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La frágil «pax romana» entre Mañalich, los alcaldes y el Colmed: la trastienda de cómo se desactivó la rebelión interna PAÍS

La frágil «pax romana» entre Mañalich, los alcaldes y el Colmed: la trastienda de cómo se desactivó la rebelión interna

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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Después de días y días de un intenso cruce de álgidas declaraciones, el domingo 22 todos los actores de la Mesa Social COVID-19 salieron con un mensaje de unidad y trabajo conjunto para enfrentar la pandemia. ¿Qué fue lo que destrabó este conflicto? La intervención de La Moneda, que desplegó actores puntuales y toda una estrategia para establecer una tregua y, así, poner paños fríos a la tensión política desatada que existía por el cuestionado manejo que había tenido el ministro de Salud, Jaime Mañalich. La «paz» no duró mucho, ya que los errores tras el anuncio de la cuarentena en siete comunas de Santiago crisparon otra vez los ánimos.


“Ha salido humo blanco”, con esta frase la presidenta del Colegio Médico (Colmed), Izkia Siches, puso fin a la tensa relación que mantenía con el Gobierno, especialmente con el ministro de Salud, Jaime Mañalich, por el manejo gubernamental de la crisis sanitaria por el coronavirus. Una disputa que también se repetía entre La Moneda y los alcaldes, especialmente los de Chile Vamos, quienes criticaron públicamente y con dureza cada paso que dio el Minsal, especialmente en la resistencia para suspender las clases en los colegios, el cierre de locales comerciales y la aplicación de una cuarentena al menos en las comunas donde se concentra el mayor número de contagios del país, el sector oriente de Santiago.

Después de una semana compleja y plagada de declaraciones cruzadas de grueso calibre, el domingo 22 de marzo se conformó la Mesa Social COVID-19, integrada por actores del mundo de la salud, alcaldes, universidades, el Ministerio de Ciencias, autoridades del Minsal y el ministro del Interior, Gonzalo Blumel. Se sabía que la instancia sería clave para destrabar el conflicto político que existía, pues entre los alcaldes estaba claro ya que era “la última oportunidad” que se le daría al ministro Mañalich.

Para nadie es un secreto que el titular de la cartera de Salud no es una de las figuras más queridas en el oficialismo y que su principal fortaleza para mantenerse en el Minsal no pasa por los partidos de Chile Vamos, sino que estriba en la relación directa y de confianza que tiene con el Presidente Sebastián Piñera.

Frente a la pandemia, su liderazgo se vio cuestionado no solo por los alcaldes, sino también por las colectividades de la derecha, al punto que tanto el presidente de RN, Mario Desbordes, como su par de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, habrían hecho saber a La Moneda en distintas instancias de su molestia por la “falta de coordinación y la tardanza en las medidas” para afrontar la propagación del COVID-19. Esto, sumado a una serie de desvinculaciones que habría solicitado el ministro en secretarías regionales de la cartera.

En este contexto es que “la reunión del domingo era crucial”, explicó una fuente de Gobierno, quien reconoció que en Palacio se tomaron todos los resguardos necesarios para destrabar el conflicto. Uno de ellos fue dejar la coordinación de la instancia en manos de Blumel, quien actuó “en representación» del Presidente Piñera.

[cita tipo=»destaque»]Todas las medidas tomadas por el Gobierno han tenido una buena recepción al interior del mundo de la salud , pero el anuncio de la cuarentena total en siete comunas complicó la estrategia que se había desplegado para contener la oposición interna al manejo de Mañalich. Pese a que todos esperaban la medida, la forma en que fue anunciada, sin el detalle en las circulares para su aplicación, causó no solo estrés y salidas masivas de la población a las calles para abastecerse, sino que además una amplia molestia al interior de Chile Vamos y de los alcaldes y alcaldesas que deberán implementar la medida.[/cita]

Blumel ya había intercedido en favor de los alcaldes en el encuentro que hubo una semana antes en Palacio, donde finalmente se terminó por anunciar la suspensión de las clases en colegios, tras una intensa presión por parte de los jefes comunales. Quienes saben del desarrollo del encuentro del 22 de marzo, aseguraron que el ministro del Interior ayudó a “consensuar los ánimos” y que habría hecho de intermediario para resolver los conflictos, además de entregar “información crucial” que manejaba el Gobierno, la que habría ayudado a que los distintos actores de la Mesa Social cedieran a la idea de hacer una tregua con el ministro Mañalich.

«De todas las que han funcionado y han sido más efectivas, el denominador común ha sido que los países que han sido exitosos para enfrentar el COVID-19 han actuado con unidad como país, con una voz y una mirada y, por eso, la importancia de la constitución hoy día de esta mesa social», señaló Blumel tras el encuentro con un tono conciliador, el mismo que habría sido fundamental para aunar miradas en la reunión.

