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China aprueba la producción de arroz y maíz transgénico

El Gobierno de China aprobó la producción de arroz y maíz transgénico, medida criticada hoy por la organización ecologista Greenpeace, que pidió el cese inmediato de la comercialización de estos productos.


El Ministerio de Agricultura de China publicó en su web que el Comité de Bioseguridad ha dado el visto bueno, por primera vez, a la producción de dos tipos de arroz y una de maíz transgénicos.

Greenpeace critica la falta de información sobre los peligros para la salud y los estudios ambientales llevados a cabo en torno a estos productos e insta al Ministerio de Agricultura a que comunique de inmediato todos los detalles.

«El arroz es el alimento básico más importante para el pueblo chino y nuestros bebés crecen en él. La gente tienen derecho a saber si el que comen tiene algún riesgo para la salud», apuntó Lorena Luo, miembro de Greenpeace en China.

El arroz juega un papel fundamental en China, puesto que es el alimento básico de una parte sustancial de los más de 1.350 millones de habitantes del país más poblado del mundo.

El gigante asiático produce actualmente unas 500 millones de toneladas de arroz, aunque se calcula que, con el incremento de la población del país hasta los 1.600 millones para el año 2020, se debería ampliar la capacidad de producción a 630 millones de toneladas.

La necesidad de más alimento, así como el supuesto recorte en el impacto medioambiental (los transgénicos requieren de un 80 por ciento menos de pesticidas, uno de los contaminantes más extendidos en China) y el mayor beneficio previsto para los agricultores son algunas de las ventajas de esta decisión.

Sin embargo, los transgénicos también tienen su oposición, que denuncia que todavía no se han investigado suficiente este tipo de alimentos ni sus consecuencias a largo plazo en la salud de los humanos.

«¿Quiénes son estos científicos para decidir por 1.350 millones de personas?», agregó Luo, quien además aseguró que «la comercialización de arroz transgénico pone en peligro la seguridad alimentaria de China, porque la mayoría de las patentes están controladas por empresas extranjeras».

En la década de los 90, China permitió inicialmente la venta de productos genéticamente modificados, como algodón, tomates y maíz, aunque el Gobierno chino se retractó en el año 2000, cuando la comunidad internacional empezó a cuestionar estas prácticas.

En mayo de 2005, China ratificó el Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, que obliga a los exportadores a identificar y facilitar información sobre los transgénicos.

Según cálculos de Naciones Unidas, en el año 2007 había en todo el mundo alrededor de 114 millones de hectáreas de cultivos transgénicos, que incluyen productos como patatas, soja, algodón y arroz.

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