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Los principales mitos sobre alimentación y cáncer de mama BRAGA

Los principales mitos sobre alimentación y cáncer de mama

Desde diminuir el consumo de harina y azúcar, hasta dejar de integrar la soya en las comidas, son algunas de las principales creencias que existen entre pacientes con cáncer de mama. Sin embargo, la nutricionista de Corporación Yo Mujer, Valentina Silva, dice que todo depende del historial individual de cada mujer.


Un diagnóstico sobre cáncer de mama, trae consigue diversas dudas a las pacientes. Uno de los tantos temas corresponde a la alimentación que debe tener una mujer con la patología. Según indica la nutricionista de Corporación Yo Mujer, Valentina Silva, lo que debe primar es reforzar la ingesta de productos saludables.

‘‘La idea es reforzar aspectos que son pilares de una alimentación saludable. Debemos comer lo más amplio posible, cuidando las porciones habituales para no caer ni en déficit ni en exceso de algún grupo de alimentos y siempre cuidando otro aspecto fundamental que es que nuestros alimentos sean seguros”, dice Silva.

En esa misma línea, la profesional señala que es importante aclarar que la alimentación de toda persona depende del acceso a alimentos, gustos y costumbres, por eso se debe educar a la paciente recién diagnosticada, ya que está muy susceptible a recibir mucha información y finalmente dudar de todo lo que ha hecho hasta el momento. 

“Recordemos que existe un sinfín de información que relaciona ciertos alimentos con el cáncer, de una forma tan directa que está muy alejado de la realidad; no se puede olvidar lo multifactorial que es la enfermedad. La idea es devolver esa confianza a las pacientes, considerando pequeñas metas o cambios y concentrarse principalmente en comer lo más variado posible para asegurarnos de obtener todos los nutrientes necesarios para enfrentar un tratamiento que muchas veces es largo y que se puede dificultar por algunos síntomas que se pueden ir presentando”, comenta la nutricionista.

Dentro de las principales recomendaciones, Silva aconseja ponerse en manos de un profesional, porque si bien hay una base de recomendaciones generales para población mujer adulta, la alimentación no solamente abarca el aspecto nutricional, sino también económico, de costumbres o tradiciones y disponibilidad alimentaria. 

Ante lo anterior, Silva dice que es necesario consultar con una nutricionista que tome en cuenta todos los aspectos y evitar otros canales de información disponibles desde internet, que más bien confunden a las pacientes.

Otra recomendación que entrega la profesional, es considerar la individualidad de cada mujer. ‘‘Hay pacientes que presentan muchas náuseas o fatiga, pero no es en todos los casos. Otras pueden ver afectada la frecuencia de su digestión o quizás muy alterados los sabores y olores de los alimentos. Aquí juega un rol importante informar qué modificación puedo hacer a mi alimentación si presento un síntoma u otro y no restringir previamente sin considerar que pueden ser muy leves las molestias, ya que genera una sensación de miedo por comer”, aconseja Valentina Silva.

De acuerdo a lo que explica la nutricionista, algunos de los principales mitos que se encuentran sobre el cáncer y la alimentación son: 

El azúcar, las harinas blancas y la leche alimentan el cáncer: estos 3 alimentos tienden a generar desconfianza, pero sobre todo culpa cuando las pacientes los comen, aunque sea un poquito. Respecto a esto, son alimentos que pueden tener alternativas con componentes más nutritivos, pero esto no significa que si se consume azúcar, se alimente directamente a la célula cancerígena. 

La soya y sus derivados pueden alterar el tratamiento de cáncer de mama: esta recomendación va enfocada principalmente a evitar todo tipo de suplementos, cápsulas o aceites concentrados, más que alimentos de soya. Puede comer tranquila soya y sus derivados si así lo desea.

Comer todo cocido para evitar contraer alguna enfermedad: es cierto que la cocción es una manera de bajar la carga bacteriana de los alimentos, sin embargo, un buen lavado de nuestras frutas y verduras, ocupando agua clorada también permite eliminar bacterias patógenas.

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