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Tres chilenos fueron seleccionados por una aceleradora polaca para potenciar su videojuego: los desafíos en una de las industrias que más crece y menos inversión posee Digital

Tres chilenos fueron seleccionados por una aceleradora polaca para potenciar su videojuego: los desafíos en una de las industrias que más crece y menos inversión posee

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Revenant Souls es el nombre de una de las cuatro producciones latinoamericanas que fue seleccionada por la aceleradora especializada del mundo de los videojuegos, Digital Dragons Accelerator, para fortalecer su desarrollo en el país europeo. El camino hacia este despegue internacional y la historia de los coquimbanos que se insertaron en una de las industrias que más ha crecido y menos inversión recibe en el país.


Un videojuego que se cuestionara la humanidad a través de una interacción en que desde lo táctil, se narrara una historia: la historia que construyera el propio usuario. Esa fue la idea inicial de Cristián Valenzuela, un joven de 34 años que para 2018 vio en el anuncio de un concurso para postular a un fondo para el desarrollo de industrias creativas, una oportunidad para dar los primeros pasos en esa idea que pensaba desde hacía décadas, compleja de desarrollar en la incipiente industria chilena.

Pero el mundo gamer se construye en base a la colaboración de muchos profesionales. Marketineros, artistas, guionistas, administradores, entre tantos otros, son parte de la arquitectura de un videojuego. Así, para llevar a cabo su proyecto, se sumaron dos personas al equipo, también habitantes de la Región de Coquimbo: Bárbara Gallego y Sebastián Manríquez. Sólo cuatro emprendimientos de Latinoamérica fueron elegidos por la aceleradora, Polaca Digital Dragons Accelerator, para ayudarlos a fortalecer su negocio en el país Europeo. Uno de ellos es el proyecto Revenant Souls, un videojuego inspirado en el folclore chileno y las creencias populares, el mismo que desarrollaron estos tres jóvenes que no alcanzan los 35 años.

El camino de Revenant Souls

Estudiaron en la Universidad Católica del Norte en la Sede Guayacán, allí se conocieron mientras se formaban en Ingeniería en computación e informática, una de las carreras donde la matrícula de hombres es muy desigual a la de las mujeres. “Necesitaba alguien que me ayudara a programar, también alguien que me ayudara con la gestión, un productor, alguien que llevara el proyecto a un buen puerto mientras yo me encargaba del storytelling”, contó Valenzuela. Ahí apareció Barbara, quien recientemente había egresado y no encontraba trabajo, además por su maternidad “era más complejo”. Por eso, al ser convocada y poder ejercer desde casa, no dudó en hacerlo. Sebastián Manríquez arribó para aportar desde su área, la programación. Diseñaron un esbozo de la idea, postularon a fondos estatales y con ello pudieron dar los primeros pasos. 

“Gracias a los primeros fondos, desarrollamos el concepto básico y terminamos con una suerte de prototipo, también muy básico. Después postulamos al (fondo) Semilla Inicia y ahí pulimos mejor la idea, sacamos un segundo trailer y empezamos a participar de ferias internacionales” detalló Valenzuela, el único que por cuestiones de tiempo, pudo sumarse a una entrevista virtual, mientras los otros cofundadores enviaron sus respuestas de manera escrita. “Viajamos a Argentina y conocimos al responsable de arte y cultura que tiene amplio conocimiento sobre el tema videojuegos, entonces nos pudo aportar desde su experiencia” siguió y agregó: “allí partió el viaje, estuvimos en Alemania, Brasil, íbamos a viajar a san francisco y llegó la pandemia”, de esta manera se fue perfeccionando el videojuego que en agosto liberará una primera prueba para su uso en computador. 

“Estar entre los cuatro seleccionados de Latam que trabajarán con Digital Dragons, es una gran noticia para nosotros, pero también es una puerta que se abre para otros emprendedores como nosotros, que tienen un proyecto de videojuego que puede internacionalizarse en otro continente”, afirmó Bárbara. Es que la industria del videojuego chileno, es aún muy pequeña.  “Hay un poco más de 40 emprendimientos que se dedican a esto en chile, pero sólo tres o cuatro viven de este trabajo y existen múltiples motivos para que el estado de desarrollo sea aun de principiante”, reflexionó Valenzuela. Además, la mayoría de los los interesados en el desarrollo de videojuegos son programadores, “son los que más abundan” explicó Valenzuela, ya que es la carrera más común en relación al tema, ya que otras más propias del nicho no existen, como por ejemplo modelación 3D, ilustración, música o bien gráfica de videojuegos, que tienen características particulares para la industria.

