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Crédito: Agencia UNO
Con el optimismo a tope, el Presidente de la República hizo una autocomplaciente evaluación de su primer año de su segundo paso por La Moneda. Si bien su análisis choca de frente con lo que han mostrado las encuestas, donde definitivamente ha caído bajo el umbral del 40% de apoyo, el Mandatario atribuye esos números a que “hoy es más difícil gobernar porque la ciudadanía cambió y hoy es mucho más exigente”. Pero sobre todo, Piñera apuntó a parte de la oposición que “le niega la sal y el agua” y “se dedica a deprimir las expectativas” [ACTUALIZADA]
Una nota “de 6 para arriba”. Esa fue la autocomplaciente evaluación que el Presidente Sebastián Piñera hizo de su primer año de Gobierno.
El mandatario dio una entrevista a la revista Capital, donde repasa lo que va de su segundo paso por La Moneda y a la hora de ponerle nota a lo que ha sido esta gestión, respondió:
“Sumando y restando, creo que ha sido un buen año. Nos hicimos cargo de grandes urgencias que habían sido postergadas, a mi juicio en forma irresponsable por gobiernos anteriores, como la modernización de nuestras policías, poner orden en la casa en materia de migración, el tema de La Araucanía que se arrastra por siglos y lograr un avance sustantivo en una plena igualdad de dignidad, derechos y deberes entre hombres y mujeres (…) Además, teníamos otras tareas: poner en marcha la economía, que estaba muy estancada y con grandes desequilibrios macroeconómicos. Y este año vamos a crecer 4%; la inversión aumentará en torno a 6%; la productividad, que era negativa, ahora es positiva… Por lo tanto, yo le pongo definitivamente una nota azul”, contestó.
Al hacerle ver que el 4 es una nota azul, la respuesta del mandatario fue que “el cuatrito es nota amarilla. Del 1 al 3 es roja, el 4 y 5 es amarilla. O sea, de 6 para arriba”.
La evaluación de Piñera contrasta con lo que han mostrado las encuestas donde definitivamente ha caído bajo el umbral del 40% de apoyo. De hecho, la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) le dio 37% de respaldo, la más baja aprobación de un Presidente en su primer año de gobierno. El desplome está asociado –entre otros factores- a que el eslogan de los “Tiempos Mejores” no se ha sentido en la población y también al pésimo manejo del Caso Catrillanca.
Ante esto, Piñera respondió que no gobierna mirando las encuestas y que los resultados se explican por dos factores: primero, porque hoy en día “es difícil gobernar” dado que “la ciudadanía cambió y hoy es mucho más exigente”; pero sobre todo apuntó a la oposición porque “una parte de ella le niega la sal y el agua (…) y se dedica a deprimir las expectativas”.
“Nadie puede desconocer que Chile se ha vuelto a poner en marcha. Y esto se va a traducir más temprano que tarde en las expectativas de la gente”, dijo optimista.
La respuesta de Piñera rememora la misma estrategia empleada por Michelle Bachelet, cuando pasaba sus peores momentos en 2016. La explicación de la entonces Mandataria para explicar su mal momento en los sondeos, era que no creía en los sondeos y que en la calle sentía un apoyo superior a las cifras que le daban las estudios de opinión.
