
Fue una Junta Nacional sin sorpresas, pero reactivó varias miradas sobre el momento político y el futuro de la Democracia Cristiana (DC). El respaldo a Gabriel Boric sin condiciones, de manera mayoritaria, para algunos apaciguó el ambiente que había estado marcado por varias señales desde la DC, que fueron desde estirar el elástico hasta la posición de algunos que apostaban por la posibilidad de abstenerse.
Pero el rechazo a José Antonio Kast, los discursos de algunos liderazgos de la DC como Carmen Frei y Yasna Provoste, no subirse al árbol de un eventual Gobierno y una carta enviada por Boric a la Junta –donde hizo una autocrítica y comprometió diálogo "sin renegar de los avances del pasado"–, para algunos, hizo que la decisión fuera contundente y que los más reticentes se cuadraran.
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La Junta tuvo más de 400 militantes conectados a través de Zoom. Unos 390 estaban al momento de la votación, que se aprobó por más del 90% de los presentes, y unos 35 manifestaron reparos. El discurso más duro fue el de Adolfo Zaldívar Palma –hijo del fallecido exsenador Adolfo Zaldívar–, quien reiteró su distancia con el apoyo a Boric. Previo a la Junta anunció que votaría a favor de Kast. Presentes en la Junta definieron su lenguaje como "beligerante" y "desagradable". En la colectividad recordaron que no hay libertad de acción y que, si persiste en ese camino, está la puerta abierta a que algún militante lo pase al Tribunal Supremo.
Si bien en general los asistentes a la instancia sacaron cuentas alegres por el hecho de haber logrado una postura mayoritaria, que la DC retomara el diálogo con otros sectores de la oposición, reafirmar que es un partido de centroizquierda, y que lograse desmarcarse "con fuerza de un líder de extrema derecha y pinochetista", hay una coincidencia transversal en que el próximo año la Democracia Cristiana debe concretar un Congreso Ideológico para renovarse y revisar aspectos profundos de la colectividad.
"No basta solo con el nombre"
Lo que queda del 2021, la DC tendrá puesta la atención en la segunda vuelta y en la elección de la nueva directiva en enero. El partido ya había realizado los primeros pasos de cara a un Congreso Ideológico, el que se frenó por el estallido social y luego por la pandemia, y por eso la idea es retomarlo ojalá en marzo del 2022, ya con la nueva directiva asumida.
La idea –dicen– es tanto para analizar los malos resultados electorales de la tienda en los comicios del último tiempo, como también los cambios de la colectividad hacia adelante, en un contexto de descrédito de la política, y cuando los partidos tradicionales han sido castigados en las urnas.
En efecto, la propia Carmen Frei en la Junta Nacional dijo que la DC debe rectificar el rumbo. "Veo con tristeza y preocupación a mi partido. Siento que nuestro partido está enfermo y debemos trabajar intensamente para sanarlo (...). Tenemos que optar entre ser comunidad que se formó para servir a Chile o pasar a ser una especie de montonera donde todo se transa, incluso las convicciones", dijo la timonel democratacristiana.
"La DC está en una etapa en que debe replantearse si permanece o muere", apuntó un militante DC, quien añadió que se deben abordar las formas de vincularse con la sociedad. Mientras, otro miembro de la colectividad aseguró que "el partido, tal como está, se agotó. El partido tiene que evolucionar a un partido distinto, en especial con la nueva Constitución".
En este entendido, varios consultados dicen que no hay que cerrarse a nada, es decir, que se pueden discutir cosas como un cambio de nombre, pero "que no sea solo cosmético", hasta replantearse si son o no un partido socialcristiano. "Un partido que sea capaz de convocar desde el mundo liberal progresista al mundo socialdemócrata, apuntar al centro progresista que está huérfano", puntualiza un exdirigente.
El analista político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, consideró que "la DC está electoralmente en la UCI. Viene de dos derrotas presidenciales casi vergonzosas y su bancada de diputados es mínima. Ya está pasando a ser un partido irrelevante, sin perjuicio de que con esa misma bancada pueda funcionar como un partido bisagra en el próximo Gobierno, aunque eso depende más de la dinámica política que del partido en sí".
"Nunca puso una barrera hacia la izquierda y en lugar de competir con ella se dedicó a pactar. Y cuando el centro pacta con la izquierda, es la izquierda la que gana. Si la DC no entiende que su único rol es convertirse en un partido intenso programáticamente, con liderazgos que sean reconocidos y capaces de enfrentar con la misma fuerza a la izquierda y a la derecha, ya no habrá DC luego de las siguientes elecciones legislativas", agregó el académico.
Morales recordó que parte del fortalecimiento de Yasna Provoste se produjo con su dureza hacia el Gobierno, lo que se difuminó cuando "asumió una actitud colaborativa, suave y tibia con Boric".
En la Democracia Cristiana creen que el nivel de la crisis es profunda, pero que no llegaría a renuncias masivas al partido, como ocurrió el 2018, con la salida de Mariana Aylwin y Soledad Alvear, entre otros varios militantes de la tienda.