Desde el mundo de la salud destacaron que otra señal que tuvo buena acogida fue la disposición de la subsecretaria de Salud, Paula Daza, a que otras autoridades tuvieran una rol más protagónico a la hora de abordar la pandemia, lo que “descomprimió” bastante el conflicto con Mañalich. Es más, ahora la comunicación más directa con los actores sociales se mantendría a través de la subsecretaria, mientras que el ministro estaría abocado al trabajo interno.

Las concesiones

El Colegio Médico llegó a la reunión con una minuta que incluía una serie de propuestas y solicitudes para el Gobierno, contenido que se hizo público tras la reunión. En el documento se planteó levantar instancias similares a la Mesa Social a nivel regional, extender la licencia médica a todas las personas que necesitan supervisión del virus, la publicación de información y datos relevantes respecto al avance del coronavirus, los test realizados, casos en vigilancia y la publicación de actas del comité de expertos y la Mesa Social COVID-19. También se solicitó aclarar las fases de la estrategia sanitaria, el establecimiento de residencias para cuarentena comunitaria y determinar una línea clara respecto al trabajo en turnos del personal médico del país.

En relación con las medidas de cuarentena, el Colmed pidió que se cerraran las regiones de Ñuble y Metropolitana, debido a la alta densidad de casos en dichos territorios, junto con la aplicación de un cordón sanitario para el Biobío, La Araucanía y Los Lagos. En el documento se expresó la necesidad de cerrar espacios de aglomeración como malls y establecer horarios diferidos para el ingreso de trabajadores y trabajadoras.

Tres días después, el miércoles 25, el ministro Mañalich anunció la cuarentena total durante siete días –renovables– para siete comunas de la Región Metropolitana –Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, Providencia, Santiago, Ñuñoa e Independencia– y un cordón sanitario para Santiago. La cuarentena afectará a más de 1,3 millones de personas y, según explicaron fuentes cercanas a la reunión del domingo, la medida habría sido uno de los puntos que logró destrabar el conflicto que mantenía el Gobierno con los alcaldes y el Colegio Médico.

Además, La Moneda se habría comprometido a reforzar la implementación de laboratorios a lo largo de todo el país, utilizando la infraestructura hospitalaria y haciendo un trabajo mancomunado con las universidades regionales, tratando con ello de limar las asperezas que había provocado Mañalich cuando le quitó piso al trabajo del Centro de Biotecnología y Biomedicina (CBB) de la Universidad de Concepción, que preparaba un antiviral para prevenir el COVID-19: «Vamos a escuchar una cantidad de fantasías», expresó entonces el ministro.

Durante esta semana, el Minsal liberó datos sobre la cantidad de test y número de contagiados con coronavirus, aunque de forma parcelada; envió una circular en que recalificó la definición de pacientes a estudiar; y ordenó a todos los centros de salud activar el ingreso de datos sobre contagiados y posibles contagiados al sistema EPIVIGILA.

Al banquillo otra vez

Una de las medidas que se tomó en Palacio para calmar los ánimos, explicaron en el Gobierno, fue poner al cuestionado ministro de Salud «con más rostros, mostrarlo acompañado”. La idea de hacer vocerías rotatorias entre el ministro y los subsecretarios del Minsal para dar las cifras de contagiados con COVID-19 a diario, había tenido buena recepción en el oficialismo, como también ha sido bien evaluado el despliegue en los medios de comunicación del resto del gabinete, porque con ello se habría ayudado a desviar las miradas públicas que estaban centradas solo en los errores del titular de la cartera.

A eso se sumó la noticia de que el exministro Emilio Santelices retornó al Minsal como asesor de la directora del Servicio de Salud Central, Patricia Méndez. Una ofrenda de “paz” para los partidos oficialistas, ya a pesar de los conflictos que desató su gestión, se habría ganado la confianza de los dirigentes de Chile Vamos. La noticia, en todo caso, no dejó muy feliz al núcleo duro de Mañalich y menos al propio ministro.

Todas las medidas tomadas por el Gobierno han tenido una buena recepción al interior del mundo de la salud , pero el anuncio de la cuarentena total en siete comunas complicó la estrategia que se había desplegado para contener la oposición interna al manejo de Mañalich. Pese a que todos esperaban la medida, la forma en que fue anunciada, sin el detalle en las circulares para su aplicación, causó no solo estrés y salidas masivas de la población a las calles para abastecerse, sino que además una amplia molestia al interior de Chile Vamos y de los alcaldes y alcaldesas que deberán implementar la medida.

Así, la luna de miel duró poco. Ayer nuevamente aparecieron las críticas por la improvisación del Ministerio de Salud y todas las miradas apuntaron nuevamente al ministro Mañalich, quien –según fuentes oficialistas– “volvió a estar en el banquillo”.

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