Un implacable ciclo de noticias sobre altibajos económicos está dando indigestión a quienes comen en los restaurantes de carne de los Estados Unidos.
Los ingresos de esos restaurantes son “más erráticos” en 2012 que el año pasado en tanto el salir a comer se ha convertido en una decisión “emocional”, incluso para los consumidores ricos y los clientes empresariales, dijo Malcolm Knapp, consultor de Nueva York que creó el Índice Knapp-Track de ventas mensuales de restaurantes y número de clientes. “El mercado es muy desparejo” para estos establecimientos.
El cuarto trimestre podría traer más debilidad en momentos en que las noticias sobre la economía predominan en los titulares en la antesala de las elecciones presidenciales de noviembre. “Las oleadas de miedo” por la salud del crecimiento estadounidense hacen sentir sus efectos en los gastos de las empresas, componente clave de las ventas de los restaurantes de carne, y nuevos temores podrían tener “un impacto bastante importante” en este sector industrial, señaló Mike Englund, economista jefe de la firma de pronósticos Action Economics LLC de Boulder, Colorado.
“Es fácil ir a un restaurante elegante si uno va a gastar el dinero de otro, pero si a uno le reducen un 20 por ciento su cuenta de gastos, irá a otro lugar que cueste menos”, explicó Englund, añadiendo que las cuentas de gastos son uno de los primeros costos a que apuntan los dueños de empresas si se vuelven más cautelosos respecto de las perspectivas económicas.
Este año “decididamente ha sido más accidentado”, para los más de cien establecimientos de Landry’s Inc., que retiró de bolsa a Morton’s Restaurant Group Inc. en febrero y también es dueño de los restaurantes de carne Vic Anthony’s y Brenner’s. Aunque las ventas en los locales abiertos desde hace más de un año son positivas, no “se acercan al crecimiento del año pasado”, declaró el máximo responsable ejecutivo, Tilman J. Fertitta, en una entrevista, sin detallar el desempeño de 2011.
‘Verdadero ritmo’
La responsabilidad la tiene un “ciclo de noticias generalizado”, que ha hecho que los posibles comensales se hayan visto influidos por acontecimientos externos como la crisis de la deuda soberana de Europa y los riesgos relacionados con la posibilidad de un abismo fiscal estadounidense, dijo Knapp, que sigue la evolución de la industria desde 1970 y habla con frecuencia con operadores de restaurantes de carne. Como consecuencia de ello, las ventas carecen de un “verdadero ritmo”.
El presidente del Banco Central Europeo prometió hacer “todo lo que haga falta” para salvar el euro de 17 naciones, y EE.UU. se enfrenta a una suba de impuestos y reducciones de gastos en los programas del gobierno que entrarán en vigencia a fin de año si el Congreso no actúa.
Las ventas de los restaurantes de carne estadounidenses, donde la cuenta promedio es de más de US$50 por persona, han sido “muy desparejas” –aumentaron un 4,1 por ciento interanual en agosto, luego de un incremento del 1 por ciento en julio-, dijo Knapp, refiriéndose al Índice Knapp-Track High-End Steak Chain Restaurants, que abarca ventas por valor de US$1.500 millones en esta industria.
Para los restaurateurs, el planeamiento es “mucho más complicado debido a estas fluctuaciones”, según Knapp. Los dueños de estas compañías “no pueden ponerse eufóricos” cuando el índice sube y “no pueden meterse en el baño cuando baja”, explicó. “Es muy difícil saber cuál es la tendencia en este momento”.
