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Crédito: Agencia UNO
La posibilidad de un ajuste en el gabinete estaba instalada hace rato en la agenda política, dadas las críticas al funcionamiento del comité político diseñado por Piñera para enfrentar el estallido social. Sin embargo, la pandemia le puso una pausa. Hasta hoy, cuando en definitiva Piñera solo se jugó por un ajuste menor, optando por los enroques: Claudio Alvarado (UDI) –titular de la Subdere– asume como ministro secretario general de la Presidencia; Cristián Monckeberg (RN), llega a La Moneda desde Vivienda para hacerse cargo de Desarrollo Social; y Felipe Ward (UDI) deja la Segpres para asumir como titular del Minvu. Sebastián Sichel, en tanto, fue designado como presidente de BancoEstado. [ACTUALIZADA]
En plena pandemia, el Presidente Sebastián Piñera decidió realizar un nuevo ajuste de gabinete que no toca al ministro de Salud Jaime Mañalich, uno de los rostros más cuestionados de su equipo, sino que se aboca a intentar dar solución a una serie de flancos abiertos en el funcionamiento de Palacio y fortalecer la gestión política de Gobierno, que ha sido el gran déficit de su administración.
Los cambios implicaron los nombramientos de Claudio Alvarado (UDI) –titular de la Subdere– como ministro secretario general de la Presidencia; de Cristián Monckeberg (RN), quien llega a La Moneda desde Vivienda para hacerse cargo de Desarrollo Social; y Felipe Ward (UDI), quien deja la Segpres para asumir como titular del Minvu. Sebastián Sichel, en tanto, fue designado en lugar de Arturo Tagle como presidente de BancoEstado, entidad que ha estado en el ojo del huracán por su insuficiente respuesta en la entrega de los denominados créditos COVID-Fogape.
La posibilidad de un ajuste en el gabinete estaba instalada en la agenda política y se esperaba para marzo, dadas las críticas al funcionamiento del comité político diseñado por Piñera para enfrentar el estallido social de octubre. Sin embargo, había quedado en el aire, debido al impacto del coronavirus y el cambio de prioridades en el Ejecutivo.
La decisión fue postergada hasta hoy. Las luces se encendieron esta mañana, cuando el Mandatario decidió suspender una pauta de prensa que tenía programada, acompañado por el ministro del Interior, Gonzalo Blumel, para presentar el proyecto de ley que fortalece la persecución y el combate de los delitos vinculados al narcotráfico. Esta cancelación, más la convocatoria a todos sus ministros a Palacio para el mediodía, y la «danza de nombres», confirmaban los rumores.
En tanto, en La Moneda alistaron todos los detalles y, a diferencia de la puesta en escena tradicional, la ceremonia no tuvo lugar en el Salón Montt Varas, sino en el patio de la sede de Gobierno por razones sanitarias, para cumplir con el “distanciamiento social” que impone el COVID-19.
En su intervención, el Jefe de Estado agradeció el trabajo de los ministros (“reconozco el talento y la dedicación que mostraron en sus cargos”, expresó) y puso el foco en el «acuerdo nacional» como prioridad para el Gobierno.
«Es en tiempos difíciles cuando se mide el verdadero temple de los pueblos y también cuando se mide la grandeza de sus dirigentes», señaló, en alusión a una tarea donde los nuevos ministros serán piezas claves.
“Sabemos que lo que hemos hecho no es suficiente y que tenemos que seguir avanzando. El acuerdo al que llamamos, es que puedan participar todas las fuerzas políticas que quieran participar, de buena voluntad”, subrayó, advirtiendo –de paso– que dicho entendimiento “tiene que construirse dentro de un marco de responsabilidad, porque tenemos que pensar en el presente, pero también en el futuro”.
Cabe recordar que el comité político instalado en octubre quebró los equilibrios entre los partidos en el seno del Gobierno, por lo que siempre estuvo en tela de juicio y desató una soterrada pugna de poder al interior de Chile Vamos.
Tomando en cuenta estos elementos, se explican los cambios de hoy. En el caso de Ward, el hombre de Jacqueline van Rysselberghe en La Moneda, siempre fue criticado por su “irrelevancia”, su falta de muñeca política y, en definitiva, “no haber dado el ancho” en la agenda legislativa.
Los cuestionamientos a Ward se tornaron más evidentes en el último tiempo con la búsqueda del “acuerdo nacional”. Si bien la Segpres debería haber liderado el entendimiento con las bancadas en el Congreso, finalmente esa tarea ha quedado en manos de los titulares de las carteras de Hacienda, Ignacio Briones, y del Interior, Gonzalo Blumel.
Su reemplazante, Claudio Alvarado –ahora exsubsecretario de Desarrollo Regional– fue subsecretario de la Segpres en el primer y actual mandato de Piñera. Es catalogado por la derecha como quien siempre “hizo la pega” en el ministerio. Además, por sus largos años como diputado, posee redes y buenas relaciones con todos los partidos. Su llegada a la titularidad del ministerio tiene entonces, como objetivo, potenciar las negociaciones del Gobierno.
En tanto, el desembarco de Monckeberg le permite a Piñera cerrar un conflicto interno con RN. El ahora extitular del Minvu fue presidente de Renovación Nacional y fue diputado, así que tiene un peso político específico que justifica su arribo a Palacio. Además, tiene las mismas características de Alvarado: como exparlamentarios, conocen la lógica del Congreso y tienen buenas relaciones transversales, por lo que la apuesta es que lleguen a fortalecer la gestión política, que ha sido el gran déficit de La Moneda en esta administración.
A Sichel, en tanto, le pasaron la factura por su declaración sobre la entrega de cajas de mercadería y elementos esenciales, cuando señaló que las canastas llegarían al “70% del 40% más pobre», lo que dejó en evidencia la descoordinación respecto al programa “Alimentos para Chile”. Sin embargo, se quedó con un gran premio de consuelo, como es la presidencia de Banco Estado.
