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Desafíos de la salud mental: la soledad relacional Opinión

Desafíos de la salud mental: la soledad relacional

Mauricio Bonilla Sanchez
Por : Mauricio Bonilla Sanchez Plataforma digital Saluta
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Hoy en día la salud mental tiene un lugar distinto en la agenda pública chilena y es innegable que avanzamos con el reconocimiento del problema, ya que se han generado más estrategias para vencer el estigma, y prueba de ello son algunos artistas y personas con alta repercusión mediática que hacen tremendas declaraciones para lograr hacer más visible los problemas existentes en torno a ello.

Si bien el efecto de mayor visibilidad ha generado conciencia, la inversión en este ámbito sigue siendo baja. Según la OMS, el gasto público en salud mental a nivel mundial apenas alcanza el 2% del total del gasto en salud. Pero si vamos al meollo del asunto no solo se trata de aumentar los recursos sino también las formas tradicionales de atención, basadas en instituciones psiquiátricas que pueden ser parte del hilo de estigmatización y que, en general, no responden a las necesidades actuales. Estas se centran en el diagnóstico, la medicación y la reducción de síntomas, ignorando determinantes sociales como la violencia, la pobreza o la falta de vivienda.

Esto conduce a un sobrediagnóstico y a la dependencia excesiva de medicamentos, sin considerar intervenciones psicosociales. Un enfoque integral es clave, considerando el contexto social de la persona y atendiendo a los factores que impactan su salud mental.

La salud mental comunitaria es la respuesta a esta necesidad, ayudando a una transformación radical en la forma de entender y abordar la salud, la cual se basa en la comunidad como principal recurso, brindando apoyo y tratamiento a las personas en su propio entorno.

Este enfoque alternativo evita la exclusión social y fortalece los servicios de salud con programas accesibles y adaptados a cada comunidad. Aquí las redes sociales, que se gestan en el barrio, hasta las familiares, son cruciales; por tanto, reflexionar sobre nuestro actual estilo de vida que premia la individualidad y propicia el aislamiento resulta muy útil.

La comunidad teje un entramado de contención y apoyo, fortaleciendo los lazos sociales que son pilares del bienestar. Aunque la sociedad actual ha experimentado una fragilización de las redes de contención, lo que expertos llaman “soledad relacional”, la desarticulación de las formas de organización colectiva, la labialización de los vínculos generados y gestados en los barrios, la precarización de los vínculos familiares y la restricción de los espacios públicos han contribuido a este fenómeno.

El enfoque integral no solo mejorará la salud mental individual, sino que también creará comunidades más fuertes, resilientes y solidarias; fortalecer las capacidades de líderes y gestores comunitarios es parte fundamental de la estrategia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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