laboral que se discute, lo que está buscando implica necesariamente poder emparejar la cancha. Lo que tenemos, no es la cancha pareja que teníamos antes del 73”, advirtió.

Chile peor que Estados Unidos

En la primera parte de su presentación, Piketty se paseó por los principales aportes de su trabajo, que en lo sustancial es la historia de la distribución de ingresos en el mundo, en particular en los países desarrollados. Su tesis apunta a que si la rentabilidad del capital es superior al crecimiento, la sociedad avanzará indefectiblemente hacia una mayor desigualdad, ya que la del trabajo no la imita.

Lagos advirtió, en ese sentido, que habrá algunos que podrán discutir la interpretación de los datos obtenidos por Piketty en su trabajo, pero nadie hasta ahora, agregó, ha cuestionado los números.

El economista europeo dijo que lo fundamental es medir la distribución del ingreso considerando el patrimonio y no sólo los ingresos en cada país. A su juicio, deben incluirse en los estudios también los bienes y activos que tienen las familias para medir cómo se reparte la torta en las economías.

Como todos esperaban su opinión sobre Chile, Piketty no eludió el desafío, pero reconoció una dificultad que ya han hecho notar otros especialistas tributarios en Chile, como Claudio Agostini: la falta de información desagregada sobre la distribución de la riqueza en el país, lo que hace difícil definir cuáles son las mejores políticas públicas a nivel local.

“Me encantaría tener América Latina y Chile, pero no tengo datos históricos. Falta más transparencia sobre el ingreso y la riqueza y, por tanto, la tributación progresiva sería una de las medidas. Pero también puede servir para evitar la corrupción. (Tener más información) Es una forma para presionar al gobierno para presentar un sistema tributario más transparente y también para tener más confianza en el gobierno”, explicó.

Con todo, Piketty entregó datos reveladores. “La gran parte de los que ganan más ingresos no necesariamente lo reciben como ingreso personal sino que lo pueden colocar en empresas y si incluyen utilidades retenidas y se atribuyen al ingreso personal, entonces, la participación del 1% más rico sería cercana al 35% (de la riqueza nacional), que sería el nivel más alto del mundo, superior a Estados Unidos incluso. (Eso es) suficiente para decir que quisiéramos saber más, tener acceso a más datos fiscales, no sólo de ingresos sino de riqueza también”, sostuvo.

También repasó a los millonarios de América Latina y la forma acelerada en que elevaron su riqueza en las últimas décadas. Advirtió que entre 1987 y 2013 la riqueza promedio de nivel más alto (los ricos) de la región creció 6,7% anual, lo que es tres a cuatro veces más que la riqueza nacional de la región.

La explicación para ello, señaló Piketty, no está en la capacidad innovadora de dichos empresarios sino más bien en otros eventos, como las privatizaciones realizadas en los distintos países. “(Por ejemplo, como) Carlos Slim, no son empresarios que hayan hechos grandes innovaciones”, indicó.

El economista dijo que esta situación no es sostenible en el tiempo, aunque entiende que no se debieran ver cifras similares en el futuro, dado que “no queda mucho por privatizar”.

Otra explicación para la concentración de la riqueza la sustentó con la misma mala distribución del ingreso. Esta situación, dijo, permite que quienes cuentan con altos niveles de capital pueden tener los mejores expertos y asesores en el manejo de los recursos, mientras que personas de origen más común no tienen la capacidad para pagar a mejores asesores.

Al mismo tiempo, criticó el nivel de bonos a ejecutivos y directivos en las grandes empresas, lo que no se justifica desde el punto de vista de la gestión, pero sí tiene un efecto relevante en la distribución del ingreso. Recordó que los grandes bancos de inversión en Estados Unidos pagaron en 2013 bonos por varios millones de dólares a sus principales ejecutivos, lo que puede llegar a ser varias veces su sueldo. Esto, indicó, “sin que haya evidencia de un mejor desempeño ni aumento de productividad cuando le pagan US$ 10 millones al gerente”.

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