Publicidad
A 5 años del mayo feminista y la toma de casa central UC: desafíos y avances BRAGA

A 5 años del mayo feminista y la toma de casa central UC: desafíos y avances

“La masificación de las denuncias por violencia de género a lo largo de todo el territorio nacional, y en instituciones de todo tipo, constataron la urgencia de una reflexión colectiva al respecto. Y  las feministas, quienes llevábamos años trabajando en esa línea, pasamos al frente”.


El mayo feminista comenzó como cosecha de una serie de luchas que nos precedieron tanto sectorial como territorialmente y, también, producto de la acumulación de un profundo descontento respecto del nulo reconocimiento institucional y estatal de la violencia de género, que se vivía en las casas de estudio de todo Chile. Los primeros espacios organizados que levantaron la voz sobre la importancia de hacer una lectura en clave feminista fueron las secretarías, vocalías y espacios de género y disidencia sexual, los cuales de manera incipiente disputaban el relato construido en las estructuras de organización estudiantil e institucional.

A punta de mucho esfuerzo por parte de comunidades estudiantiles y ciudadanas, la organización feminista tomó fuerza y amplitud. La masificación de las denuncias por violencia de género a lo largo de todo el territorio nacional, y en instituciones de todo tipo, constataron la urgencia de una reflexión colectiva al respecto. Y  las feministas, quienes llevábamos años trabajando en esa línea, pasamos al frente. Saltamos desde el patio trasero a tomarnos con fuerza la esfera pública y, entre muchas, corrimos el cerco del sentido común, ampliando su resonancia.

Logros y desafíos

Por una parte, los logros institucionales fueron sin duda muy importantes; entre ellos destaca la política que dio origen a protocolos que regulen el acoso sexual, la violencia y la discriminación de género en el ámbito de la educación superior, la generación de oficinas de género e incluso de Departamentos y Vicerrectorías. Por otra parte, cabe destacar que la ola, su matriz de pensamiento, sus horizontes y su espíritu inundaron no sólo el espectro de espacios de formación, sino también espacios laborales, e incluso caló en lo más íntimo de la esfera privada.

La pujanza del movimiento provocó que esta reflexión se expandiera a las familias, grupos de camaradas y colegas.  El feminismo se infiltró en la sobremesa, de la mano de un cuestionamiento cotidiano sobre las estructuras y formas de socialización. A partir de la exposición del acoso y abuso sexual como expresiones de violencia, se visibilizaron otras prácticas que estaban más naturalizadas como el sexismo cimentado en las labores domésticas y de cuidados, la panculturalidad de los estereotipos y roles de género. Se develó aquello que a simple vista era inocuo, tomamos la agenda pública para llegar incluso a concretar programas que fomentan la corresponsabilidad, políticas públicas en torno a los cuidados, y el robustecimiento de un aparataje institucional orientado a proteger a minorías políticas en clave de género de los abusos y la violencia.

La historia nos ha enseñado que el progreso alcanzado por la movilización social nunca puede darse por sentado, es imperativo una vigilia permanente defienda nuestras ganadas. El desarrollo de políticas publicas que promuevan una educación feminista interseccional debe ser cautelado por un movimiento capaz de marcar pauta en la agenda parlamentaria, como lo fue la ola feminista, la coordinación nacional 8M o la transnacional Ni Una Menos. De lo contrario, nos arriesgamos a la ralentización de los avances hacia la equidad de género y la justicia social. Debemos cuidar aquello que ganamos a pulso de quienes promueven una agenda antidemocrática que precariza la vida de mujeres y disidencias sexuales. Urge que volvamos a re-pensar y re-impulsar una agenda propia como feministas con nuestras vecinas, amigas y colegas que impida que tanto los avances en infraestructura institucional como de conciencia colectiva no retrocedan.

Movimiento feminista actual

Gracias a la institucionalización de la organización feminista podemos celebrar que actualmente la mayoría de las instituciones cuenten con protocolos y dispositivos de actuación frente a la violencia de género y discriminación, sin embargo, se ha estancado el auge de cambio de su movilización originaria. Las decisiones pasaron a ser tomadas en en oficinas con poca deliberación multi-estamental. Esto ha imposibilitado que problemáticas que requieren de mayor reflexión social para ser canalizadas como; la cultura de la cancelación, los derechos sexuales y reproductivos, y el punitivismo. Es necesario revisitar diálogos pretéritos, retomar acciones truncadas y disponernos a sanar heridas.

Así, con la profunda convicción de las posibilidades de los feminismos organizados y activos para continuar con las conquistas democráticas y para enfrentar los nuevos desafíos que se presentan, es urgente la articulación territorial y sectorial.  Sostener la esperanza en un futuro más justo, defender las ganadas que ha conquistado el movimiento feminista y seguir abriendo nuevos caminos en los derechos que nos quedan pendientes.

Publicidad

Tendencias