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Jornada laboral más corta: la receta sueca para lograr trabajadores más felices y eficientes Sociedad

Jornada laboral más corta: la receta sueca para lograr trabajadores más felices y eficientes

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La experiencia, que en Gotemburgo se lleva a cabo en el marco de un experimento impulsado por un dirigente de izquierda, ha conseguido resultados como una mayor satisfacción de los empleados y una reducción del ausentismo laboral. Para los detractores, esto no tiene importancia y sostienen que «No podemos pagarle a la gente para que no trabaje».


Un experimento impulsado por el líder de la izquierda en el ayuntamiento sueco de Gotenburgo, Daniel Bernmar, redujo de 40 a 30 las horas semanales obligatorias que debían cumplir los trabajadores de distintas empresas y organizaciones que participaron en la iniciativa. ¿El resultado? Empleados motivados que mejoraron su rendimiento y que se mostraron felices por haber mejorado su calidad de vida.

Esta experiencia, detalla un artículo publicado en la web en español de The New York Times, se llevó a cabo en una residencia de adultos mayores. A poco andar, fue replicado en otras empresas e instituciones del país europeo.

En el primer caso, uno de los empleados de la casa de reposo Svartedalens, Arturo Pérez, dijo que el hecho de reducir a seis horas al día su horario, lo que se llevó a cabo sin que ello significara una reducción de su salario, lo mantiene motivado y lleno de energía. «Lo mejor es que todos somos más felices… y un trabajador feliz trabaja mejor», sostuvo.

El cambio también lo han podido apreciar los propios residentes. «El personal se comporta de manera diferente. Ellos son más felices y nosotros también», dijo Ingrid Karlson, de 90 años.

Luego de un año, una auditoría realizada a Svartedalens concluyó a mediados de abril que el programa había reducido de manera importante el ausentismo laboral y que había mejorado tanto la salud como la productivodad de los trabajadores.

“Queremos abrir el debate en Suecia sobre cómo la vida laboral debería basarse en mantener el Estado de bienestar durante los próximos 40 años”, sostuvo Bernmar, quien quiere convertir este tema en una propuesta política.

Otras experiencias

La reducción de la jornada a 30 horas semanales también fue adoptada con resultados satisfactorios por parte de una empresa dedicada a las búsquedas de Internet. Maria Brath, creadora de la firma que opera en Estocolmo con una planta de 20 empleados, dijo que en un comienzo pensaron que la jornada más corta obligaría a contratar más gente, «pero no ha resultado así porque todo el mundo trabaja con mayor eficiencia”. De hecho, con seis horas de trabajo diarias, logró doblar sus ingresos y beneficios anuales. cada año.

El Hospital Universitario Sahlgrenska de Gotemburgo  también se sumó al modelo. Gabrielle Tikman, quien se desempeña como enfermera quirúrgica del recinto, dijo que ahora “trabajamos menos horas y estamos siempre pensando maneras de hacer más con el tiempo”.

También recordó que antes sólo alcanzaba a rendir el 80% de su capacidad, mientras que actualmente «es más fácil descansar y dispongo de tiempo en casa para estar con mis hijos. He recuperado toda mi energía”.

En el centro asistencial la unidad de ortopedia pasó a 89 enfermeras y médicos a la jornada de seis horas. Contrató a 15 empleados más para compensar las horas de trabajo que se perdían y para ampliar las horas de quirófano. El experimento salió caro, unos 123.000 dólares al mes, según su director ejecutivo, Anders Hyltander, pero desde entonces, casi nadie se enferma y tanto enfermeras como médicos son más eficientes.

De hecho, la unidad incrementó en 20% las  cirugías e incrementó el número de tratamientos de cadera que en otras circunstancias probablemente habrían derivado a otros hospitales. Además, las listas de espera se redujeron de meses a semanas y los pacientes han logrado volver a sus trabajos más rápido, por lo que sus bajas médicas han tenido un impacto menor en la economía.

“Durante años se nos ha dicho que la jornada de ocho horas es lo óptimo… Pero creo que deberíamos retarnos a nosotros mismos y decir: ‘Sí, es así ahora, pero si quieres aumentar la productividad, hay que probar ideas nuevas'», dijo Hyltander.

El hospital copió la idea de una planta de vehículos Toyota ubicada en el mismo sector, que hace 13 años decidió bajar la jornada a seis horas diarias para disminuir el estrés de los empleados y las quejas de los clientes sobre el tiempo de espera. Uno de sus empleados, Matthias Larsson, de 33 años, celebra la posibilidad de pasar más tiempo con sus hijos y de poder llevar a cabo tareas domésticas mientras su mujer trabaja.

Suecia ha sido a lo largo de la historia un laboratorio de iniciativas para buscar el balance entre trabajo y vida privada como parte de un ideal colectivo que asume que tratar bien a los trabajadores es bueno, sin más. Muchas instituciones suecas utilizan un sistema de horas de trabajo flexible, con bajas de maternidad y paternidad y políticas para el cuidado de los niños que se encuentran entre las más avanzadas del mundo.

Pero no todos están de acuerdo. Los detractores de la medida consideran que ésta resentiría la competitividad de la economía. “Es el tipo de pensamiento económico que ha metido en problemas a otros países de la Unión Europea”, dijo Maria Rydén, la vicealcaldesa de la ciudad, del Partido Moderado, que está en la oposición y lidera la campaña contra el experimento. Sus argumentos: más costos  para el contribuyente y que el gobierno no debe inmiscuirse en los lugares de trabajo. Y su argumento es tajante: «No podemos pagarle a la gente para que no trabaje».

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