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A propósito de la educación sexual integral: la niñez como un territorio en disputa Opinión

A propósito de la educación sexual integral: la niñez como un territorio en disputa

Jorge Sepúlveda Varela
Por : Jorge Sepúlveda Varela Abogado. Docente Universitario e Investigador. Derecho de Familias y Derecho de la Niñez y de la Adolescencia
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Durante esta semana se ha anunciado un proyecto de ley para prohibir la presencia de “expertos sexuales” (sic) en establecimientos educacionales, como también de todo tipo de enseñanza en el ámbito de la sexualidad dirigida a personas menores de 6 años.
Este hecho se suma a la oposición expresada hace algunos meses por parte del autor de esta propuesta, como también de otros parlamentarios, a la abolición del matrimonio infantil.

Ambas posiciones reflejan una determinada concepción sobre la niñez, que se expresa de manera concreta en la actividad legislativa y que por tanto produce efectos para toda la sociedad. Lo anterior releva la importancia de dedicar algunas líneas al concepto ‘niñez’, y a las características que se atribuyen al grupo de personas que componen esta categoría social.

¿Qué es la niñez?

Desde la llamada ‘sociología de la infancia’, el concepto ‘niñez’ es entendido como una “construcción social elaborada a partir de un criterio biológico (la edad), que provee de un marco interpretativo para contextualizar los primeros años de la vida humana”.
Por otra parte, el concepto ‘niñez’ está teñido de un conjunto de ideas, creencias, valoraciones y opiniones referidas a lo que es propio o impropio para este grupo de personas, como también al rol que les compete en la sociedad.

Por ejemplo, a lo largo de la historia han existido discursos que consideran a niños y niñas como sujetos carentes de madurez, racionalidad o moralidad, o bien como seres asexuados. Tanto en el arte como en la cultura popular, la niñez ha sido representada de un modo romántico, como una etapa de “inocencia” o de “felicidad irrecuperable”.

Asimismo, se suele señalar que el espacio de la niñez es el hogar, y que su única obligación es estudiar y jugar.

En las Ciencias Biológicas y Humanas, el foco ha estado puesto en el desarrollo sano y esperable, y en el Derecho, en la capacidad para actuar en la vida civil o bien en el discernimiento de que son poseedores para ser considerados como responsables ante la ley penal.

Todas estas ideas expresan una determinada concepción sobre la niñez; concepto que es variable tanto desde el punto de vista histórico, como también social y cultural.

La niñez como un territorio en disputa

Si llevamos esta discusión al plano político, las diferentes concepciones sobre la niñez permean los debates que se dan en los distintos ámbitos de ejercicio del poder y de toma de decisiones.

Los Tribunales, el Congreso Nacional, los medios de comunicación, entre otros, constituyen escenarios en donde la niñez se presenta como un territorio en disputa, y en que las distintas visiones sobre la niñez colisionan: Disputas sobre el rol del Estado y de las familias en el ámbito de la educación sexual, sobre la participación de la niñez en el espacio público, o en cuanto al derecho a que su opinión sea tomada en cuenta en las decisiones que adoptan los Tribunales.

Discusiones sobre los límites de la acción de la familia, de la sociedad civil, y del Estado; si el campo de acción de este último se reduce a niños y niñas en situación de abandono y en conflicto con la ley, mientras que en otras situaciones como la discapacidad o la salud mental se trata de asuntos que competen exclusivamente a las familias o bien a la filantropía.

Si niños y niñas son concebidos como meros objetos de protección, cuyas necesidades deben ser satisfechas, siendo suficiente una acción reactiva o subsidiaria del Estado, o bien si son considerados sujetos titulares de derechos humanos, cuyo estatus legal exige un rol proactivo del Estado, en cuanto garante principal de los derechos.

Ejemplos de estas disputas existen de sobra: basta con recordar el llamado ‘bus de la libertad’, o bien el intento de destitución de la actual Defensora de la Niñez por la exhibición de un video que promocionaba la participación infantil.

En las últimas semanas, la elección de Defensor/a de la Niñez para el periodo 2024-2028 se ha visto empañada por la prevalencia de cuoteos de carácter político-partidista, por sobre criterios de idoneidad para el cargo, mostrando que los temas referidos a la niñez no están ausentes de la disputa ideológica.

Este mismo trasfondo estuvo presente en el veto presidencial a la Ley de Garantías, en lo referente a la autonomía progresiva, bajo el argumento de que esta supuestamente colisionaba con el derecho preferente de los progenitores a educar a sus hijos, como también en las recientes discusiones sobre la abolición del matrimonio infantil y, finalmente, la educación sexual integral.

En consecuencia, cuando se arguye una supuesta transversalidad o neutralidad en los temas referidos a niños y niñas, que no existen grandes diferencias en relación con sus derechos, o bien que estos son asuntos de carácter meramente ‘técnico’, no puede perderse de vista que este concepto es, ante todo, un territorio en disputa.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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