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En el país con menos desempleo en Europa el sistema de aprendices es cada menos util


Andreas Spindler recibió una buena formación en el programa de aprendices de Austria, en el cual se graduó hace una década. Las habilidades que adquirió le permitieron tener un empleo estable de sous-chef en los mejores restaurantes de Viena, incluido el Café Central, el preferido de Sigmund Freud.

Por eso, cuando vio a un joven aprendiz arrojar corazones de lechuga a la basura y luego cuestionar las órdenes de hacerse a un lado y aprender cómo se hace una ensalada, Spindler se dio cuenta de que algo andaba mal.

“Antes había un código de honor entre los aprendices y los empleadores”, dijo Spindler, de 31 años, exhalando una nube de humo mientras caminaba por la calle Ringstrasse de la ciudad. “Los aprendices recibían conocimientos de los empleadores. Ahora sólo son mano de obra barata”.

El sistema de aprendices de Austria, que sigue siendo una puerta al empleo para alrededor del 40 por ciento de la población activa de la república alpina, se ha deteriorado. Cada vez menos jóvenes ingresan al programa, que ubica a las personas de 15 años durante tres a cuatro años en empresas en lugar de la escuela para que aprendan oficios como los de carpintero, electricista y panadero. Al mismo tiempo, la población joven en sí está en baja desde 2007, lo que reduce la reserva de posibles aprendices.

Más y más jóvenes que sí eligen aprender un oficio tienen dificultades para alcanzar el nivel necesario. Casi uno de cada cinco que completaron un programa de aprendizaje reprobó el examen de marzo que los habilita en sus respectivos campos, el índice de fracasos más alto de los últimos 42 años. En lugar de capacitar a una nueva generación de trabajadores, las compañías están descartando a los aprendices y optando por personas de más edad con más experiencia.

Sin preparación

“Ya no tenemos empleo para las personas sin preparación”, explicó Johannes Kopf, director gerente del Servicio Público de Empleo de Austria, o AMS, que ayuda a los jóvenes aprendices a encontrar compañías. “Hace veinte años, a un empleado de depósito le bastaba con tener fuerza. Hoy, tiene que saber cómo funciona la tecnología de la información y gestionar las existencias”.

La caída refleja las fisuras que se han producido en el pacto entre los trabajadores, las empresas y las escuelas de Austria. El legado del sistema de aprendizaje es una de las razones de que este país de 8,4 millones de habitantes tenga el índice de desempleo más bajo de la Unión Europea, que este año llega a un promedio de 4,7 por ciento, y una calidad de vida de las más altas del mundo.

La cantidad de aprendices se redujo 35 por ciento desde 1980, cuando había unos 194.000. Las compañías austríacas tenían 125.228 aprendices el año pasado, 34.000 de los cuales estaban iniciando el programa, según la Cámara de Comercio de Austria.

“El programa de aprendizaje hace que una persona crezca y a mí me hizo bien”, dijo Spindler el chef. “Estos chicos aún tienen que aprender lo elemental. Eso es lo que la gente ha olvidado”.

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