“La falta de desarrollo profesional y la inestabilidad económica”

Por un lado, aseguró Cristián Valenzuela, hay pocos espacios de formación profesional. Aunque cada vez más universidades abren carreras afines, aún son pocas las universidades: “los profesores tampoco cuentan con demasiada formación porque la mayoría de los que se desarrollan en el área son personas que se han hecho a sí mismas, lo cual no es malo, pero no cuentan con formación técnica, todo lo aprendieron practicando y cometiendo errores” expresó. En Santiago y Valparaíso están las únicas universidades donde se puede estudiar esto “con buenos profesionales” y con planes de estudio diseñados “de acuerdo a las necesidades del mercado” adhirió el ingeniero. Respecto a este tema, también subrayó que “la base de conocimiento es muy escasa”, no hay aceleradores ni incubadoras especializadas”.

Por otro lado, “como la industria no está bien asentada, no es un producto que se hace y a fin de mes se está vendiendo. No tienes un comprador fijo, estable, demora años su inversión porque hay pocos inversionistas, las ganancias se pueden ver, si es que se ven, en tres o cuatro años. Por eso la mayoría son financiados en el extranjero”, relató Cristián Valenzuela. Por esta misma situación, sumó, “a nivel laboral, hay mucha incertidumbre, se paga poco justamente por este motivo: no hay financiamiento”. 

El ingeniero en computación e informática repite a menudo palabras como pitch, teaser, storytelling. Es que para entrar a la industria del videojuego “lo primero es aprender inglés”. Luego de eso, persistir, ya que quienes aspiren a dedicarse a este trabajo no serán reconocidos como trabajadores: “a pesar de los años de trabajo creciente, esta industria todavía no tiene instituciones para apoyar emprendedores, ni siquiera hay una categoría de servicios del Servicio de Impuestos Internos (SII) para nuestro trabajo, para ellos somos desarrolladores de software o trabajadores de la industria creativa, no hay un item”.

El juego 

Hay decisiones que uno toma y no puede volver atrás y el mundo cambia después de eso. Ese es el punto de partida de Revenant Souls, cuando el personaje muere pueden haber dos consecuencias: 1) el juego pierde toda la información y hay que partir del principio y 2) para evitar esa consecuencia hay que sacrificar la humanidad del personaje. Es en este último caso en el que cada usuario construye su propia historia pues hay aspectos sensoriales en las consecuencias de esta muerte. Mientras camina por el paisaje digital, el personaje puede ir perdiendo la percepción de la luz, puede perder la percepción de los colores y el juego se va transformando en una especie de fotografía en blanco y negro, puede perder la percepción del sonido y dejar de escuchar lluvia y animales, puede también sacrificar la relación con naturaleza y los animales comienzan a atacar al ver un no humano ajeno. Todo esto hace que cada experiencia de juego sea única, porque el jugador va decidiendo qué sacrificar. “El juego no es lineal, da 27 sacrificios, o sea 127 veces el personaje puede morir y resucitar” sostuvo Valenzuela.

Si bien Bárbara no es jugadora, aportó “ideas creativas” que fueron relevantes para la construcción del juego, así como también desarrolló el área de gestión y administración. Su hermano es jugador y ha ido testeando los avances, Sebastián Manríquez es jugador y programador y “tiene una lógica matemática muy desarrollada, el evalúa la factibilidad o no de los desarrollos”.

Un emprendimiento y una oportunidad para el desarrollo local

Revenant Souls obtuvo  tres fondos Corfo y actualmente, cuenta con financiamiento de Semilla Expande y el apoyo de la incubadora de Negocios Chrysalis de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (UCV). Gracias a estos acompañamientos y a un trabajo que suma más de cinco años, logró ser convocada por una de las industrias más importantes de esta área. Polonia se consolidó como una poderosa industria de videojuegos luego que la saga The Witcher vendió más de 6 millones de copias a nivel mundial. Es tan importante este rubro en el país que el ex Primer Ministro polaco, Donald Tusk, le regaló The Witcher III a Barack Obama en el 2011, cuando visitó por primera vez Polonia.

“Digital Dragons es una aceleradora especializada en el mundo de los videojuegos, por lo que estamos muy contentos por esta oportunidad” dijo con emoción uno de los co-fundadores de Revenant Souls, “nunca pensamos que la internacionalización llegaría tan rápido”. 

Para finalizar, Barbara Gallego expresó que uno de los principales desafíos que tiene la industria en Chile es “la descentralización y la inversión de recursos económicos para su desarrollo”, a lo cual otro de los co-fundadores, Sebastián Manríquez, agregó que “hace falta impulsar y visibilizar el talento local en todo el territorio nacional”. Ambos coincidieron en que la industria del videojuego, de existir apoyos especializados, puede transformarse en “un punto de referencia” del desarrollo nacional.

 

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