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El costo de la crisis para la Generación Y en USA: empleos marginales, sueldos bajos y adiós al ‘Sueño Americano’


Luego de perder su empleo como abogada de valores en el Midtown Manhattan en octubre de 2009, Christina Tretter-Herriger enganchó un vehículo usado de transporte de caballos a su camioneta Dodge Ram y condujo 2.620 kilómetros (1.628 millas) hasta Texas.

La abogada de 32 años vendió productos para el cuidado de la piel en Houston antes de encontrar trabajo como subasesora general letrada de una firma de negociación de futuros donde un cliente airado acompañó un mensaje de voz con disparos.

“A nadie le dio la impresión de que estaba llamando desde un centro deportivo de tiro”, dice.

Pasados 18 meses y dos empleos más, la hija de un médico retirado y una ex editora de Vogue regresó al estado de Nueva York y recaló en una pequeña oficina legal que le paga alrededor de la cuarta parte de su antiguo sueldo de US$165.000.

Los profesionales de la Generación Y que ingresan a la fuerza de trabajo descubren que las carreras que antes eran la vía de ingreso a sueldos altos y movilidad social ascendente ahora conducen a callejones sin salida. El promedio de los ingresos de las personas de entre 25 y 34 años ha declinado 8 por ciento, el doble de la caída total de la población adulta, desde que comenzó la recesión en diciembre de 2007. Su índice de desempleo permanece entre medio y un punto porcentual por encima de la cifra nacional.

Tres años y medio después de la peor recesión desde la Gran Depresión, la brecha de ingresos y empleo entre la población menor de 35 años y sus padres y abuelos amenaza con dar por tierra con el sueño americano de que a cada generación le va mejor que a la anterior. Los trabajadores más jóvenes del país son los que menos se han beneficiado de una recuperación económica que ha sido la más desigual de la historia reciente.

‘Depresión permanente’

“Esta generación sufrirá una depresión permanente y es probable que tenga ingresos más bajos durante toda su vida, o por lo menos durante los próximos 10 años”, dice Cliff Zukin, profesor de Rutgers e investigador del Centro John J. Heldrich para el Desarrollo de la Fuerza de Trabajo de la universidad. Los profesionales que empiezan a trabajar en un empleo al margen de aquello que estudiaron tienden a permanecer en ese camino alternativo y ganan menos que si se hubieran atenido a su formación, al tiempo que se reducen sus probabilidades de volver a empezar más adelante en el campo de su elección, dice Zukin.

Michael Greenstone, que se desempeñó como economista jefe en el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca en 2009 y 2010, dice que el desplazamiento hacia una sociedad de movilidad descendente podría perdurar. “Los hijos ganan menos que los padres, y pienso que estamos sentando las bases para que eso persista en el futuro”, dice.

Sólo la quinta parte de quienes se graduaron en la universidad desde 2006 estima que tendrá más éxito que sus padres, determinó este año una encuesta de Rutgers. Poco más de la mitad tenía un empleo de tiempo completo, y sólo uno de cada cinco dijo que su empleo lo ponía en camino a labrarse una carrera.

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