Publicidad
Indigente muerto de frío: “Aquí no llegamos” Opinión

Indigente muerto de frío: “Aquí no llegamos”

Benito Baranda
Por : Benito Baranda Convencional Constituyente, Distrito 12
Ver Más

De color azul y junto a un corazón dibujado esta frase quedó grabada en la vereda donde murió esta semana una persona en situación de calle, la organización callelink la escribió para todos/as. “No llegamos”.


De color azul y junto a un corazón dibujado esta frase quedó grabada en la vereda donde murió esta semana una persona en situación de calle, la organización callelink la escribió para todos/as. “No llegamos”.

No llegaron los dispositivos de salud y sociales que han sido creados para estas urgencias, especialmente ahora que se ha activado el “plan invierno” con recursos económicos “frescos” y con una red de albergues nocturnos abiertos.

No llegamos la ciudadanía que ante tanto dolor u abandono pareciera que “no vemos” la realidad o no nos conmueve, o ya simplemente no nos moviliza a reaccionar. Nos gusta el Padre Hurtado pero no tanto como para ir en auxilio de una persona en esa situación, algunos somos cristianos pero no tanto como para seguir las enseñanzas de Cristo y estar disponibles a acoger al más excluido. Otros son más revolucionarios y protestan en las calles exigiendo mayor justicia pero no tanto, ya que son incapaces de “distraer tiempo” a situaciones y personas que están fuera de sus campos de interés… dirían: “justicia sí pero de aquí para allá, no más atrás”.

[cita]¿Por qué no lo hicieron pasar inmediatamente a la Clínica privada que estaba al lado y se esperó 5 horas para que “otros” se encargaran? ¿Por qué no acudieron tantas personas que defienden la vida –y que seguramente también trabajan allí cerca- para salvar “esta vida”?[/cita]

Si bien no funcionó el Estado y sus programas (ni tampoco contamos con un marco regulatorio que proteja a estas personas), lo más grave es que esto delata lo que nos cuesta funcionar como sociedad, es decir que a pesar de la mayor cantidad de bienes disponibles y de educación nos resulta cada día más difícil “ser seres humanos”.

¿Por qué no lo hicieron pasar inmediatamente a la Clínica privada que estaba al lado y se esperó cinco horas para que “otros” se encargaran?
¿Por qué no acudieron tantas personas que defienden la vida –y que seguramente también trabajan allí cerca- para salvar “esta vida”?
La existencia de muchos se ha transformado en “desechable” (como hace años atrás escuché en otro país de Sudamérica que le decían a las personas en situación de calle).

¿Y si fuese mi papá, mi abuela, mi tío, mi hermana, cómo actuaría?

Cuando nos acostumbramos a convivir con cerca de 15 mil personas pernoctando en las calles y hospederías de Chile cada día y eso ya no nos impacta, ni causa dolor y no nos conmueve interiormente, quiere decir que extraviamos algo de lo más humano, de lo que nos caracteriza como personas y que es la capacidad de amar y donarnos, de sentir el sufrimiento del otro como propio, de empatizar y actuar.

La alarma social está nuevamente dada, no sólo debemos dar grandes batallas por la igualdad de oportunidades o por intereses gremiales particulares, por muy loables que sean los fines de esa lucha si no nos conducen a ser mejores ciudadanos, socialmente proactivos, más comprometidos y conscientes, disponibles y justos en la vida cotidiana, poco habremos avanzado en estas décadas de aumento de la riqueza material pero de peligroso empobrecimiento moral.

Chile necesita despertar del adormecimiento en que nos tienen el encierro en nosotros mismos, en nuestras seguridades y bienes, en nuestro estatus y privilegios, y para ello el primer paso es salir de nosotros mismos para ir al encuentro del “otro”, del despreciado, fracasado y excluido, del que nos molesta y desagrada, de ese ser humano que se ha desfigurado por los prejuicios y la discriminación.

¿Hay un gozo mayor para un ser humano que el de entregarse desinteresadamente a los demás, a quienes nos rodean?

Esta es una alarma, para que ya no sigamos llegando tarde.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias