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Economista Guillermo Larraín desmitifica reformas de Pinochet: boom se produjo en democracia

En un análisis crítico sobre las reformas económicas que se llevaron a cabo en Chile tras el Golpe de Estado, el economista Guillermo Larraín cuestionó si todas estas medidas respondían a necesidades reales del país o si algunas eran imposiciones arbitrarias de la dictadura. Larraín destacó que el verdadero motor detrás del “boom chileno” no fue la dictadura en sí, sino la instauración de un régimen de Estado de Derecho y el retorno a la democracia. Argumentó que el crecimiento económico no se debió a las reformas finales de la dictadura, sino más bien al uso de una capacidad ya existente en la economía chilena. Además, resaltó la importancia de la democracia en la creación de un entorno que respeta los derechos individuales y la legalidad, lo que finalmente propició el auge económico.


¿Las reformas impulsadas tras el Golpe de Estado fueron todas una imposición arbitraria de la dictadura o algunas respondían a necesidades objetivas del país? Esta es la pregunta que se hace el economista Guillermo Larraín al examinar cómo se tomaron las decisiones relacionadas con el sistema económico después de 1973.

Larraín, extitular de la Superintendencia de AFP y Aseguradoras y exsuperintendente de Valores y Seguros, afirmó que “el fin no puede justificar los medios”. Si aceptáramos esa idea, aseguró en un reciente artículo en la revista Mensaje, la sociedad sería “ingobernable”.

El economista volvió a abordar las reformas de la dictadura en un nuevo capítulo de Al Pan Pan con Mirna Schindler. Larraín brindó su perspicaz análisis sobre el auge económico de Chile, desmitificando algunas percepciones que consideró erróneas acerca de este período de crecimiento. Larraín argumentó que el verdadero motor detrás del “boom chileno” no fue la dictadura, sino la instauración de un régimen de Estado de Derecho y el retorno a la democracia.

Larraín comenzó explicando que las reformas económicas implementadas durante los últimos años de la dictadura de Pinochet no fueron las que propiciaron el crecimiento sostenido de la economía chilena. Más bien, señaló que ese crecimiento se debió en gran medida a la utilización de una capacidad instalada que ya estaba presente y que era propicia en ese contexto. Por lo tanto, atribuir a la dictadura la intención de fomentar dicho crecimiento sería un error.

El economista sostuvo que el verdadero punto de inflexión en la economía chilena ocurrió a principios de la década de 1990, cuando se superaron los problemas de “capacidad ociosa”. Según Larraín, lo que impulsó este “boom” económico fue la consolidación de un régimen de Estado de Derecho. Este concepto, en palabras de Guillermo Larraín, se refiere a una forma de gobierno que respeta los derechos de las personas, cumple con la palabra empeñada y se adhiere a la ley de manera transparente y coherente.

Según el exsuperintendente de los gobiernos de Lagos y Bachelet y expresidente del BancoEstado, “eso evidentemente es algo que se hace en democracia y no se hace en dictadura”. Aquí, el economista destaca el papel fundamental de la democracia en el crecimiento económico de Chile.

“Las reformas lo que hicieron fue detener un periodo de decadencia (heredado de la posguerra y a nivel internacional). No podemos adjudicarle a los últimos año de crecimiento de la dictadura la intencionalidad que algunos pretenden decir porque estaba muy marcado por la utilización de una capacidad instalada que era propicia al crecimiento de la economía en esas condiciones”, argumentó Larraín.

Y agregó: “Lo que generó ese boom es un régimen de Estado de Derecho, que tiene que ver con una forma de gobernar que respeta los derechos de las personas, que respeta la palabra empeñada, que respeta el sentido y palabra de la ley. Y eso evidentemente es algo que se hace en democracia y no se hace en dictadura”.

