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La historia de una de las jugadoras del primer equipo de rugby de la Universidad de Chile BRAGA

La historia de una de las jugadoras del primer equipo de rugby de la Universidad de Chile

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La estudiante de la carrera de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales, Antonia Mardonez, se enamoró de este deporte durante su formación escolar, en su natal Coelemu. Hoy integra el primer equipo de rugby de mujeres que debutó este 2023 dentro de la Universidad de Chile. Una de sus expectativas es derribar los estereotipos y hacer crecer esta rama deportiva dentro del mundo universitario.


“Hay mucho prejuicio: que te vas a quebrar, que te van a pegar, te vas a lesionar, que es un juego de hombres. Entonces, es difícil entrar al rugby. Obviamente, la familia ve el juego en la tele y tiene el miedo de que te pueden quebrar”, admite Antonia Mardonez (21), una de las integrantes de la primera selección de rugby femenino de la Universidad de Chile, que este 2023 inició sus prácticas.

Sobre la “mala prensa” que precede a un deporte tan tradicionalmente masculino y que recién se abre paso en esta categoría dentro del mundo universitario, la estudiante de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales explica que es necesario romper los estereotipos y entender que es una disciplina totalmente apta para las mujeres.

“Es un deporte muy transversal, donde no importa tanto el físico de las jugadoras. Todo el mundo puede jugar rugby. Yo puedo ser chica, alta, delgada, puedo ser más rellenita, da lo mismo. Es muy inclusivo desde ese punto de vista. Tú me ves, mido 1,60 y peso 62 kilos, no soy alta ni tengo una envergadura tan grande para jugar, pero lo logro, entonces va más allá de un estereotipo de cuerpo”, asegura. 

Pasión rugbista

Antonia es estudiante de cuarto año de Psicología y destaca como una de las jugadoras más experimentadas de esta pionera selección. Su aventura en este deporte comenzó en su ciudad natal, Coelemu, en la Región de Ñuble, y pese a los resquemores de su familia, lo practicó durante toda la enseñanza media hasta que entró a la universidad.

“Me gustaba esa adrenalina, sentía que era algo muy diferente, quizás por el hecho de que era jugado por mujeres. Igual entrenamos con los hombres -era mixto- pero no era tan usual. No me gustaba el fútbol, no me gusta el básquetbol, no encontraba un deporte que realmente me encantara, y con el rugby sí me pasó”, dice. 

Además de integrar el equipo de su colegio, participó en “Lobas”, la selección de Coelemu Rugby Club. La mayoría de los juegos eran torneos de desarrollo, es decir, espacios de entrenamiento y aprendizaje, para tratar de asentar su práctica. Tras el fin de la pandemia volvió a Santiago con la idea de retomar esta rutina, pero sin que hubiera muchas opciones de clubes donde jugar. 

“Por temas de horario o de ubicación no lograba encontrar un lugar que me acomodará. Hasta que llegó este año y vi la convocatoria de esta nueva selección femenina de la U. de Chile. Así que vine un día a entrenar y aquí estoy”, cuenta con una sonrisa.

Primera selección

A la hora de definir las características que le apasionan del rugby señala que es un deporte “que tiene de todo: tienes que tener fuerza, resistencia, velocidad. También una habilidad mental para tener una visión de juego. No es como agarrar el balón e ir para adelante y chocar. Puedes hacer muchas jugadas con los contrincantes, engañarlos. Eso es un juego más estratégico, que lo vas sumando a las habilidades más técnicas y físicas. Y además se juego mucho en equipo, y eso me gusta”, explica. 

Precisamente, formar lazos en el equipo es lo que han estado trabajando durante estos primeros dos meses. Las 13 seleccionadas se encuentran todos los martes y viernes durante dos horas y media, y están comenzando a conocerse dentro y fuera de la cancha. Incluso, ya participaron en un primer encuentro de desarrollo con la selección de la Pontificia Universidad Católica, la única rama universitaria femenina que existía hasta este año.   

“Hemos estado trabajando progresivamente, desde pases hasta tackles. Llevamos como un mes y medio, pero el avance ha sido muy bueno. Ha sido todo muy acogedor, también desde los dos profesores, César Peña, coordinador de la rama, y Hugo Díaz, nuestro entrenador oficial”, dice.  

En un área donde aún está todo por hacer, son bastante los desafíos. Antonia destaca el hito mismo de que exista este equipo como una oportunidad para el crecimiento de este deporte. 

“Siempre me llamó la atención que no hubiera selección, no solo aquí, si no en todas las universidades. En la PUC recién partió el equipo el año pasado. Ahora estamos nosotras, pero creo que no hay más selecciones universitarias. Entonces, qué la U. de Chile tenga rugby femenino es una señal importante para que el resto de las universidades del país lo replique”, afirma.

Sobre sus expectativas, Antonia señala que, a nivel estratégico “la idea es armar un buen grupo, un equipo fuerte, que se conozca. Obviamente, siempre se aspira a ganar, pero además de consolidar el equipo, es estar en constante aprendizaje y también disfrutar”, concluye.

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