Salud
Una reciente aprobación por parte del Instituto de Salud Pública (ISP) abre una ventana de esperanza para las y los pacientes con enfermedad renal crónica, transformando el panorama de tratamiento para quienes padecen la condición que afecta al 15,4% de la población mayor de 40 años en nuestro país.
El Instituto de Salud Pública (ISP) ha dado luz verde a una nueva indicación de la molécula empagliflozina, generando esperanzas en el tratamiento de pacientes crónicos renales en nuestro país. Esta aprobación surge tras los resultados del ensayo clínico fase III EMPA-Kidney, realizado por Boehringer Ingelheim, el cual evidenció una reducción del riesgo de progresión de la enfermedad renal o muerte cardiovascular en un 28% con empagliflozina en comparación con el placebo.
Las enfermedades renales crónicas afectan a más de 850 millones de personas adultas en todo el mundo, y su incidencia en nuestro país es significativa, afectando al 15,4% de la población mayor de 40 años, esto según la Sociedad Chilena de Nefrología. El avance conseguido por medio de la aprobación del ISP podría representar un cambio crucial para los pacientes que tienen enfermedades renales crónicas, un sector que evidentemente aún carecía de un tratamiento que fuese realmente efectivo.
Las gliflozinas son un tipo de medicamento para tratar la diabetes tipo 2. Este tipo de tratamiento funciona ayudando a disminuir la glucosa que se reabsorbe en los riñones, lo que provoca que más glucosa se elimine por medio de la orina, por eso es que permite reducir los niveles de azúcar en la sangre.
Por otro lado está la empagliflozina, la cual es un miembro específico de las gliflozinas. Es un inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2) y se utiliza para tratar la diabetes tipo 2. Este tipo de gliflozina ayuda a eliminar el exceso de glucosa por medio de la orina al actuar sobre los riñones, lo que permite reducir el azúcar que circula por el torrente sanguíneo.
Este tipo de tratamiento debe ser siempre monitoreado por profesionales por los efectos secundarios que puede conllevar, así mismo con las contraindicaciones que pueden tener consecuencias importantes en el organismo.
Leopoldo Ardiles, Médico especialista en Nefrología de la Universidad Austral de Chile, enfatizó que el uso de gliflozinas ha demostrado reducir las hospitalizaciones y así, poder mejorar la calidad de vida de los pacientes. El profesional señaló que este tipo de drogas son fundamentales para la disminución de complicaciones cardiovasculares, así como también la reducción del impacto en la calidad de vida de los enfermos renales crónicos.
El académico de la Universidad Austral de Chile comenta también que “esta autorización del ISP legitima la indicación de que es un fármaco trascendente, es un fármaco importante para la vida de un enfermo, por lo tanto, esto necesariamente va a derivar en que se empiece a usar en forma masiva. Creo que es justo que se use en forma masiva porque los resultados que hemos traído de esta droga sí son beneficiosos”.
A su vez, Ardiles hizo hincapié en el impacto económico positivo que acarrea el uso de este medicamento, dado que si bien adquirirlo no es del todo económico, el uso de “estas drogas son capaces de reducir las hospitalizaciones, la incidencia de diálisis, las complicaciones cardiovasculares. Por tanto, en la inversión inicial que vamos a hacer, en la droga, se recupera rápidamente”.
Actualmente, el acceso a este tipo de medicamentos no es uniforme para toda la población, esto debido a que no en todos los centros de atención primaria y hospitales se encuentra, pero el profesional de nefrología comenta que “se hace necesaria una señal de la autoridad de salud para poder disponer de esta droga en todo paciente que la necesite”.
La aprobación de esta indicación por parte del ISP ha validado el uso de empagliflozina y la gliflozina como un fármaco trascendental para la vida de los pacientes con ERC en Chile, abriendo así la puerta a su uso más generalizado en el sistema de salud de nuestro país.
Con la aprobación del uso de este tratamiento, se vislumbra un cambio significativo en la atención y tratamiento de la enfermedad renal crónica en Chile.
Esta autorización no solo representa una oportunidad de mejora en la calidad de vida de los pacientes, sino también un avance crucial en la reducción de complicaciones cardiovasculares y hospitalizaciones asociadas a esta condición.
