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La importancia de la esterilización animal Opinión

La importancia de la esterilización animal

Luis Rojas
Por : Luis Rojas Director de la Escuela de Educación General Básica. Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Central de Chile.
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En nuestro contexto, las mascotas son nuestra responsabilidad, y como seres humanos, tenemos el deber de protegerlos.


A pesar de los constantes esfuerzos en torno a la concientización sobre la esterilización animal, persisten ciertos “mitos” profundamente arraigados en algunos sectores, los cuales obstaculizan, en cierta medida, un progreso más efectivo en la materia.

Si bien, son innegables los beneficios sociales que conlleva este procedimiento, vale la pena destacar el impacto positivo directo en la salud de las mascotas. Un animal esterilizado, en promedio, disfruta de una vida más prolongada en comparación con uno que no lo está. Este incremento en la esperanza de vida se atribuye a la reducción del riesgo de desarrollar diversas patologías genitales, como piómetra, alteraciones prostáticas, quistes ováricos y partos dificultosos (distocia). En el caso de las hembras, la esterilización antes del primer celo casi erradica el riesgo de tumores mamarios.

Para los gatos, la esterilización disminuye significativamente la posibilidad de contraer el virus de la inmunodeficiencia felina y el virus de la leucemia felina, dos patologías crónicas que comprometen la vida de los felinos y que están asociadas con comportamientos sociales restringidos, que pueden mejorar considerablemente con cuidados adecuados y la esterilización oportuna.

Para derribar mitos en torno a la esterilización, es fundamental abordar algunos de los argumentos comunes que se levantan en su contra. Uno de ellos sostiene que la esterilización conlleva un aumento de peso en los animales. Si bien es cierto que un porcentaje de animales castrados, especialmente gatos, tienden a experimentar un aumento de kilos, esto no es algo inevitable. Es esencial considerar que los animales esterilizados tienden a reducir sus requerimientos energéticos, lo que ha llevado al desarrollo de alimentos específicos con menor aporte calórico para este grupo (alimento para animales esterilizados).

Asimismo, es erróneo pensar que este procedimiento disminuye el instinto de cuidado en perros, especialmente machos. Contrariamente a esta creencia, la realidad es que su comportamiento territorial no está determinado por la presencia o ausencia de testículos, sino por factores genéticos y de crianza. Otro mito, aunque cada vez menos común, sugiere que si los animales no se reproducen al menos una vez, pueden desarrollar tumores, lo cual es completamente falso y va en contra de los conocimientos actuales.

Otra perspectiva poco asertiva en torno a este tema es asegurar que todos venimos al mundo para dejar descendencia, lo cual es una visión intrínsecamente humana y no necesariamente aplicable al reino animal. En la naturaleza, existen especies donde el derecho de procrear recae exclusivamente del alfa. En nuestro contexto, las mascotas son nuestra responsabilidad, y como seres humanos, tenemos el deber de protegerlos. La reproducción descontrolada de nuestra fauna urbana no solo plantea riesgos sociales complejos, sino que también puede dar lugar a la trágica cara del maltrato animal: el abandono.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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