El economista Guillermo Larraín remarcó que los primeros años de la dictadura se trató de combatir la inflación logrando solamente volver al promedio de Chile durante Siglo XX de un 30% anual, junto con recordar que durante la Unidad Popular (UP) y antes también, pero fue muy claro durante la UP, la forma de combatir la inflación era por control de precios. Había una “inflación reprimida”, en palabras del economista, porque los precios estaban fijados y no se sabía cuánto era el nivel de inflación. Desde 1973, en adelante, se desfijan los precios, la inflación llega al 600% y la dictadura trata de controlarla. Para lograrlo, “se tenía que hacer una reforma fiscal importante”.

Esa reforma fiscal redujo el gasto público y creó el IVA, que es “la gran fuente de crecimiento que estabiliza la situación de déficit fiscal”. No obstante, según Larraín, hay otra gran “innovación” de la dictadura, pero que no la implementan los militares, que es la independencia del Banco Central, sino que se dicta durante los años 80, pero se implementa a partir del 90 en adelante.

“Veamos cómo nos estaba yendo en comparación con el resto del mundo”

Patricio Meller, académico de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, dijo en La Mesa con Iván Weissman que los Chicago Boys llevaron a cabo una revolución social y económica, pero que es un mito que el boom económico del país lo hicieron ellos. El también investigador de Cieplan lamentó que se instalara un “fundamentalismo” de mercado y afirmó que las reformas de la dictadura fueron condiciones necesarias, aunque no suficientes para el boom económico que vino después.

Guillermo Larraín matizó la observación de Meller“Veamos cómo nos estaba yendo a nosotros en comparación con el resto del mundo”, mencionó, señalando la comparación entre el PIB de Chile y el de otros países previo al Golpe, como con Estados Unidos, que es “la frontera productiva”, y Australia, que tiene características similares a Chile en términos de tamaño de mercado. Cuando uno hace esa comparación, explicó Larraín, se ve que en la posguerra se evidencia el tamaño relativo o la importancia relativa de Chile respecto de esas dos economías. Y, comparado con toda América Latina, Europa y Asia, la historia es la misma. “Lo que hay es una caída muy importante de la presencia relativa de Chile”.

“Chile, en esa época, crecía, pero crecía menos de lo que estaba creciendo el resto del mundo. Había una suerte de decadencia relativa de Chile en toda la posguerra, y que lo que hacen las reformas de la dictadura es que estabilizan esa caída. Entonces, efectivamente los números son los que dice Patricio, el crecimiento promedio es muy muy bajo, eso es verdad, en promedio es muy muy bajo, pero se logra estabilizar una caída que era bastante significativa”, sostuvo.

Y añadió: “Lo que no se puede sacar como conclusión es que esas reformas, por ejemplo, si hubiera ganado el SI ¿hubiera ocurrido lo que ocurrió con la Concertación? La respuesta rotunda es no, porque para que funcione una económica de mercado se requieren cosas que no es solo que los aranceles sean bajos, que no es solo que haya una desregulación, es más bien lo contrario, se requieren buenas regulaciones y eso es básicamente lo que hizo la Concertación y que permitió el crecimiento de los años 90 y 2000. Ahora, el periodo final de la dictadura, que es lo que mucha gente que terminó muy bien, la verdad es que tiene un componente enorme de reutilizaron de capacidades instaladas que ya estaban y que estaban desocupadas entonces en un crecimiento relativamente fácil de hacer. Pero haber mantenido ese ritmo de crecimiento a la velocidad que tuvo después, solo se pudo hacer en democracia”.

Guillermo Larraín también recalcó que “no es ninguna novedad decir que la dictadura invirtió poco en materia social, en educación y salud”.

Consultado por si Chile fue el escenario perfecto para el neoliberalismo. Lo cierto es que, según el economista, fue propicio, sin duda, sobre todo porque en los años 70 y 80 era difícil haber hecho lo que se hizo en el marco de la democracia, en parte porque la democracia estaba “bloqueada”. Algo que podría estar pasando también hoy, “que a la democracia le cuesta tomar medidas importantes y llevamos estancados 10 o 15 años en materia previsional”.

“Lo mismo le pasaba a la democracia en los dos 50 y 60. En ese sentido, estamos sufriendo reversión a una suerte de carencia de gobernabilidad que es preocupante y hay que hacer cargo”, concluyó.

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