Milán Opazo, representante de la Red de secundarias feministas: “Nosotras estamos dispuestas al cambio, solo nos tienen que dar la oportunidad de participar”

Las problemáticas de género, el cambio climático, las violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos son temas que se han posicionado dentro del debate público los últimos 5 años, ¿pero quiénes son los principales voceros de estas demandas? Precisamente son aquellas personas que menos incidencia política y decisiva tienen en nuestro país, pero quienes más se movilizan y se están viendo directamente afectados: los niños, niñas y adolescentes (NNA), más preciso aún, niñas y adolescentes. 

“Levanten las manos las personas que sepan qué es ser sujeto de derecho”. Comienza su charla TED Milán Opazo.  “Ya que todas, todes y todos somos sujetos de derecho, NNA también somos sujetos de derecho”.

Milán Opazo es lo que podríamos considerar una persona introvertida, pero sagaz. Fue parte del comité de género y actualidad en el Centro de Estudiantes del colegio del cual egresó, el colegio Epullay Montessori. Actualmente, es representante de la Red de Secundarias Feministas, organización fundada posterior a las movilizaciones sociales de octubre de 2019 con el fin de impulsar cambios en las mallas curriculares y luchar por una educación feminista, no sexista y disidente.

Su vida siempre ha sido como la de cualquier adolescente; disfruta leer, pasar tiempo con su perrita Canela, juntarse con amigas y amigues… excepto que Milán ha tenido una adolescencia diferente. 

Si bien ha crecido con acceso a una educación de calidad e información, tener las bases no es suficiente para hacer un cambio. Milán es no binarie, tiene 18 años recién cumplidos y su primera votación fue el plebiscito de salida aquel  4 de septiembre.

“Fue mi primera votación, una de las más importantes. Estaba contente, con mucha euforia, y bueno, está de más decir que yo iba por el apruebo… Como secundarias participamos del proceso constituyente, yo me instruí, estudié, de hecho hice un borrador de Constitución para el curso sobre Constitución y Derechos Humanos que impartió la Universidad de Chile” relata Milán. “Recuerdo estar haciendo el almuerzo para el lunes. Estaba tan nerviose que se llegó a quemar la comida (ríe). Fue cuando me di cuenta de que ganó el rechazo. Me llamaron mis amigas: ‘¿Milán, cómo estás?’. Yo no sé qué sentí, la verdad” recuerda. “Fue como un proceso de duelo. De aceptación. Pero no nos quedaremos ahí, aún hay muchísimas cosas por cambiar”.

Milán es une joven muy optimista, una característica poco común dentro de su generación. Mantiene su confianza intacta en el futuro de nuestro país, y eso le mantiene constantemente motivade. No obstante, su historia como activista no comienza aquí.

Desde sexto básico comenzó a interesarse por el feminismo, y en compañía de sus amigas se integró a un colectivo feminista de su colegio, pero no fue hasta las movilizaciones de octubre de 2019 que se marcó un precedente en la vida de Milán.

“Yo iba en primero medio. Es algo que tengo muy marcado, fue cuando comencé a darme cuenta de que las cosas no estaban bien. Empecé a hablar estos temas, alcé mi voz en el colegio, convocamos a asambleas y realizamos manifestaciones”.

Si bien ella no fue la primera niña en saltar el torniquete, Milán dedica su activismo a cada una de ellas. 

“Yo pienso ser activista toda mi vida”. Dice con total seguridad. “Lo tengo integrado en mi vida, es parte de lo que soy, no solo porque es algo que me gusta, sino porque sueño con hacer un cambio y ayudar a gente haciendo esto”.

Por eso la salud mental es un factor fundamental en la vida de un activista, comenta Milán. “Durante el estallido social, por ejemplo, los femicidios me afectaron muchísimo. Por cada noticia que escuchaba o leía, me afectaba mucho, lloraba porque pensaba ‘¿y qué puedo hacer yo?’. Puntualiza. “Es importante tener un círculo de apoyo”.

Para Milán, una de las mayores dificultades a las que debe enfrentarse, no solo como activista, sino que como NNA, es el adultocentrismo. Aquella palabra que suele incomodar —precisamente— a adultos. 

La red de secundarias nace justamente desde esta necesidad de crear espacios no adultocentristas de discusión y formación. “Una de nuestras principales demandas como organización se centra en la educación sexual integral”. Añade. “También la falta de protocolos de abuso, qué hacer frente a denuncias tanto de estudiantes como docentes o funcionarios de los establecimientos. Y no solo los protocolos, también la prevención es necesaria. Debemos capacitar a todo el cuerpo formativo y educativo, los Centros de Estudiantes, etc”.

Con una seguridad y desplante propios de figuras políticas, Milán interviene su charla emplazando a la audiencia con una pregunta aguda: “¿Quién comprende mejor las problemáticas de niñez y adolescencia que los propios NNA?”.

Se siente el silencio en el público. Todos los ojos sobre Milán.

“Por eso creamos secundarias, que de secundarias es solo el nombre, porque somos protagonistas. Somos personas independientes, con grandes pensamientos, ideas e ilusiones. Necesitamos espacios para accionar, y por eso les invito a ustedes a accionar, adultos. Consideren a NNA, hablen con ellos, pregúntenles sus opiniones. Nosotros estamos dispuestos al cambio, solo nos tienen que dar la oportunidad de participar. Y a ese NNA, ¡no te rindas!”,  finaliza.