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Mi cuerpo mi primer hogar: ¿Quién no ha odiado su cuerpo? BRAGA

Mi cuerpo mi primer hogar: ¿Quién no ha odiado su cuerpo?

Valeria Vargas Huenulao
Por : Valeria Vargas Huenulao Periodista de la Universidad de Santiago de Chile Especialista en género y modelo curvy de luckydiamonds_boutique
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A los 5 años rezaba por tener los ojos azules. A los 15 por ser delgada, cada noche sin que nadie siquiera lo imaginara. Y a los 30 te invito a amar- armar tu cuerpo. El cuerpo es nuestro primer hogar. Nos expresamos en él a la hora de vestirnos y en él recae la resonancia de cómo nos sentimos en el entorno, un cuerpo enfermo es el reflejo de las bajas defensas y aquello del alto nivel de cortisol.


Un cuerpo gordo o delgado es la expresión de nuestro hogar y las emociones que resuenan en este. La moda es la expresión de nuestra identidad al igual que como nosotros usamos ese cuerpo, cuerpo de lucha, cuerpo de apapacho, cuerpo alegre o cuerpo deprimido.

Opinar de los cuerpos está tan naturalizado que lo vemos en las familias cuando les dicen a nuestros sobrinos si están gordos o flacos o en nuestra propia historia sobre aquel o aquella familiar que opina del cuerpo. Si es bajo o alto, lindo o feo, gordo o delgado. Así vamos desde la infancia marcando los cuerpos y nuestras emociones en torno a él.

¿Quién ama su cuerpo todo el tiempo? Con sus curvas, con sus pliegues, con sus vellos. Las mujeres somos las personas que más cuestionamientos vivimos en torno a nuestro cuerpo, por el mismo modelo patriarcal, que sólo potencia un tipo de cuerpo como el permitido: Un cuerpo hegemónico.

A veces escucho a amigas o incluso conocidas que no quieren sus cuerpos, que odian sus curvas, que odian la gordura o la delgadez. Difícil integrar la perspectiva de género en cosas llamadas “superficiales” como fijarse en los cuerpos. Pero no, el cuerpo es nuestro primer hogar y tenemos que cuidarlo, amarlo y aceptarlo.

Cuestionar, cuestionar y cuestionar, ese puede ser el primer paso para aceptar nuestro primer hogar. ¿Por qué debo ser parte de la norma? ¿Por qué debo vestir de cierta manera para ser aceptada? ¿Por qué no puedo tener mi piel no depilada o por qué no puedo amar mi guata? ¿Quiénes imponen aquellos estándares? ¿Y quiénes los sustentan?

Es tan normal odiarnos a nosotras mismas, es lo habitual en este modelo. Quererse es “raro” o incluso podría considerarse pretencioso. Y no, si el mismo modelo patriarcal pone en el centro a los hombres y qué exigencias son las adecuadas para las mujeres: quedarse en el espacio privado y en las tomas decisiones. Son las mujeres quienes somos las que quedamos fuera y son ellos quienes lo definen. 

¿Por qué no vemos diversidad de cuerpos en los medios de comunicación? ¿Por qué hay que ser “esa mujer que el modelo impone” delgada, blanca y divertida? Soy gorda, pensante y extravagante.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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